Capítulo 46

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POV Patry

—¿Eh...? —preguntó, con expresión confundida.

—Tú... ¿intentaste suicidarte, Ryan? —le repetí, resaltando su nombre al notar como intentaba evitar el contacto visual.

—No... yo estaba...—trató de buscar una excusa—. No. —dijo finalmente.

—No tienes que mentir. —le dije, un poco enojada.

—Había salido del callejón porque recibí una llamada de Mónica...—comenzó a recordar—. Tomé mi auto y me dirigí a la calle principal de NorthLand, antes de llegar Mónica me había dicho que a nuestra madre le había dado un infarto mientras estaba trabajando en su oficina. —se le cristalizaron los ojos y me tensé al escuchar lo que le había pasado.

—...Me bajé del auto porque necesitaba pensar, ¿sabes?, yo siempre había querido a Rachel, aunque ella no sintiera lo mismo por mí..., recuerdo las veces que me llevaba a jugar al parque, cuando me atoraba en el tobogán no había forma de ella se levantara de la banca para ayudarme, siempre lo hacía alguna persona que cruzaba por allí, aún así siempre corría hacia ella y le propinaba un beso en la mejilla, le decía cuánto la quería... —las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, mientras que yo ni me inmuté.

—Ella está bien, como dice el dicho, hierba mala nunca muere. —contesté, tratando de sonar lo menos fría posible.

—Yo... cuando bajé del auto me quedé inmóvil, tenía miedo a lo que le pudiera pasar, a perderla, aunque ya lo había hecho hacía unos años, ella ni siquiera se acordaba de mi existencia. Hubo un momento en el que sentí como alguien se me acercaba, pero no pude reconocer quién exactamente. —me moví de la puerta y fue a sentarme en una silla que estaba al lado de la camilla, Ryan no se perdió ninguno de mis movimientos—. Cuando me vine a dar cuenta ya tenía una especie de esponja sobre mi nariz que me impedía respirar, todo pasó tan rápido.

—¿Así que tú no te hiciste eso? —señalé sus heridas, ya con bendas sobre ellas para protegerlas de cualquier tipo de contaminación.

—No sería capaz de dañarme, por más dolor que pudiera sentir.  —respondió con tono nostálgico y con la mirada perdida en una esquina de la habitación.

Me mantuve en silencio y le tomé de la mano para demostrarle que estaba ahí para él, cosa que agradeció con una pequeña pero muy significativa sonrisa.

Ryan levantó un poco la espalda y con la mirada inspeccionó la habitación, como si estuviera buscando algo.

—¿Podrías pasarme mi celular?, la última vez que lo utilicé estaba hablando con Mónica y de seguro está bastante preocupada, además quiero saber si tiene noticias sobre Rachel. —dijo, haciendo una mueca de dolor cuando trató de levantar el brazo derecho.

—Claro. —respondí.

Con la mirada busqué el celular, al divisarlo en una esquina me levanté y fui a buscarlo, se lo entregué a Ryan y me volví a sentar.

—Déjame ayudarte. —le dije al ver como trataba en vano de acomodar el celular cerca de su oído.

Cuando logré acomodarlo marqué el número de Mónica, todavía lo recordaba, ese número a través del cuál le conté tantas cosas, y ella me las contó a mí, un sentimiento de nostalgia llegó a mí pero lo ignoré.

—Los dejaré hablar solos, iré a buscar algo para comer. —le anuncié, acercándome a la puerta.

—Técnicamente no estamos solos. —dicho esto señaló con la mirada a Tommy quien aún dormía en una esquina.

—Por él no te preocupes, podría pasar un camión por su lado y no despertaría. —me eché a reír y salí de la habitación.

En el pasillo del hospital la realidad me golpeó bastante fuerte, Rachel había sufrido un infarto y yo actuaba como si no me importara, cuando en realidad sí lo hacía, después de todo seguía siendo mi madre. Aunque no tenía pensado ir a verla, al menos podría preguntarle a Ryan sobre su estado.

—Pero miren a quién me encontré. —dijo alguien a mi lado, me giré para encontrarme con uno de los ex-novios de Mónica, el que más mal me caía, ignoré su comentario y seguí viendo las opciones de comida que habían en la vitrina de la cafetería.

—Veo que no has cambiado tu actitud de mierda hacia mí, porque tengas un lindo cuerpo no significa que tengas derecho a hacerte la superior. —habló con suficiencia.

—Sólo respóndeme algo, Redisson. —comencé a hablar, sonriendo falsamente—. ¿A caso tú dejaste de rogarle a Mónica que volviera a salir contigo?

—Ese no es tu problema. —respondió frío, causando que sonriera aún más.

—Ni tampoco el tuyo. —ataqué, dicho esto tomé un plato de comida y me fui directo a la habitación, sin darle oportunidad a defenderse.

Cuando abrí la puerta de la habitación me encontré con un Ryan esta vez en el suelo y en posición fetal, el cable del suero se le había quitado y de ahí brotaba mucha sangre, inmediatamente me giré y fui en busca de una enfermera, desesperada porque no me quería hacer caso le propiné una cachetada, atrayendo la atención del seguridad.

—Déjala. —le avisó la enfermera al seguridad, me miró con rencor y se fue en dirección a la habitación a paso rápido.

Con ayuda de Tommy, quien se había despertado a causa de mis quejas hacia la enfermera, subimos a Ryan en la camilla, le limpiaron la sangre y volvieron a conectarle el cable con el suero. 

Mientras hablaba con Tommy acerca de las cosas extrañas que estaban pasando en esos últimos días sentí como alguien me tocó la mano, cuando volví la mirada para encontrarme con el responsable, Ryan me miraba con tristeza y lágrimas salían de sus ojos, trataba de formular alguna palabra, pero no podía, hasta que pudo calmarse un poco.

—Pa... Patry... —balbuceó.

—¿Sí? —pregunté, confundida por su actitud.

—Mamá... mamá está muerta.  

El Callejón de Corazones © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora