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Mientras caminaba por los pasillos de la Universidad todas las miradas se clavaban en mí, como si todo el mundo me estuviera culpando de que Tony estuviera en aquella fria cama de hospital. Pero yo no tenía la culpa de nada, recuerdo que intenté pararle, no con todas mis fuerzas pero cuando se está bajo los efectos del sueño no intentas nada con todas tus fuerzas. El o la verdadera o verdadero culpable de que estuviera en esa cama era la persona que lo llamó y no iba a parar hasta encontrarle.

Cuando las clases se terminaron me fui directa al hospital para poder verlo, aunque él no pudiera. Sus padres me atendieron con una sonrisa amarga y yo les devolví aquel heroico gesto ya que en aquella situación a nadie le saldría las fuerzas para sonreir.

- Las enfermeras nos dieron todos los objetos personales de Tony-. Me explicó la señora Padilla.

- ¿Incluyendo el móvil?- Pregunté ya que me di cuenta de que su móvil tendría la respuesta que buscaba.

- Claro, lo llevaba encima-. Respondió el señor Padilla obviando su respuesta.

- ¿Me lo pueden dejar? Sería un buen comienzo para saber quién le llamó provocando que se accidentara.

- ¿No lo sabes?- Preguntó la señora Padilla.

- ¿Saber qué?

- Quien le llamó fue un enfermero de Valerie, su hermana pequeña. Cuando nació le detectaron un problema en el corazón un poco delicado, desde entonces está luchando con aquello que le amenaza dirigirse hacia la muerte. Tony le puso su nombre, significa fuerte, por eso se lo puso, porque para él, y también para nosotros, es fuerte por aguantar todo lo que está aguantando-. Me contó la señora Padilla.

- Lo...lo siento, n...no sabía nada. Tony nunca me dijo que tenía una hermana pequeña-. Me arrepentí.

Los padres de Tony se despidieron de mi ya que tenían que ir a ver a Valerie ya que anoche se puso peor, por lo que me han contado cada día está más cerca de la muerte ya que no la llaman para hacerle un implante de corazón y así deje de sufrir. Tony estaba dispuesto en darle su corazón si era necesario pero los doctores no querían ya que era un pensamiento precipitado, pero para él no lo era. Prefería morir a que su hermana muriera.

Le agarré la mano y le conté el día en la Universidad. Él estaba en coma y leí que si le hablabas a una persona que está en coma éste te puede escuchar, por eso lo hacía.

- Tony, despierta del coma, por favor. No dejes que esto te arrebate la vida-. Le suplicaba pero no parecía tener éxito. Lágrimas caían por mis mejillas y esa vez las dejaba caer, en aquellos momentos me daba igual todo, sólo quería que se despertara.

De repente un muchacho entró en la habitación. Nervioso se tocaba el pelo sin saber si irse o quedarse. Me lenvanté y le hablé para saber quién era.

- Hola, ¿eres amigo de Tony?

- Sí, soy Brad. Creo que no te ha contado mucho sobre mí-. Se presentó sin dejar su nerviosismo de lado.

- Para serte sincera, no me ha mencionado nunca tu nombre.

- Me lo temía...-, lo miró con una mirada de culpabilidad-, yo...yo fui quien causó el accidente.

- ¿Qué?

- Iba borracho y un poco drogado, conducía sin tener todo el control ya que no sabía lo que hacía. Al principio me resultaba gracioso ir por la carretera sin cinturón, conduciendo a toda velocidad sin darme cuenta de que ponía en riesgo mi vida y de los demás-. Hizo una pausa y prosiguió con su relato-. Estaba mirando en los asientos traseros para coger una botella de vodka para beber, un destello de luz hizo que volviera mi vista a la carretera, pero era demasiado tarde para reaccionar, ya había chocado con su Mustang. Por suerte, estoy bien. Por desgracia, no puedo decir lo mismo de él.

En esos momentos me estaban dando ganas de darle un puñetazo en toda su cara. ¿Cómo podía tener la cara de venir aquí después de lo que hizo? Y terminar su relato diciendo que por suerte él estaba bien cuando era él quien debería de estar en el lugar de Tony.

- Sabes que irás a la carcel por esto, ¿verdad?

Brad me miró con los ojos abiertos como platos sin creer lo que le estaba comunicando en aquellos momentos.

- No, no puedes hacer eso, si lo haces me echarán de la Universidad.

- Haberlo pensado antes de coger el coche borracho y drogado. Tal vez las otras veces no pasó nada pero esta vez sí, ¿sabes que le puede costar la vida? Brad, ¡está en coma!- Exclamé sin darme cuenta que estaba elevando el tono de voz.

- Lo siento.

- Un lo siento no arreglará el desastre que creaste. Vete ahora mismo de aquí.

Brad se fue de la habitación con la cabeza agachada avergonzado de lo que causó por su mala cabeza. En esos momentos llamé a Clay para que me diera información de ese tal Brad. No iba a dejar que se fuera de rositas mientras Tony estaba luchando contra la muerte.



El Misterioso Chico Del Mustang RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora