Desperté al escuchar la voz de Harry diciéndome “Despierta, ángel” y pude notar que me había dormido en el avión. Di un vistazo a mi alrededor y me di cuenta de que todas las personas ya estaban retirándose.
- Oye Harry –Dije entrando al taxi que nos llevaría al hotel- ¿Sabes hablar francés?
- Bien sûr, ange.
Lo miré incrédula y luego observé cómo le daba indicaciones al chofer para que nos llevara al hotel. Debía admitir que escuchar a Harry hablando francés era absolutamente perfecto. ¿Quién diría que mi acompañante estaría tan bien preparado para nuestro viaje?
Al llegar al hotel me di cuenta de que Harry debía estar gastando mucho dinero; era bastante grande y contaba con una vista espectacular. Y al entrar a nuestra habitación confirmé esto. Contábamos con dos enormes camas, un baño más grande que la sala del departamento, un televisor que parecía pantalla del cine y la mejor vista de la ciudad.
- Cup cake, creo que no debiste…
- Ángel –Me interrumpió- No te preocupes por el dinero, en serio… Eso es lo menos importante ahora.
Suspiré frustrada y me acosté en la cama con evidente agotamiento. El viaje no había sido muy largo, pero levantarme temprano había sido un gran suplicio para mí.
- ¿A dónde quieres ir primero?
- Creo que quiero almorzar, moriré de hambre si no como algo ahora.
Rió y después de pedir un mapa en recepción, me dirigió a un restaurante. En el camino me iba contando lo que tenía planeado hacer; visitaríamos la tan famosa catedral de Notre Dame, iríamos al arco del triunfo, al rascacielos, a un lugar con un nombre muy extraño, al jardín de las Tullerias y por último, a la Torre Eiffel; todo esto en una semana. Hoy estábamos un poco cansados, pero eso no evitaría que aprovecháramos el día; Harry decidió que hoy comenzáramos por el crucero por el Senna, para conocer París desde un acogedor barco.
- Bueno _____ -Comentó Harry dentro del restaurante- ¿Qué pedirás?
- A decir verdad, no tengo la menor idea de lo que dice aquí –Reí- Pide por mí.
- Bien, pero luego no te quejes.
Al llegar la comida, no tardamos mucho en devorar completamente nuestros platos. No habíamos desayunado y esto demostraba cuan hambrientos habíamos estado.
- Merci –Dijo Harry a la mesera después de pagar la comida.
- Si no me equivoco eso es gracias ¿Cierto?
- Así es. Deberías aprender un poco de francés ya que estamos aquí.
- Apenas puedo hablar inglés y español –Comenté entre risas- Y tú has insultado mi inglés varias veces.
- Tu inglés ha mejorado notablemente ¿Sabe Niall qué eres latina? Él moriría por algunas clases de español.
- Pues podría intentarlo, Niall es agradable, no me molestaría pasar algo de tiempo con él.
Pude notar como la sonrisa de Harry se desvanecía. Reí al notar que Harry se había puesto celoso. Este chico no tenía remedio ¿Acaso no entendía que yo lo amaba a él y a nadie más?
- Yo igual quiero esas clases –Gruñó- Debo vigilar de cerca a ese irlandés.
Volví al reír al ver que a Harry no le molestaba demostrar que estaba celoso y juntos seguimos caminando hacia nuestro destino.
El crucero fue algo maravilloso, al igual que el lugar que recorrimos. París era una ciudad de ensueño y lo mejor era que la estaba conociendo con Harry. Durante el recorrido, él se mostraba más romántico de lo normal, frases típicas de un hombre que quiere conquistar una chica no bastaron para que Harry se quedara callado. Estaba muriendo lentamente por mi deseo de abrazarlo, besarlo y no soltarlo jamás, pero lamentablemente, eso no podía suceder. Él estaba con Caitlin y yo no podía dejar de pensar en eso por más que lo intentara.
- Hemos llegado –Indicó Harry dentro de nuestra habitación- ¿Cansada, ángel?
- Para nada, ver todos los lugares de París solo me llenó de ánimos para recorrerla con más gusto.
- Pues me alegro, porque esta será una semana que no olvidarás.
Poco a poco, se acercó a mí, puso sus manos alrededor de mi cintura y disminuyó el espacio entre nosotros. Mi corazón latía rápidamente, sentirlo tan cerca de mí hacía que me sintiera en otro mundo. Estar cerca de Harry me producía una sensación de tranquilidad, de seguridad y de felicidad.
-Es tarde, ángel –Susurró cerca de mí- Dulces sueños.
Besó mi frente y se acostó en su cama, dejándome a mí allí; parada y en medio de una gran confusión. Él estaba respetando nuestro acuerdo de solo amigos, mientras yo moría por decirle que me había arrepentido. Esto era frustrante.