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Y como si el tiempo me quisiera ver sufrir, llegó la hora de ir a visitar a Tony. Yo no estaba muy animada, pero Tania y Clay me estaban apoyando mucho, hasta se ofrecieron para acompañarme. Se lo agradecí mucho a los dos.

Cuando estaba frente a la puerta de su habitación me fraqueaban las fuerzas, en mi cabeza se repetía una y otra vez que debería darle media vuelta e irme. Quería salir corriendo, deseaba no estar allí en aquel momento.

- ¿Pasa algo?- Preguntó Clay preocupada ya que no abría la puerta o llamaba con mis nudillos para pedir permiso para entrar.

- Nada, sólo necesita un pequeño empujón-. Respondió Tania a la pregunta. Acto seguido llamó ella a la puerta y un pueden entrar, me congelé, pero Tania abrió la puerta por mí y me empujó hacia adentro.

- Creía que lo del pequeño empuejón era metafórico-. Dijo Clay intentando contener la risa.

- Clay, conmigo no te tomes nada metafóricamente-. Dijo Tania con el mismo deseo de reirse, pero hacía un gran esfuerzo para contenerse.

Una vez que estaba dentro vi a Tony. Estaba recostado en el cabecero de la cama, mirando desinteresadamente a la televisión, pero cuando me vio la apagó.

- No tienes que apagarla si no quieres-. Fue lo único que pude decir.

- Quiero, por eso la he apagado-. Me sonrió como la primera vez que él lo hizo.

Le devolví la sonrisa y me senté en el sillón que había al lado de su cama. Cuando me senté no pude evitar mirar a Tony, seguía sonriéndome. Cuando me pilló desprevenida me cogió de la mano y la apretó muy fuerte.

- Vaya, eres real-. Dijo mientras se reía.

- ¿Lo dices porque en tus recuerdos no existo?- Pregunté sin darme cuenta, me dejé llevar por mis sentimientos.

- Sí, y lo siento por no poder recordarte, me siento muy mal.

- No pasa nada-, suspiré sin creer lo que dije a continuación-, si quieres puedo desaparecer.

- ¿Desaparecer? No lo hagas, me puedo acostumbrar a vivir contigo y Tania.

- Pero no me conoces-. Dije un poco desesperada.

- Pero sé que teníamos algo, los besos y la manera de protegerte...-. Lo corté.

- ¿Cómo sabes eso?

- Clay me lo dijo ya que él asegura que se lo conté-. Pausó sus palabras por un momento para luego comenzar a hablar-. Teníamos algo y quiero averiguar lo que fue.

Unas lágrimas cayeron por mis mejillas y él las borró con sus dedos pulgares. Quería recordarme, quería sentir lo que una vez sintió conmigo, pero, ¿qué pasaría si lo intenta y falla? ¿Qué pasaría si lo intento y fallo? ¿Qué pasaría si fallamos? Muchas preguntas y ninguna respuesta en mano, odiaba ese sentimiento.

Al rato de estar de aquella manera, pasaron Clay y Tania a la habitación. Tony cambió su postura para saludar a Clay y luego sus ojos se posaron en Tania y pude ver algo distinto en sus ojos cuando la vio. Le había llamado la atención, lo podía notar en la forma que él la miraba, la miraba como algo interesante de conocer y en ese momento supe que se avecinaba tormenta en mi vida y que en esa tormenta podría salir herida.

El Misterioso Chico Del Mustang RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora