Capítulo 12

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POV Patry

Cuando por fin logré salir del área de las tuberías, estuve un rato buscando a Tommy con la mirada, pero como no le encontré pensé que se había ido al callejón y me había dejado sola.

Ya iba de camino a la calle cuando vi a un chico de espaldas, sentado con unas bolsas en las piernas y dibujando algo en la tierra, me tomó unos segundos reconocer que se trataba de Tommy, se le veía cansado pero con una semblante de alegría, lo que le caracterizaba.

En el tiempo que llevaba viéndole no me había dado cuenta de lo delgado que estaba, probablemente era debido a que vivía en las calles y no conseguía dinero ni para comer.

Traía puesto lo mismo que ayer, solo que con unos zapatos azules, sí, sonaba raro, pero ese era su estilo, los que llevaba ayer eran color naranja.

Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo sacudí la cabeza y emprendí mi camino hacia él, sería muy raro que me encontrara con la mirada perdida en su apariencia.

Al acercarme pude ver que estaba dibujando una tumba, en ese momento me surgió una duda.

—Tommy, ¿tú eres el que entierras a esas personas? —pregunté, a lo que se mantuvo calmado y sólo asintió.

Hubo un silencio incómodo entre nosotros, ya que esperaba que me contara más sobre eso, al notar que no tenía intención de hacerlo iba a cambiar de tema, pero comenzó a hablar.

—Cuando mi madre nos abandonó a mi padre y a mí..., ese callejón fue nuestro hogar, crecí viendo como mi padre enterraba a esas personas, me lo encontraba tan extraño, tan aterrador, nadie nunca nos visitaba, ni siquiera se acordaban de nuestra mísera existencia, y en ese entonces no entendía el por qué, pero él nunca me lo explicaba, un día... —tragó saliva.

—...Me tocó a mí enterrar a mi padre, porque sino, ¿quién lo haría?, siempre deseé poder organizarle un funeral, con miles de personas que le llevaran flores, camuflajeados con sus mejores trajes negros y de finas telas, enterrarlo en una caja decente, pero se quedó siendo eso, un deseo. —respiró hondo—. Desde entonces mi hogar ha sido ese y mi trabajo también, todas las personas que ves en la calle, pidiendo dinero, comida o medicinas, son como mi familia, y ese es su refugio durante algunos días.

Continuó dibujando, pero pude ver como una mísera lágrima se deslizaba por su pómulo derecho y caía sobre la tumba que estaba marcada en la tierra, inconscientemente le abracé.

—Lamento que me hayas tenido que contar eso, yo..., sólo tenía la duda del porqué tenías que hacerlo tú, no era para ponerte triste ni nada de eso.

Aún mantenía la cabeza agachada, por lo que puse mis manos sobre sus pómulos y secándole las lágrimas le obligué a mirarme.

—Tommy, ¿por qué me rescataste?. —formulé, él volvió a sonreír.

—Vamos, tengo que enseñarte algo que creo te pertenece.

Me ayudó a levantar del suelo, para luego hacer lo mismo y tomar las bolsas, rápidamente emprendimos nuestro camino al callejón, con mucho cuidado de que nadie me reconociera.

El Callejón de Corazones © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora