- ¡Despierta, dormilona! –Gritó Summer entrando a mi habitación- ¡Hoy es el día!
- ¡No quiero! –Susurré adormilada- Aún es temprano.
Abrí con desgano mis ojos y me di cuenta de que Summer estaba frente a mí, amenazando con echarme agua si no me levantaba; reí ante su ocurrencia y salí de la cama para evitar posibles locuras de parte de mi amiga.
Ir a un concierto era de esas cosas que nunca había hecho en mi vida y hoy, eso cambiaría. Por alguna extraña razón, tenía un presentimiento de algo, pero, como siempre, no tenía idea de qué. Aparté todo tipo de ideas extrañas de mi mente y me vestí; el concierto era en la tarde, pero mi amiga había insistido en alistarnos temprano. Tras lanzar un suspiro, terminé de arreglarme y salí de mi habitación. Como era de imaginarse, Summer seguía con la lucha de “¿Qué me pongo?” y aún no estaba en el comedor, así que comencé mi desayuno sin compañía alguna.
- ¿Ya terminaste de desayunar? –Preguntó Summer parada en la puerta del comedor- ¿Por qué no me esperaste?
- Demoraste una hora en vestirte, si te esperaba moriría de hambre.
- Mala –Gruñó- Como compensación, tienes que ayudarme a hacer el cartel que llevaré al concierto de los chicos.
La miré extrañada y ella lo único que hizo fue curvar su labio inferior hacia afuera; no soportaba su cara de perrito, pero no lograba entender porque quería hacer otro cartel si ya tenía listo uno.
- El otro cartel lo regalé –Aclaró- Además, quiero que el nuevo diga “Los amamos, chicos; con nuestro corazón latino”
- ¿En español? –Pregunté al darme cuenta de que había dejado de hablar en inglés.
- Niall me amará –Rió- Entonces ¿Me ayudas?
Asentí entre risas y juntas, nos dirigimos a su habitación, donde casualmente, ya tenía todo listo para hacer el cartel. Fueron horas llenas de risas y bailes locos en las que, Summer y yo, habíamos estado cantando las canciones de los chicos mientras hacíamos el nuevo cartel. Había quedado bastante bien y además, me había terminado de aprender las canciones para el concierto en el acto, así que, no fueron horas desperdiciadas.
- ¡Está hermoso! –Exclamó Summer levantando el enorme cartel- Ahora, almorcemos y vayamos a por el mejor día de mi vida.
Reí ante su expresión y me resigné a seguirla; el almuerzo fue liviano y la emoción de Summer era bastante pesada. En el taxi, no dejaba de moverse y todos mis intentos de tranquilizarla, fueron en vano.
Al cabo de unos minutos, por fin estábamos en el lugar del concierto, miles de fans alrededor… Algunas llorando, otras riendo; cada una tenía algo especial, cada una estaba cumpliendo su sueño al estar allí. Miré una vez más a mi amiga y sonreí al verla en las mismas condiciones, ella había viajado desde muy lejos para este momento, ella en serio los amaba. Fijé mi vista más allá de la entrada hacia el estadio y me di cuenta de que muchas no entrarían, sentí tantas ganas de regalarle mi entrada a una de esas chicas, pero seguramente, Harry me mataría.
Una vibración interrumpió mis pensamientos y revisé mi celular para encontrarme con un mensaje del dueño de mis últimos pensamientos: “Espero que disfrutes del concierto, ángel” Sonreí y respondí deseándole suerte. Había llegado el momento.
El video de apertura causó risas por todos lados y cuando la pantalla que nos lo mostró se oscureció, los gritos en todo el lugar se hicieron presentes; incluyendo los míos. Quizá la emoción de las directioners fuera contagiosa, o quizá yo también estaba emocionada, eso no lo sabía, pero lo que sí sabía, era que me encontraba gritando al ver a los chicos aparecer en el escenario.
El concierto comenzó con Up all night, me alegraba ver cuán divertidos estaban los chicos en el escenario. Harry me miraba de vez en cuando, guiñando el ojo cada vez que leía nuestro cartel.
Mientras avanzaba el concierto, sentía más y más ganas de ir y abrazar a Harry; con cada canción, me miraba de una forma distinta, causando que miles de emociones se alteren y salgan a flote en mí. Cada grito que daba a las fans, cada baile loco y chiste que hacía en el escenario, lograba que yo me diera cuenta de cuánto amaba su trabajo. Seguramente se divertiría mucho en el tour, seguramente conocería a nuevas fans, y quizá…
- Escucha, escucha –Susurró Summer en mi oído- Harry dirá algunas palabras.
Asentí y presté atención a Harry; se veía un poco agotado, pero la sonrisa aún no salía de su rostro. Estaba esperando el silencio en el lugar y este no tardó en aparecer.
- Quiero aprovechar este momento, para comunicar algo. En este lugar, hay chicas muy hermosas, hay fans realmente adorables y… ¡Ustedes saben que las quiero a todas! Pero hay una muy especial, hay una que se robó mi corazón y que lo es todo para mí.
La canción que sigue, será la última de la noche y quiero dedicársela a ella... Ella es una chica que conocí hace varios años. Ella es una chica que cambió mi vida y la hizo más feliz. Ella es mi ángel. Ella es mi vida. Esto es para ti mi ángel…
Harry me miraba fijamente, la música comenzaba a sonar y pude reconocer la melodía de What makes you beautiful comenzando; todo el lugar se oscureció, apareciendo de pronto un resplandor que se dirigía hacia mí y hacia Harry… Su mirada estaba fija en mí, mi mirada estaba fija en él, nuevamente, pude sentir esa sensación de alegría en mi corazón, pude sentir como todo el mundo desaparecía y solo él y yo estábamos allí, juntos. Observé a Harry bajar del escenario y acercarse, hasta estar enfrente de mí cuando su solo había comenzado.
- Baby you light up my World like Nobody else, the way that you flip your hair get me overwhelmed, but when you smile at the ground it ain’t hard to tell… You don’t know, you don’t know you beautiful… That’s what makes you beautiful.
La música dejó de sonar tras el solo de Harry y en el estadio no se escuchaba ni un murmullo. Ambos nos comenzamos a acercar poco a poco, hasta juntar nuestros labios una vez más. La lluvia de emociones volvió a mí, mi corazón latía con mucha fuerza, pero en esta ocasión, era distinto… Sabía que ahora todos conocían nuestra relación, sabía que con esto se cerraba toda duda, sabía que esto significaba que Harry ya había cumplido su promesa y sabía que con esto, la alegría en mí aumentaba sin demarcación.
- Ángel, quiero que sepas que te amo y no temo decirle al mundo esto –Susurró tras separarnos.
- Gracias, Hazza.