Luego de lo que para mí parecieron minutos el giró su cabeza para mirar a su contrincante a quien le dedicó una mirada que prometía muchas cosas y ninguna muy buena que digamos.
Al empezar la pelea lo único que veía era los golpes que le daba con furia a ese chico y la sangre que le salía de su nariz, se la había roto.
No pude seguir viendo eso, me daba vuelta el estómago así que decidí salir empujando a todas las personas que se ponían al frente y me miraban con mala cara. Al llegar casi a la puerta pude escuchar que la furia como se hacía llamar ese hombre había ganado, cosa que ya me esperaba ya que cuando me giré ya estaba casi inconsciente.Al salir por fin pude respirar un poco de aire fresco e intentar sacar esas imágenes de mi cabeza, que creo que tardaría en olvidar.
A decir verdad aquí afuera estaba todo muy tranquilo ,toda las personas se encontraban dentro ,aunque daba un poco de miedo porque estaba algo oscuro y solo un pequeño farol iluminaba donde yo estaba parada.No sé en qué momento me quede en mi mundo, pero un ruido a mi izquierda me saco de mis pensamientos. Desde las sombras salió él, y camino despacio como un león quien teme que su presa se escape.
Me quedé quieta en mi lugar sin moverme y sintiendo mi corazón desbocado.
- ¿Por qué te fuiste? - me preguntó en el momento que llegó a mi lado en tono cortante.
- ¿Qu...qué? - pregunté tartamudeando ya que no había escuchado.
- ¿Por qué te fuiste? - Me preguntó subiendo un poco su voz.
-Emm porque ya no podía ver a ese chico semi inconsciente en el ring y además quería tomar un poco de aire - lo dije con una voz muy baja.
Él me miró con el ceño fruncido analizando mi repuesta y de la nada me dijo:
- ¿Te doy asco? ¿por eso me miraste así hoy?
- ¡No! - no sabía a qué mirada se refería.
-Pues que bien muñequita, porque desde que te vi me encantaste.
Lo miré como si le hubieran salido 3 brazos y a lo lejos escuché como unos chicos en un jeep lo llamaban y le decían que era hora de ir a festejar. Él los miró y les dijo que enseguida iba, se dio vuelta y de la nada choco sus gruesos labios con los míos y se fue no sin antes decirme:
-Nos vemos luego muñequita, no te preocupes yo te encontraré - y se fue con sus amigos.
Por unos minutos me quedé en shock y luego me arrepentí de no haberle dado una buena cachetada por idiota.
Al entrar de nuevo a la bodega, empecé a buscar a Mady hasta que la encontré, estaba parada hablando con un chico rubio con muchos tatuajes por todo su cuerpo.-Mady - la llamé.
-Lía, por dios te andaba buscando y no te encontraba - dijo con cara inocente, "si claro" pensé.
-Si ya veo, ¿nos podemos ir? Ya estoy algo cansada.
-Si claro, vamos.
Se despidió de "Tom" y salimos en busca del auto.
Luego de un largo viaje en la que ninguna habíamos dicho alguna palabra, por fin nos encontrábamos en la calle donde vivía. Al parecer ambas teníamos mucho que pensar.(...)
Al llegar a casa bajé del auto y le pregunté a Mad si se quería quedar a dormir en casa, así no tenía que conducir sola a estas horas y me dijo que no, que mañana temprano tenía cosas que hacer. Bueno ella se lo perdía, solo espero tener la casa sola hoy.
Entré despacio y mirando a mi alrededor subí por las escaleras hacia mí habitación, al parecer ni mi madre, ni mi hermano estaban en casa, aunque no me importaba mucho. Ya dentro, me saqué la ropa y busqué uno de mis pijamas. Esta vez elegí uno que tenía pequeños conos de helados por todos lados en color menta. Lo sé, muy infantiles, pero son muy lindas, cómodas y me encantan.
Me coloque mis pantuflas favoritas y baje hacia la cocina por un vaso de jugo. Ya no tenía ganas de comer y seguro no había mucho para elegir que digamos.
(...)
Ya en mi cama, me quedé pensado en lo que había dicho ese chico tatuadoy el susto y lo nerviosa que me sentía a su alrededor. Después de dar vueltas yvueltas en la casa sin poderme sacar sus ojos de mi mente, me dormí. Mañana sería otro día más.
*pantuflas de Lía en multimedia.
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Mi Boxeador ©
Teen FictionZed Mcleir: boxeador clandestino, mejor conocido como "La Furia", todos le tienen miedo, nadie se anima a mirarlo a los ojos cuando pasa y menos insultarlo, porque saben que él con solo un chasquido de dedos los podría destruir a todos. Un día llega...