7

470 51 11
                                    

Me dormí en el sófá del salón mientras veía la televisión, aunque cuando desperté la televisión estaba apagada. Sentí ruidos en la cocina y fui para la cocina para ver lo que estaba ocurriendo. Cuando llegué, vi a Clay intentando hacer el desayuno no con mucho éxito. Me reí de su patosidad.

- No soy muy bueno en la cocina-. Dijo al verme parada en la puerta riéndome.

- Se nota, deja que te ayude-. Dije mientras Tony salía del baño en las mismas condiciones que le conocí.

- No, prometí a Tony que mejoraría en la cocina, esto lo hago yo solo.

- Bueno, pues date prisa, quedan quince minutos para ir a la Universidad-. Dije mientras me encaminaba a mi cuarto.

Cuando me encerré en mi habitación luchaba para quitarme de la cabeza esa imagen de Tony, pero estaba tan bueno. Me di prisa en asearme y vestirme. Cuando salía de mi cuarto alguien llamó a la puerta del piso.

- ¿Esperáis a alguien?- Preguntó Clay sentado en una silla de la mesa del comedor mientras mordía una tostada quemada.

- ¿Te vas a comer eso?- Le pregunté con cara de asco ya que no era saludable. Él afirmó con la cabeza a la pregunta que yo le hice.

Tony se encaminaba a abrir la puerta, y la abrió. Se quedó un poco parado al ver quién llamó a la puerta. Me asomé con disimulo, al igual que Clay, y pude divisar a...¡MI EX!

- Buenos días, ¿está Anne?- Preguntó mi ex.

- Claro-. Respondió y se giró para atrás, no se sorprendió al ver a Clay y a mí asomados.

Yo lo único que pude hacer era correr hacía la puerta y cerrarla en sus narices. No quería hablar con él después de lo que pasó, nunca le perdonaré que me tocara de esa forma tan salvaje.

- ¿Quién era?- Preguntó Tony al ver mi reacción.

- Mi ex.

- Querrá volver contigo-. Supuso Clay.

- No volveré con él.

Los dos me miraron un poco confusos pero yo no sabía la razón de aquella confusión. Si una pareja terminó una relación es porque pasó algo, no porque un día se levantaran y dijesen de terminar con una relación.

- Si una pareja termina es por algo, ¿no?

- ¿No le hechas de menos?- Preguntó Clay y Tony me miró interesado en saber la respuesta de aquella pregunta.

- ¿Cómo se hecha de menos a alguien que te da palizas y luego jura que cambiará pero nunca lo hizo?

Tony me miró entendiéndolo todo. Entendiendo mi reacción al besarlo y la reacción que tuve en ese momento. Él se dirigió a la puerta, la abrió y ahí seguía él, esperando a que yo hablara con él.

- Ella no quiere hablar contigo si has vuelto para eso-. Dijo Tony en un tono desafiante.

- Yo solo vine aquí para decirle que cometí mil errores pero que nunca he podido olvidarla.

- Demasiado tarde, ahora lárgate antes de que llame a la policia y te pongan una orden de alejamiento para que no vuelvas intentar pegar a Anne-. Y cerró la puerta con fuerza mientras sonaba un portazo al mismo tiempo que caminaba hacia el salón.

Aquel día no fui a la Universidad, me quedé en el piso queriendo olvidar todo aquello. Mi móvil no paraba de vibrar cada vez que mi ex me mandaba mensajes suplicando que hablara con él, lo dejé en visto. Cuando vibró una última vez, ya no era un mensaje de mi ex, sino de Tony.

¿Estás bien?-. Ponía en el mensaje.

Sí, no te preocupes sobre lo que pasó, sigue con las clases-. Le respondí ya que quería estar sola.

Sentí como abrían la puerta del piso, sentí pasos caminando con prisa hacia mi habitación. Alguien tocó a la puerta, era Tony.

- Demasiado tarde.

Al oirle sonreí por una extraña razón. Me levanté de la cama y le abrí la puerta de mi habitación.

- Nunca te imaginé haciendo pellas.

- Hasta que lo hice-. Rió levemente.

Con un gesto con la cabeza le indiqué que pasara. Yo me tumbé en la cama en la misma posición que antes estaba y él se sentó en la silla del escritorio.

- ¿Estás bien de verdad? Supongo que es un montón de recuerdos al verlo-, hizo una breve pausa-, y al besarme.

Cuando añadió eso último lo miré. Él parecía entenderlo todo. Tenía ganas de besarlo ya que otro chico me hubiera mandado lejos si hubiera hecho lo que le hice a él. Pero él no, lo entendía y estaba ahí apoyándome.

Me levanté de la cama, le cogí de la mano indicándole que se levantara, lo hizo, se lenvató. Con mi mano derecha acariciaba su mejilla mientras con mi otra mano seguía cogiéndole su mano. Él, con su mano izquierda, me acariciaba mi mejilla con suavidad. No lo pude resistir más y lo besé. Al principió me besó con calma, pero en cuestión de segundos aumentaba la intensidad de sus besos hasta que se convirtió en un beso con necesidad. Él también sentía la necesidad de besarme.

Nos separamos por la falta de aire y juntó nuestras frentes mientras me acariciaba mis mejillas con su dedo pulgar.

- Nunca dejaré que alguien te haga daño, Anne-. Susurró mientras borraba unas cuantas lágrimas que se deslizaban por mis mejillas y me abrazó. Un abrazo de esos que te arreglan el alma.

El Misterioso Chico Del Mustang RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora