Pov: Zed
La verdad es que hay algo que no todos conocen o bueno sólo aquellos que están en el negocio lo saben; y es que además de las peleas y carreras ilegales, me dedico, mejor dicho, soy uno de los más reconocidos y temidos mafiosos que hay en el país y sus alrededores.
La verdad es que no me había gustado nada lo que me había respondido Lía cuando la tuve entre mis brazos, pero decidí que era mejor callarme y en otro momento hablar, ya que no quería empeorar las cosas y no me rendiría, eso era seguro porque ella es especial y seria mía sólo mía (eso sonó un poco posesivo, pero es que en verdad ella me gusta y es muy diferente a todas las chicas que conocí).
Cuando la estaba llevando a casa, recibí una llamada de mi mano derecha, Ryan, quien me dijo que tras ver las cámaras habían descubierto a uno de mis mejores hombres y más tiempo llevaba conmigo; había estado robándome, eso no me lo podía creer. Nadie que esté en su sano juicio se animaría a morder la mano que le da de comer y menos conociendo lo que hago con las personas que me traicionan. Estaba furioso y no me había dado cuenta de que estaba apretando con demasiada fuerza el volante. Espero que mi muñequita no se haya dado cuenta.
Antes de llegar hasta su casa, Lía le dijo que bajaría en ese mismo lugar, aunque yo sabía que su casa queda a unas cuadras más.
Antes que bajé me despedí no sin antes darle un pequeño beso en la comisura de sus labios; esos labios que me encantan, tan lindos y rosas, que me dan tantas ganas de morder, bueno creo que ya me fui para otro lado.
Después de que bajo y cerró la puerta, bajé la ventanilla y le dije que nos volveríamos a ver pronto, aunque ella me quiso decir algo, pero arranque el auto yendo hacia mi casa ya que tendría que arreglar algunos problemas que tienen nombre y apellido.
Al llegar a casa, bajé del auto, caminé hacia la entrada viendo que estaban la mayoría de los autos y motos de los chicos.
- Dime ¿cómo pasó esto? - dije entrando a la oficina.
- Señor (dijo pegando un pequeño saltito) lo descubrimos a través de las cámaras de seguridad intentando llevarse una gran cantidad de dinero y algunos kilos de drogas, al parecer ha estado robando desde hace mucho tiempo.
- ¡No puede ser! ¿Cómo es que ocurrió esto? y yo no me he enterado- dije ya enojado y medio gritando.
- ¿Quiénes estaban a cargo de cuidar y llevar la cuenta del dinero y la cantidad de drogas? - no podía creer que nadie se haya dado cuenta.
- Lo que estaban a cargo señor eran Shell y Peter (apodos) no los pudimos encontrar, al parecer escucharon a nuestros hombres hablando de un traidor y salieron corriendo como ratas - dijo Ryan.
- Y tengo la leve sospecha de que trabajan junto a Jacob (el que robo) – agrego.
-Encuéntrenlos y tráiganmelos, necesito conversar con ellos; ¿y ahora si donde lo tienen?
- Está en el sótano señor.
- Bien es hora de que yo arreglé cuentas con él. - dije con una sonrisa de lado, nadie me roba y sale bien parado. Además, tengo que averiguar a quien o en donde estuvo distribuyendo mi droga y quienes lo ayudaron.
Agarré mi hermoso estuche con pequeños cuchillos en color dorado los cuáles eran mis favoritos y mi arma para luego salir y dirigirme hacia el sótano el cual es uno de los lugares más seguros e insonorizado de toda la casa, o mejor dicho mansión.
Al bajar veo a Jacob amarrado en una silla y golpeado un poco pero no tanto como hubiera querido y con 5 de mis hombres a los lados mirándose las manos y bajando la cabeza en señal de respeto cuando entro al lugar.
-Señor - dijeron cuándo entre.
-Chicos.
- Pero mira que tenemos acá uno de mis mejores hombres, ohh ¿pero ¿qué ha pasado? - dije con sarcasmo.
-Perdón señor yo - quiso hablar más, pero lo corté.
- Shuu... a ver qué harías si un hombre al que le das toda tu confianza, la traiciona y decide morder la mano que le dio de comer y que lo salvó cuando nadie hubiera dado un solo centavo por él.
-Yo eh.
- Jacob, ¿qué haré contigo? – pregunte sacando mi estuche de cuchillos, sacando uno de los más cortos y pasándola por la palma de mi mano, mirando hacia la nada.
- Perdón por favor señor haré lo que usted pida por favor perdón.
- No crees que es demasiado tarde, estuviste robándome a mí, pero primero me tendrás que responder algunas preguntas - dije con una voz que a cualquiera le daría miedo, es más hasta mis hombres se reían de como temblaba el hombre.
- En primer lugar, me vas a decir a ¿quién estabas vendiendo la droga? o ¿quién te las compraba? porque seguro la vendías más barato, ¿no? Y al ser de tan buena calidad y saber de dónde venía; ¿te habrás llevado una buena cantidad no es así? - dije pasando mi cuchillo por su pecho presionando un poco y escuchando sus quejidos.
-A nadie yo...yo sólo.
- ¡RESPONDE! - grite presionando un poco más.
- Elliot, Elliot Rizzo, el me la compro - no lo podía creer le había estado vendiendo mi droga a un precio mucho más bajo a mi peor enemigo uno de los que siempre está intentando ganar más territorio y acabarme.
-Así que ¡Elliot Rizzo eh! le has estado vendiendo la droga a unos de mis peores enemigos - grite golpeándolo.
-Eres un maldito traidor - grité de nuevo.
-Es todo suyo muchachos. Yo me voy - no seguiría escuchando las estupideces de este hombre.
-Ryan cuando termines ven a mi oficina.
-Sí señor, enseguida estaré ahí.
Subí dirigiéndome a salir hacia el salón y sirviéndome algo fuerte para tomar ya que tenía muchas cosas que pensar y lo primero era averiguar qué estaba haciendo o qué está haciendo en contra de mi Rizzo, no podía dejar que me tome de sorpresa.
Mientras esperaba sentado en uno de mi sofá me quedé pensando en Lía y en qué podría hacer para tenerla cerca mío lo antes posible y que me aceptará. Aunque tendría que omitir esta pequeña información sobre mí.
-Señor ya estoy aquí, ¿qué necesita? - me pregunto Ryan sacándome de mis pensamientos.
- Quiero que mandes hoy a no más tardar, a uno de nuestros mejores hombres y de más confianza a vigilar a Rizzo. Quiero que me mantengas informado de cada paso que da, quiero saber todo.
- Muy bien señor así se hará - dijo Ryan dirigiéndose hacia algún lugar de la casa.
Luego de terminar mi bebida decidí que por la hora debería de cenar e ir a la cama, ya que hoy había sido bastante cansador, y la verdad es que estaba bastante cansado. Mañana sería un día nuevo y seguro un nuevo problema, pero eso lo solucionaría en el gimnasio.
Pov: desconocido.
En otro lado, alguien del pasado había decidido volver de nuevo a la ciudad y recuperar lo que una vez tuvo, pero lo perdió por idiota.
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Mi Boxeador ©
Novela JuvenilZed Mcleir: boxeador clandestino, mejor conocido como "La Furia", todos le tienen miedo, nadie se anima a mirarlo a los ojos cuando pasa y menos insultarlo, porque saben que él con solo un chasquido de dedos los podría destruir a todos. Un día llega...