Capítulo 40

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POV Patry

Mientras íbamos en el auto, camino al callejón, no pronuncié ni una sola palabra, me mantuve escuchando a Tommy darle infinitas indicaciones a Ryan sobre dónde doblar o cuándo disminuir la velocidad.

Estaba inmersa en mis pensamientos y sentía que los segundos pasaban como minutos y los minutos como horas, todavía me dolía la cabeza de tanto llorar, y las piernas de tanto correr.

Sólo estuve unas horas fuera del callejón y ya lo extrañaba, el olor tan peculiar que emanaba de éste, del que mis fosas nasales ya se habían acostumbrado y lo sentían como algo natural, me hacía mucha falta.

—Ya hasta me puse toda poética. —susurré para mí misma.

Tommy al parecer me escuchó y se giró para poder verme.

—¡Patry!, creí que se te había quedado la lengua en la parte de afuera del auto. —bromeó.

—Tan gracioso me saliste. —le miré divertida y luego seria.

—¿Qué tienes?, es que has estado muy callada en todo el viaje.

No tuve oportunidad de responderle ya que habíamos llegado, por lo que salí disparada del auto, genial, Ryan me acababa de ahorrar una pelea con Tommy.

—Esto no se queda así señorita. —gritó Tommy saliendo del auto de forma dramática.

 —Sigue creyendo eso. —le grité y me giré para adentrarme al callejón.

Cuando estuve ya dentro pude notar que nada había cambiado, tan sólo habían cientos de canicas esparcidas por todo el suelo, mientras trataba de procesar de dónde habrían salido escuché como Ryan y Tommy se paraban detrás mío.

—Así que... ustedes viven aquí...

—No, sólo te trajimos para amarrarte y luego abusar sexualmente de ti por un mes. —dijo sarcásticamente Tommy.

—Lo mismo que dijo. —le seguí el juego, Ryan dio un par de pasos hacia atras y nos miró con los ojos entrecerrados.

—¿Eso quiere decir que debo comenzar a correr ahora o espero a que recojamos las canicas?

—Mejor recojamos las canicas, nos cae bien la ayuda. —Tommy le respondió de forma natural y desinteresada, nos echamos a reír para luego comenzar a recojer las canicas.

Tardamos más o menos una hora tratando en vano de recojer las canicas, Ryan se cayó apróximadamente tres veces y yo, como diez, si antes me dolía el cuerpo, esto ya ni sabía cómo llamarlo.

—A este paso ustedes ya deben tener un nuevo trasero hecho de canicas. —se burló Tommy ayudandome a levantar, él no se había caído ni una vez, por lo que, comencé a sospechar que sus zapatos estaban hechos de algún material extraterrestre, o él era uno.

—Jaja, tan gracioso le saliste. —Ryan repitió lo que le dije a Tommy en el auto, le hice seña para que chocáramos los puños pero señaló el piso y bajé la mano.

—¿Entonces se unieron en contra mía? —preguntó Tommy fingiendo estar ofendido.

Ambos ignoramos la pregunta y seguímos con lo nuestro. 

Cuando terminamos de recojer todas las canicas Ryan se excusó y dijo que saldría para llamar a alguien, aproveché para irme a la bodega y buscar algo qué ponerme, ya había sudado esta ropa y no olía muy bien.

Encontré una falda bastante pequeña para mi gusto y la dejé a un lado, luego vi un pantalón de un color fosforescente y una camisa de hombre color verde militar, los dejé en la banqueta de Tommy y procedí a quitarme lo que tenía puesto, comencé a bailar y a cantar una melodía que llevaba en la cabeza desde hace rato.

We could've had it all... Rolling in the deep... You had my heart inside of your hand...  

And you played it to the beat...

Paré de cantar al escuchar como Tommy cantaba mientras se apoyaba del marco de la puerta.

—¿Por qué te detuviste?, cantas hermoso y hacemos un buen dúo. —me miró de forma pervertida.

—¿Tal vez porque estoy desnuda y acabas de invadir mi privacidad?

—¡Oh vamos!, tu cuerpo es hermoso, igual que tu voz, igual que tú. —se adentró a la bodega sin dejar de mirarme ni por un segundo. 

—Pero no debiste entrar así... —las palabras fueron desapareciendo y quedamos frente a frente, yo sin un pedazo de tela y Tommy con tanta ropa encima, con ese calor...

—¿No tienes calor?, estos días están muy calientes. —le dije, tratando de sonar lo menos insinuante hacia él.

—¿Es una forma sutil de pedirme que me desnude?

Y ahí estaba él, nuevamente dejandome indefensa y sin excusas.

—Yo... este... no... —balbuceé.

—No tenías que pedirlo, ya tenía pensado hacerlo. —dicho esto se giró y fue a cerrar la puerta.

—¿Qué pasa con Ryan? —pregunté, nerviosa.

—No creo que vuelva en un rato, dijo que saldría. —Se acercó mucho más a mí.

Lo siguiente que vi fue a Tommy quitarse la camisa, los zapatos, el pantalón...

—Este... —traté de hablar.

—Shh.







El Callejón de Corazones © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora