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De vez en cuando, Tania iba a verme a mi habitación. Llamaba a la puerta y esperaba una respuesta, pero al no obtenerla siempre entraba, se sentaba en la cama y me miraba como si todo se pudiera solucionar, pero sabía que no.

- ¿Vas a estar todo el día tumbada en la cama llorando?- Tania preguntó como una madre regañando a su hija. Yo sólo pude asentir con la cabeza.

- Anne, ha llamado Clay diez veces y no le has contestado a la llamada, ¡a ninguna de ellas!- Exclamó como si estuviera mal. Yo suspiré cansada.

- Clay ha venido a verte, pero en ese momento estabas dormida y él no quería molestarte. Sin duda, Clay es muy guapo y tiene unos ojos azules claros muy bonitos.

- No me estás diciendo algo que no sepa-. Dije en un hilo de voz.

- Anne, por favor, sal de aquí. He comprado una tarrina de helado para las dos y he traido una película de desamor, de las que solíamos ver.

- No tengo ganas, pero gracias.

Tania se puso de pie molesta por mi reacciones y cuando lo menos lo esperé me desarropó probocando que el edredón junto con las sábas terminaran en el suelo.

- ¡¿Qué haced?!- Grité del susto ya que no me lo esperaba

- Anne, vas a levantar tu trasero de la cama y lo vas a arrastrar hacia el baño para darte una ducha. Cuando termines te quiero ver en el salón-, salió de mi habitación para al segundo volver-, ¡es una orden!- Exclamó y se fue. Por esa razón siempre la quise.

Hice lo que Tania me ordenó y me fue hacia el salón. Me esperaba tumbada en el sofá pasando por todos los canales de la televisión.

- Te odio-. Dije asomando mi cabeza por el sofá.

- Lo sé, yo también me odio-. Me sonrió y se levantó haciéndome hueco para que me pudiera sentar.

- ¿Sabes? Este sofá es un sofá cama.

Tania me miró con sus famosas miradas asesinas, sabía que iba a echarme en cara no haberselo dicho antes. Lo colocamos en la posición sofá cama y nos metimos en éste con nuestras tarrinas de helado y una película que no había visto en mi vida.

- ¿No ibamos a ver nuestra peli?- Pregunté un poco confundida.

- Se me olvidó traerla.

Yo la miré con cara de pocos amigos pero ella me regaló una sonrisa, ¿por qué siempre estaba sonriendo? Aunque ella estuviera rota, siempre sonreía.

A mitad de la primera película del Expediente Warren me llamaron, haciendo que yo y Tania nos sobresaltaramos por el susto. Lo cogí con dificultad del bolsillo de mi pantalón de pijama. Cuando vi quién me llamaba no pude evitar mirar a mi amiga con sorpresa. Era Tony.

- ¿Lo cojo?- Pregunté.

- ¿A qué esperas?- Preguntó mi amiga.

Cuando le iba a dar al botón de descolgar, Tania me interrumpió con una graz estupidez que para ella no era nada estúpida.

- Ponlo en altavoz.

Yo puse los ojos en blanco y le di a toda prisa al botón verde de descolgar. Al presionar le di directamente al botón del altavoz para que Tania pudiera oirlo también. Cuando lo hice no pude evitar mirarla, estaba satisfecha.

- ¿Tony?- Rompí el hielo.

- ¿Anne?- Preguntó él.

- ¿Me recuerdas?

- Em...sólo quiero...¿eres mi compañera de piso?

- Sí, eso quiere decir...-. Me interrumpió.

- Menos mal-, suspiró aliviado-, lo he casaco por las conversaciones de WhatsApp-. Escuché su risa, su maldita risa.

- Ah...em...pensaba...-. Me volvió a interrumpir.

- Lo siento por no poder reconocerte, realmente me siento muy mal por no poder hacerlo-. Se disculpó.

- No tienes la culpa, tranquilo-. Fue lo único que pude decir ya que las palabras no me salían muy bien en esos momentos.

- Tenemos una nueva compañera, ¿no?- Preguntó como si ya lo supiera.

- Sí.

- No puedo esperar a conocerla. Podríais venir mañana a verme y así la puedo conocer-. Sugirió animado.

- Sí, sería genial-. Mentí mientras apretaba mis ojos deseando que todo eso fuera una pesadilla o una broma de mal gusto.

- Pues nos vemos. Buenas noches-. Se despidió y colgó sin dejarme la posivilidad de desearles unas buenas noches a él también.

- Puede que la visita cambie tu perspectiva-. Dijo Tania mientras me miraba con su mirada dulce.

Yo asentí con la cabeza intentando pensar que mi amiga tuviera razón y las cosas cambiaran aunque fueran por un instante.

El Misterioso Chico Del Mustang RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora