Me desperté gracias a molestos rayos de sol que se escabullían a través de la cortina del hospital. Ya había amanecido, de eso no tenía duda, pero lo que sí estaba consumiéndome por dentro era el hecho de que Harry estaba en la habitación, con Caitlin a su lado ¿Por qué ambos estaban allí? ¿Acaso Harry es bipolar y yo no tenía idea? Sacudí la cabeza para intentar olvidar todo tipo de pensamientos negativos, y descubrí un sentimiento reciente en mí; hambre. Busqué con la mirada un timbre para llamar a alguna enfermera y por suerte, lo encontré a un lado de mi cama. Lo pulsé y segundos después, alguien tocaba la puerta de la habitación.
- Hola –Exclamó sonriente la chica- Veo que has despertado ¿Cómo te sientes? ¿Tienes hambre?
- Hola –Saludé riendo- Tengo un poco de hambre.
La chica rió y salió de la habitación para luego volver con algo de comida. La devoré en poco tiempo y al terminar, me di cuenta de que Harry había despertado.
- Hola ángel –Sonrió- ¿Cómo estás?
- Descontando el hecho de que ella esté en el mismo lugar que tú y yo, estoy bien ¿Cómo estás tú?
Harry rió haciendo notar esos dos hoyuelos a costados de su rostro y yo no pude evitar ponerme nerviosa ante esta acción ¿Cómo podía ser tan lindo sin siquiera intentarlo? Volteé mi cabeza en dirección a la ventana y observé un auto estacionarse al otro lado.
- Veo que ya llegaron los chicos –Comentó Harry mirando la ventana- No estés celosa ángel, Caitlin me extrañaba.
- No son celos –Reí- Nosotros, solo somos amigos… Simplemente, ella no me agrada.
Noté como Harry rodaba los ojos y lanzaba un suspiro al aire sin ejercer respuesta ¿Por qué era tan orgullosa? Debí haber dicho que sí estaba celosa y punto.
- ¡_______! –Exclamó la voz de Summer entrando a la habitación- ¿Estás bien?
Estuve varias horas conversando con los chicos; reímos, bromeamos, ellos jugaron un rato, cantaron e hicieron un sinfín de cosas para hacer mi estancia en el hospital, más divertida. Alrededor de las tres de la tarde, el doctor me dio de alta y Harry nos llevó a Summer y a mí al departamento. ¿Quién diría que mi primera noche en Londres la pasaría en un hospital? ¿Quién diría que gracias a esto conocería los sentimientos de Harry? ¿Quién diría que cinco chicos, que apenas conozco, se preocuparían tanto por mí?
- Llegamos –Dijo Harry deteniendo el auto- Summer ¿Puedes entrar sola? Quiero hablar con _______.
- Claro –Respondió ella- No tardes, tienes que ayudarme a cocinar.
Salió entre risas del auto y entró corriendo al edificio para no mojarse. Qué curioso resultaba que el día haya comenzado con un esplendoroso sol y ahora, esté lloviendo a cántaros.
- ¿Planeta Tierra? –Gritó Harry en mi oído sacándome de mis pensamientos- Sigues igual de distraída que siempre.
- Cállate –Dije entre risas- ¿De qué quieres hablarme?
- Pues, me parece que no conoces Londres y yo quería tener el honor de darte el tour.
- Está lloviendo Harry.
- ¿Le tienes miedo a la lluvia, ángel? –Preguntó acercándose a mí- ¿Acaso temes que tus alas se mojen? Tranquila, estoy aquí contigo.
Comencé a reír y negué con la cabeza mientras veía a Harry sonreírme coquetamente. Acababa de salir del hospital, pero estar con Harry un rato no me haría daño, además, debía aprovechar el tiempo antes de que las clases comiencen en la universidad.
- ¿Qué dices?
- Vamos –Sonreí decidida- ¿Por dónde empezamos?
- Pues, hay mucho que visitar; el ojo de Londres, el puente, museos, incluso una cabina telefónica resulta interesante en esta ciudad.
- Me parece bien –Reí- ¿Tienes suficiente gasolina?
- ¿Bromeas? Caminaremos. Aquí tengo un paraguas y una cámara fotográfica.
Bajó del auto con los objetos mencionados, me abrió la puerta en un acto de caballerosidad y me tendió su mano para que la tomara; no pude evitar reír ante su actitud tan extraña, pero tampoco iba a desaprovechar la oportunidad de divertirme con Harry como antes. Tomé su mano y al instante, mi compañero abrió su paraguas y juntos, caminamos por las calles de Londres en medio de la lluvia y el frío. Definitivamente, este día, sería extraño.