- Es hermosa –Comenté admirando la catedral- Realmente es fantástica.
Y no mentía al decir esto; la catedral era enorme, su estructura era tan extraña que era imposible admirarla sin abrir la boca en señal de éxtasis.
- Pues yo conozco algo mucho más hermoso –Respondió Harry mirándome- Parece un ángel e ilumina la vida de cualquier persona con tan solo una sonrisa.
- No creo que eso sea algo que un amigo le diga a otra amiga - Contesté ruborizada.
- Por favor, ángel. Tú sabes que para mí eres más que eso. Tú eres mi mundo. Tú eres mi vida. Tú eres todo para mí.
(...)
- ¡Deja de hacer eso! –Grité riendo- ¡Harry! Deja de sacar fotos dándome besos.
- ¡Harry! Deja de sacar fotos dándome besos –Dijo imitándome- Y tú deja de ser tan testaruda. Ya te dije que eres hermosa más de mil veces. Mira ese rascacielos, apuesto a que él piensa que eres perfecta.
- ¿Te das cuenta de lo que dices? ¡Él no habla y mucho menos piensa!
- No importa, no necesitamos de un rascacielos para saber que tú eres la obra más perfecta creada por Dios.
(...)
-Hey, ángel –Comentó Harry riendo- Cuidado te caes.
Miré abajo y me di cuenta de que si caía, me mojaría completamente. Estábamos en la Ile de Saint Louis; cuando Harry me dijo el nombre, ambos comenzamos a reír recordando a nuestro amigo. Esta, es una isla artificial, creada especialmente en tiempos anteriores para brindarle a la Alta sociedad parisina, un lugar de residencia.
Habíamos estado recorriéndola todo el día; Harry entre risas, bromas y comentarios románticos, lograba que yo me enamore de él cada día más.
- Por lo menos soy valiente y me acercó a la orilla de la isla –Reí- Ven acá cup cake.
- Bien –Dijo acercándome a mí- Solo porque amo estar junto a ti. Con tu presencia me inspiras, me das todo de ti, me haces sentirte e imaginarte mía, con tu presencia me enamoras y me lleno de ti. Con tu presencia logro ser la persona más feliz del mundo y solo contigo, puedo ser así.
(...)
- Esto es fantástico –Comenté acostándome en el prado- El jardín más bello que vi jamás.
- Así es –Dijo Harry acostándose a mi lado- Pero si cierro los ojos, puedo imaginar algo más perfecto.
- ¿Qué cosa? –pregunté curiosa.
- Cierro los ojos para imaginar que estás conmigo en la distancia, que tus manos me acarician suave, que me regalas tu dulzura en un segundo de amor... que me amas.
- Yo te amo –Susurré bajito para que no me escuchara.
(...)
-Con que el arco del triunfo ¿Eh? Me agrada –Comentó Harry.
- A mi igual, es genial.
- ¿Sabes que haría de este lugar un auténtico arco del triunfo? –Preguntó y negué con la cabeza- Que me besaras aquí mismo.
Lancé una risa irónica y continué admirando el lugar; todo esto era hermoso y aunque no lo quiero admitir, me encanta estar compartiéndolo con Harry.
(...)
- Dulce hogar –Exclamó Harry al entrar a nuestra habitación del hotel- Mañana es nuestro última día, ángel.
Hice una mueca al recordarlo. Día a día, habíamos visitado una atracción a la vez, Harry me había llenado de caricias, frases hermosas, risas y comentarios que me hacían amarlo cada vez más. No quería irme porque sabía que Harry comenzaría su tour.
- Mañana… ¡La torre Eiffel! –Gritó emocionado- Tengo algo hermoso para ti y no por nada guardé ese lugar para el final.
- ¿Qué es? –Pregunté entrecerrando los ojos con aire de sospecha- Tengo un presentimiento Styles.
- ¿Bueno o malo? –Rió- Como sea… ¿Recuerdas el favor que los chicos nos hicieron? Pues, ellos ese día fueron a una entrevista sin mí y una de las preguntas fue quién estaba soltero aún.
- Y… ¿Qué pasó?
- Ellos dijeron que yo estaba en una relación con cierta chica latina.
Mi corazón sintió una gran alegría al escuchar esto. Eso quería decir, que ya no era tan malo aceptar ser la novia de Harry. Eso quería decir que quizá, todo pueda mejorar ahora. Pero…
- ¿Qué? –Exclamé sorprendida- ¿Y qué pasa con Caitlin?
- La prensa nunca supo a ciencia cierta lo que pasaba entre ella y yo. Y ellos lo negaron completamente en la entrevista diciendo que ella solo era una directioner que quería pasar tiempo conmigo.
-¿Y por qué me dices todo esto?
- Porque te preparo para mañana –Susurró acercándose a mí- Ya lo verás.
Me dio un beso en la frente, me deseó “Dulces sueños” y me dejo con miles de dudas en mi cabeza. Tenía un buen presentimiento, sabía que algo pasaría mañana, pero ¿Qué? Deje de lado todo tipo de especulaciones que me ilusionen más de la cuenta y me acosté. Mañana será un gran día.
