Llegué a mi casa totalmente empapada, recibí un grito muy fuerte de parte de mi tía, “¡Qué te pasó!” fue lo único que dijo al verme y luego corrió a buscar ropa limpia y toallas para que no me resfriara. Mi tía era soltera, no tenía hijos ni quería tenerlos, pero era una mujer muy simpática y a pesar de que, a veces se preocupaba al extremo, nunca me regañaba por lo que hacía.
- Espero que para la próxima lleves un paraguas- Dijo cuando me vio seca- Y además, unos pañuelos para no llorar tanto.
- ¿Qué? –Pregunté confundida.
- Lo que escuchaste querida. Sé que no conozco tu vida, pero es bastante notable que algo esté mal en ti… ¿Ves allá? –Preguntó señalando el cielo- Es un hermoso arcoíris ¿Y sabes qué pasó antes de que saliera ese arcoíris? Así es mi niña, llovió. Sé que me entiendes, ahora ve y piénsalo un rato.
Asentí atónita y subí las escaleras corriendo después de agradecerle a mi tía. A veces podía llegar a amarla, no me pedía explicaciones, no necesitaba que le dijera “Estoy mal”, simplemente me daba consejos y me prestaba su hombro cuando yo estaba triste.
Ya en mi cuarto, me acosté en la cama y comencé a asimilar todo lo que había pasado hoy. Entre pensamientos absurdos y remordimientos me quedé dormida.
Desperté gracias al molesto sonido de mi celular, mis ojos aún no querían abrirse, pero debía contestar. Lentamente, abrí mis ojos y vi la hora en el reloj que estaba al frente mío y descubrí que eran las 1:00 am ¿Quién me llama a estas alturas del día? No tenía ganas de levantarme y me quedé ahí, debatiendo entre contestar o no. El celular dejó de sonar un minuto, pero luego el desagradable tono comenzó nuevamente “¡Ya voy!” exclamé levantándome como si alguien me pudiera escuchar.
- ¿Hola? –Contesté confundida- ¿Con quién hablo?
- ¿Qué? –Exclamó una voz desde la otra línea- Por favor _____ no me hables en español.
Reí al darme cuenta de lo que había hecho; tenía tanto sueño que ni siquiera me preocupé en hablar en inglés y tampoco me había dado cuenta de que la persona que me llamaba era Cody.
- Oh, lo siento… Es que aún estoy media dormida ¿No podías llamarme más temprano?
- Lo siento –Rió- Es que olvidé hacerlo antes y recién lo recordé.
- No importa. Ahora ya no tengo sueño, así que te aburrirás escuchando mi historia.
Me pregunto cómo es que no se le acabó el saldo a Cody después de estar una hora completa hablando conmigo por teléfono. Me di cuenta de que ya no se ponía nervioso, e incluso de que era bastante simpático al hablar conmigo. Le conté lo que en realidad había pasado, sin entrar en muchos detalles, y él me comentó que estudiaría en Estados Unidos y que además, antes de que yo me vaya a Londres debíamos reunirnos con Josh, Lisa y Agus como en los viejos tiempos. ¡Cuántos recuerdos!
Me gustaría nunca haber conocido a esos dos tipos que arruinaron mi vida, me gustaría seguir viviendo esos tiempos felices con Harry y mis amigos, me gustaría retroceder el tiempo y cambiar todo lo que hice mal, pero eso es imposible y ahora solo debo arreglar las cosas. “Arreglar las cosas” eso fue lo último que pensé antes de quedarme sumergida en un corto y extraño sueño.
- ¡_____! –Gritó Harry corriendo hacia mí- ¿Qué tienes? ¿Estás bien?
- ¿De qué hablas? Claro que estoy bien Harry.
- Pero, estás sangrando –Susurró Harry indicando mi pierna- Y yo igual.
Y ahí fue cuando me di cuenta de que Harry tenía razón, mi pierna estaba llena de sangre y la camisa de él estaba roja. Me desesperé, no sabía qué hacer, notaba como las lágrimas salían de mis ojos y todo se tornaba borroso. De pronto, aparecí en un lugar extraño, en una playa ¿Cómo había llegado hasta allí?
- Estoy enamorado de ti –Susurró Harry en mi oído- ¿Tú lo estás de mí?
“¡Sí!” Intenté decir, pero las palabras no salían de mi boca, Harry seguía esperando mi respuesta, pero yo no podía decir nada, no podía hablar. Estaba desesperándome, quería decirle lo que sentía, quería abrazarlo y besarlo, pero poco a poco, él se comenzó a alejar… Ya no lograba verlo, solo podía escuchar su voz en mi cabeza diciéndome “Creí que eras diferente”.
- ¡No lo entiendes! –Grité sobresaltada con lágrimas en los ojos- ¡No es lo que piensas!
- ¿Pesadillas _____? –Preguntó mi tía recostada en el marco de la puerta.
Una pesadilla. Solo fue una pesadilla… O más bien, un recuerdo alterado de lo que pasó. Hace mucho que no me despertaba por un mal sueño, todo en mí se estaba arruinando. Toda mi vida se estaba arruinando.
- ¿Quieres contarle a tu tía lo que pasó?
- No es nada –Mentí- ¿Está listo el desayuno?
- Lo está –Respondió desconfiada- Baja a desayunar cuando estés lista.
Asentí y rápidamente salí corriendo al baño para darme una ducha, cepillar mis dientes y ponerme algo decente. Aún no estaba segura de lo que quería hacer hoy, pero no me podía quedar encerrada en mi habitación llorando, de eso estaba segura.
- Ven, come conmigo –Dijo mi tía al verme bajar las escaleras- ¿Qué harás hoy?
- Iré a visitar a alguien –Sonreí.
El desayuno transcurrió entre risas y bromas, mi tía no me habló tratándome de consolar, sino más bien, se mantuvo siempre bromista para que yo no me encuentre triste. Ya había terminado de comer así que me quedé un rato viendo televisión… Pero ahora, llegó la hora de visitar a ese alguien.
Salí de la casa bastante nerviosa, hace mucho que no hablaba con ella y seguramente me odiaba. Yo solo quiero saber algunas cosas sobre lo que pasó con Harry y estoy segura de que ella me puede dar las respuestas, así que, a paso decidido caminé pasando frente a las casas que se interponían entre ella y yo. Toqué el timbre una vez que estuve frente a la puerta y esperé nerviosa a que esta se abriera.
- ¿______? –Exclamó Anne sorprendida.