Capítulo 35

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POV PatryMaratón "La Llamada" 1/2

Me desperté gracias a un fuerte ruido, esperaba encontrarme con Tommy a mi lado, pero al contrario, lo que pude ver desde lo lejos, fue a un grupos de ancianos reunidos, estaban discutiendo sobre algo, me causó gracia porque parecían las típicas doñas chismoseando sobre la hija de los vecinos.

Cuando me acostumbré a la luz, decidí levantarme e ir a ver por qué tanto alboroto, mientras me dirigía a donde estaban, busqué con la mirada a Tommy, pero no habían rastros de él por ningún lado.

Al acercarme pude ver que un señor estaba contando algo, pero a causa del ruido no pude entender el qué, a paso lento me moví al lado de una anciana con ropa de invierno, estando en verano.

—¿De qué tanto hablan? —le pregunté, frotándome los ojos para poder verla bien, esa siesta había desactivado todos mis sentidos aparentemente.

—Ese chico... Tommy, ¿es tu novio? —ignoró mi pregunta.

—No lo sé, creo que sí —respondí con un ápice de duda—. Pero no entiendo qué tiene él que ver en la pregunta que hice.

—Pues es justo sobre él.

—¿Qué le pasó?, ¿está bien?—me alerté.

—Lo tienen encerrado. —soltó, quitándole importancia, se notaba lo mucho que le importaba, nótese el sarcasmo.

—¿Encerrado? —pregunté.

 Mi cerebro trataba de comprender esas dos palabras juntas, Tommy, encerrado, igual a...

—En la cárcel. —completó.

En ese momento todos mis sentidos volvieron a activarse y lo primero que hice fue, correr.

No sabía hacia donde iba, mis piernas simplemente se movían y yo no podía hacer nada. Cuando estuve un poco lejos del callejón recordé algo, no sabía en qué cárcel estaba.

Tuve que volver para preguntarle a la señora en dónde lo tenían, estaba hablando con otros ancianos, pero cuando me vio se detuvo.

—¿Volviste tan rápido?—preguntó, notablemente confundida.

—Ni siquiera me dijo en dónde lo tenían encerrado.

—Oh, sí, está en la cárcel Alzhamall. —dicho esto le agradecí y me fui rápidamente.

Esa cárcel estaba cerca del supermercado, todavía no podía entender el por qué lo llevarían arrestado, mi chico no había hecho nada malo.

Corrí lo más rápido que pude, y en cinco minutos estuve en la gran entrada de Alzhamall con los nervios a flor de piel, ni siquiera me importó que me vieran, en lo único que podía pensar era en sacar a Tommy de allí lo más rápido posible.

Entré al lugar e inmediatamente me recibieron amistosamente varios guardias de seguridad, pero yo no tenía tiempo para charlas.

—No tengo ningún arma, ni siquiera podría comprar una, así que se pueden mover o los moveré yo. —dije, de forma decidida, los guardias lo pensaron por unos segundos y al ver mi cara angelical me dejaron pasar.

En una esquina divisé a una recepcionista con una cara nada alegre, mas bien, parecía que quería morir, con un poco de miedo me acerqué a ella.

Cuando notó mi presencia su semblante no cambió para nada, sino que me miró mal.

—Eh, hola, quiero pedir una cita para hablar con... Tommy. 

Estaba muy nerviosa, nunca antes había ido a una cárcel, pero mi padre siempre me contaba sus anécdotas sobre cómo se hacían las cosas en lugares como esos.

—Ah, ¿el chico de las tuberías? —sacó unos papeles del escritorio que tenía al lado.

—Supongo que sí. —respondí. 

Entonces por eso estaba aquí... las tuberías..., pero, si a él le atraparon, ¿por qué a mí no?

Tal vez porque tú andabas escondiéndote como una criminal todo el día, contesté mentalmente.

—Espera tu turno. —dicho esto volvió su mirada a una pantalla y me ignoró por completo.

Esperé algunos quince minutos en la sala de espera hasta que un policía muy agraciado físicamente me llamó para que le siguiera, cuando paró de caminar entró en una habitación totalmente asegurada y habló con alguien, para luego dejarme pasar.

En la habitación sólo había una mesa y dos sillas, una de cada lado, frente a frente, Tommy estaba de espalda a la puerta por lo que no pudo notar mi presencia, su cabeza reposaba sobre la mesa y sus brazos estaban esposados, por detrás traté de abrazarle, pero alguien a través de una bocina me interrumpió.

—No tocar, por favor.

—Ya ya, claro. —Tommy al escuchar mi voz levantó la cabeza enérgicamente.

—Patry... —su voz sonaba triste y adolorida.

—Tommy, ¿qué te hicieron? —le pregunté, tratando de contener las lágrimas.

—Mientras dormías salí a pedir en el parque, un señor me dio una bolsa de dinero, por lo que, aproveché para ir a la tienda y comprar algo de comer, me tardé más por una chica que estuvo acosándome todo el rato. —se rió un poco.

—...Cuando ya iba saliendo la cajera le dijo algo a un guardia de seguridad, lo siguiente que pasó fue esto. —levantó las manos, mostrandome las esposas.

—¿Y sabes por qué te tienen aquí?

—Fue por el día en que estuvimos en las tuberías, ese día sintieron algo pero no supieron qué había sido, y la cajera parece que me vio mientras salía.

—Pero... ¿por qué no me vieron a mí?, demonios. —le di a la mesa con los puños.

—Estoy feliz de que no fuera a ti, yo no hubiera podido hacer nada para ayudarte.

—¿A qué te refieres?

—Como no tienen pruebas de que fui yo, me dieron la opción de pagar una multa y me dejarían libre.

—¿Una multa?, ¿de qué cantidad? —me pasé la mano por el pelo, estaba vuelto un desastre.

—Ochocientas monedas. —me quedé helada, esa cantidad no la conseguiría ni con tres meses de trabajo.

El Callejón de Corazones © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora