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En el parque y encima de Tony me dormí, pero cuando me desperté al día siguiente estaba en mi habitación. El sol se colaba entre las rendijas de la persiana provocando que mis ojos se abrieran molestos por la luz. Estaba desarropada, las sábanas un poco arrugadas y llevaba la misma ropa que el día anterior. Me levanté y olí el olor que desprendía el café recién hecho por las mañanas, me encantaba aquel olor. Me encerré en el baño para que Tony no pudiera pasar sin mi consentimiento. Cogí de mi neceser muchas cremas y maquillaje ya que tenía un aspecto horrible. Me dormí mientras lloraba. Cuando parecía ser una persona normal salí del baño, en ese preciso momento vi a Tony salir de su cuarto.

- Vístete con rapidez, he hecho el desayuno-. Dijo mientras cerraba la puerta de su habitación.

- ¿Tú ya has desayunado?

- Te estoy esperando, aunque como tardes voy a tener que romper la espera.

Sonreí al oir aquel comentario, él era el Tony que conocí y por alguna extraña razón me gustaba de aquella manera.

- Ya mismo salgo-. Dije mientras cerraba la puerta de mi habitación.

Me vestí en un tiempo record de cinco minutos, hasta yo misma me sorprendí cuando me vi delante del espejo comprentamente vestida. Cuando salí lo encontré sentado en la mesa del salón. Había dos platos con unas tostadas, mermelada y dos jarras, una con zumo de naranja y otra de café. Me senté en la mesa donde él me había colocado el plato, enfrente de él.

- ¿Has tenido que romper la espera?- Pregunté divertida.

- Lo iba a hacer pero apareciste-, miró a las jarras y luego a mí-, ¿café o zumo?

- Primero zumo y luego café.

Me miró un poco extrañado, no le culpo ya que la gente normal lo que hace es beber una cosa u otra, pero yo no soy normal, soy normal a mi manera.

- El zumo para acompañar al desayuno y el café para activarme antes de ir a clase-. Aclaré.

- Tiene sentido-. Comentó entre risas.

No sabía la razón pero su risa me hizo sonreir, por primera vez hacía sonreir a alguien y me llenaba de satisfacción. Los dos desayunamos en tranquilidad, callados, sólo se oía cuando masticábamos el crujiente pan de la tostada o cuando untábamos la mermelada en el pan. De vez en cuando notaba una mirada en mí, no podía venir de ningún lugar que no fuera donde él estaba sentado, yo lo miraba.

- ¿Qué miras?- Pregunté un tanto incómoda.

- Me preguntaba si te gustaba el desayuno pero me lo puedo imaginar al ver tu plato vacio-. Respondió un poco divertido y con una sonrisa en su rostro.

Yo sonreí por su comentario y me llevé a la cocina el plato de mi desayuno y mi vaso ya que él no había terminado con su desayuno. Lavé mi vaso y el plato para luego servirme mi deseado vaso de café.

- ¿Qué vas a hacer con el café que sobra?- Pregunté mirando con pena a la jarra de café que había sobrado ya que no se podía volver a calentar, tenía que beberse al instante.

- Lo que siempre hago es llenar una botella pequeña con el café que sobra, ¿quiéres una botella de café?

- No, gracias. Con el vaso es bastante.

Cuando él terminó de llenar la botella llamaron al timbre, deducí que era Clay por las horas que eran, quedaban quince minutos para que empezaran las clases.

- Chicos, esta vez iré con vosotros a la universidad si no os importa-. Dije cuando Clay dejó su bicicleta en el salón.

- Claro, no tienes ni porqué preguntarlo-. Dijo Tony mientras me daba mi mochila. Yo solo me limité a sonreirle.

Los tres bajamos sin mediar ninguna palabra. Cuando me monté en el coche el olor a cuero invadió mis fosas nasales. Ese olor también me gustaba. El camino a la universidad fue muy callado, sólo interrumpía el silencio la música de la radio. Me llamó mucho la atención de que no usara un repodructor de discos y usara un reproductor de cintas.

- ¿Te gusta lo vintage?- Pregunté fascinada.

- Como puedes observar, sí. ¿Y somos dos?-. Preguntó y solo asentí con la cabeza mientras miraba por la ventana. Notaba a Clay un poco molesto desde que dejó la bicicleta en el salón. ¿Se habrá molestado por haberle sonreido a Tony? No tiene nada que ver, le sonreí como se le sonríe a un amigo.

Cuando Tony aparcó el coche los tres nos dirigimos por el pasillo a nuestras clases, pero Tony no iba a mi clase, Clay sí. Me senté a su lado ya que era la única persona que conocía de toda la clase, aunque reconocí a una chico asiático, era uno de los que me molestaron en el supermercado. Él se dio cuenta de que lo estaba mirando ya que me miró y sonrió cuando me vio, yo solo agaché la mirada para que no empezaran a decirme guarradas. También reconocí a un chico rubio con ojos azules que estaba con ellos pero que no me decía nada. Me quería morir al encontrarme con aquellas personas. Clay lo notó y rodeó su brazo izquierdo por mis hombros para intentar tranquilizarme pero yo solo quería salir de allí lo más pronto posible, pero la clase fue eterna, al igual que las dos últimas clases, ninguna me llegó a motivar.

- No te motivan porque estamos empezando-. Dijo Clay estando demasiado cerca de mí.

Giré mi rostro para verle, sus labios estaban a escasos centímetros de los míos, se notaba que quería un beso pero yo no me dejé, me retiré de él ya que no quería que Tony me viera muy cerca de él. Clay me miró extrañado por mi reacción pero yo ni siquiera podía mirarlo a los ojos sin recordar aquel beso.

- Te arrepientes de haberme besado, ¿cierto?

Yo no respondí, no quería responder ya que no me sentía con la fuerza necesaria como para responderle. De repente el chico rubio de los ojos azules se acercó a nosotros.

- Hola Clay-. Saludó. Clay le respondió con una gesto con la cabeza a modo de saludo. El chico que llegó me miró haciendo que me incomodara.

- Ella es Anne-, me presentó Clay-, la chica a la cual molestásteis.

- Venía a disculparme ya que no queríamos molestarte-. Se disculpó.

- No pasa nada-. Fue lo úncio que pude responder.

- Pero que no se vuelva a repetir-. Añadió Tony. Él estaba detrás de aquel chico, acababa de salir de su clase.

El chico lo único que hizo fue asentir e irse con el grupito de los que se creían algo que no eran. Tony se sentó al lado de Clay y me miró indignado.

- No puedo creer que los perdonaras-. Dijo Tony sin poder entenderlo.

- Parecía arrepentido-. Contesté con mi inocencia.

- Por eso siempre envian al bueno del grupo para estas ocasiones. Alex no es capaz de matar ni a una mosca-. Dijo Tony.

Yo me encogí de hombros y lo miré arrepentida. Tony se levantó y me abrazó, fue corto ya que los bancos estaban llenos de personas que salían a descansar. Yo lo miré directamente a los ojos pero sin quererlo me quedé mirando a esos carnosos labios, pero rápidamente desvié la mirada a sus ojos. Él se dio cuenta ya que me miró con una sonrisa, y Clay estaba enfadado al vernos así.

- Quiero seguir manteniendo mi reputación de chico misterioso del Mustang rojo-. Dijo entre risas, lo cual provocó que me mirara de una forma muy diferente del resto de los días. Muy diferente.

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Como habréis notado hay una nueva portada y quería agradecer de todo corazón a @SquadYoung por haberme hecho esta maravillosa portada. ¡Muchas gracias!

El Misterioso Chico Del Mustang RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora