5.

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Capítulo 5.

Mi teléfono tenía varios mensajes, entre esos, estaban varios de mis amigas inmaduras. Teníamos un grupo de Whatsapp llamado "Escuadrón de Líderes", lo cual me causaba gracia, pues Ashley y yo somos primas y presidentas del consejo estudiantil, y mis otras 3 amigas son líderes de clubes.

Estaba Angelic, que era la líder del club de arte, es castaña de ojos grises, tez clara y muy animada.

Deméter que era la líder del club de "nerds" o por lo menos así lo llamo yo, no mentira, era el club de lectores, casi siempre tenían invitados a su club, pues la mayoría del instituto amaba leer. Pelinegra, ojos cafés y alta. A veces la llamaba "Madre" por la mitología griega, y bromeábamos con eso.

De final tenemos a Ana, que era la líder del club de porristas, pero se cambió al club de boxeo, pues tuvo problemas con las porristas y le cedió el puesto a una rubia asquerosa.

Ange: Necesito un novio, urgente.

Deméter: Exagerada.

Ange: ¿Te has visto?

Deméter: No.

Ashley: Tengo el teléfono de Perséfone, jeje.

Deméter: Busca la conversación con su ex.

Ana: Hey si.

Ashley: Si, y por arte de magia me sé su contraseña.

Ana: Yo me la sé.

Deméter: Really? Pásala, llevo años buscando la contraseña.

Ashley: No me la digan, después reviso todo.

Ana: Es 1209.

Deméter: What? Su cumpleaños?

Ashley: MALVADASSS.

Ange: Hijas de puta, no es esa, ella la cambió.

Deméter: Claro, ella siempre la cambia.

Ana: Pongan el año en el que nació y ya.

Ashley: 2000?

Ana: Si.

No era esa, mi contraseña es la palabra "Life" la cual en números sería 5433, no era difícil, si me conocen lo suficiente como para saber que amo la vida, sabrían de una vez.

Ya eran las 10 de la noche, y estaba leyendo el último capítulo del libro "Rompiendo a tus reglas", amaba ese libro, decidí levantarme a tomar un vaso de agua, tenía la sed más grande del mundo.

Abrí la puerta, caminé a la cocina, tomé el agua, volví a llenar el vaso para llevarlo a mi habitación, en el camino a mi habitación resulta que el desastroso abrió su puerta, haciendo que mi vaso de agua de derramara.

Contuve mi molestia, aunque muy bien sé que estaba maldiciendo en mi interior. Por lo menos el vaso era de plástico, –gracias flojera–.

Él chico que se encontraba en el interior de la habitación, se le veía relajado, estaba metido en su teléfono Samsung J5, sabía identificar los teléfonos, pues vivía en ellos. Aparte Ashley tenía el mismo teléfono, así que era más fácil identificarlo.

Busqué algún defecto físico de mi vecino de cuarto, tenía un lunar en el cuello, unas pequeñísimas pecas en sus mejillas, también tenía unas ojeras gigantes y oscuras. En una de sus cejas tenía un pequeñísimo corte, no sé porque razón, pero me parecía interesante.

Elliot se dignó a moverse y toparse conmigo.

-¿Porqué eres así?- pregunté molesta.

Este chico no está acostumbrado a la compañía de alguien más, por lo que se tiene 3 hermanas, y no vivía con ninguna, pues su mamá apenas el cumplió 18 le dió una casa de regalo de cumpleaños. Vivía solo en New York, por lo que se.

-Nací así, ¿Qué te parece?- dijo algo cortante.

-Ahora eres más odioso.- insulté sutil.

-Pues Gracias, ahora te creció el cabello, calva.- insultó.

Me frustré de una vez, no es por rendirme pero éste chico sabe manejar los insultos en sus manos.

-De nada, juro no caer en tus brazos, son muy chiclosos.- me quejé por la vez que tuve que cortarme el cabello.

Su mamá nunca estaba en casa de Grace y me sorprendía, pues siempre se metía en problemas y era más fácil para el hacerlo mientras sus padres no estaban.

-Tierna.- comentó con una sonrisa pícara.

Su comentario me desconcertó demasiado, fruncí el ceño por lo mismo. ¿A qué venía eso?.

Lanzó una carcajada que los vecinos escucharon por lo fuerte que se escuchó.

Se burlaba de mí.

-¿Viste tu rostro?- lanzó otra carcajada. -Te veías chistosa, niña.- continuó burlándose.

-Te arrepentirás de haber dicho eso, Briand.- lo tomé por su camiseta.

Con una sonrisa juguetona plantada en sus labios, con sus ojos con un brillo inusual, y esa típica postura de chico malo, respondió:

-Creeme que no, no me arrepiento de nada.- enarqué una ceja o intenté.

Éste chico es algo propenso a responder a cualquier estupidez.

-Lo harás, tendrás venganza.- amenacé, solté su camiseta de fútbol para que el plantara una sonrisa chistosa en sus labios.

Él no sabía quien era, y lo que podía hacer para que el obtuviera su venganza.

Lejos de Amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora