Capítulo 36

36 8 2
                                    

POV Patry.  Maratón "La Llamada" 2/2

—¿Cómo podría conseguir tanto dinero? —le pregunté a Tommy, mientras movía repetidamente los dedos sobre la mesa.

—Yo... no tengo idea. —se sinceró y volvió a apoyar su cabeza sobre la mesa.

—¿Y si salgo a robar?

—¡Patry! —me miró horrorizado. 

No pude mantenerme seria y comencé a reír, me alegró ver como reía luego de encontrarle la gracia a lo que dije.

—Estaba jugando, ¿crees que eres el único que puede hacer bromas? —le miré desafiante.

—Tal vez no, pero las mías sí salen bien. —sonrió con suficiencia.

—Oh querido, me has declarado la guerra.

—Estoy esperando a que ataques, no tengo todo el día. —trató de echarse aire en las uñas pero no lo logró por las esposas.

—Déjame pensar, no puedo creer que esperaras una respuesta rápida por parte mía, Patry Heisel.

De repente escuchamos como la puerta se abrió, dejando ver al mismo policía que me había traído, debí de suponer cuál era el propósito de su aparición, pero no quería aceptarlo.

—Señorita, temo que se ha acabado el tiempo de visita. —dijo con aspecto sereno y desinteresado.

—¿No me puedo quedar otro rato?

—Si pudiera yo no estaría aquí perdiendo mi tiempo pidiéndole amablemente que salga.

—¿Por qué todos los que trabajan aquí están tan amargados? —gruñí mientras me levantaba, el policía miraba cautelosamente la escena, haciéndome sentir incómoda.

—Ya verás que te sacaré de aquí, Tommy. —le dije, con unas ganas de besarlo inmensas, pero no se estaba permitido ni el roce de manos.

—Patry. —me llamó.

—¿Sí? —volví a entrar a la habitación.

—Te quiero, y por si no puedo salir de aquí, espero que puedas cuidar bien del callejón y cuidar de ti. 

Me conmovieron cada una de sus palabras, y sin pensarlo lo abracé, el policía se mantuvo inmóvil esperando a que nos separáramos.

—Yo también te quiero, mi pequeño Drama King. —dicho esto me dirigí a la salida.

Mientras iba en el pasillo acompañada del policía, la tensión entre nosotros se sentía en el aire, y con cada paso que daba deseaba más volver a donde estaba Tommy y no sentirme tan sola, aunque tuviera que trabajar todo el día buscaría la forma de conseguir ese dinero.

Volví a la sala de espera y al ver un teléfono colgado en una esquina, me giré en dirección a donde estaba la recepcionista.

—¿Puedo usar ese teléfono? —le pregunté, tenía la mirada perdida en una línea de asientos y se exaltó al oír mi voz.

—Como sea. —respondió de mala gana, no esperé ninguna explicación acerca del uso del teléfono que de seguro no me iba a dar, y fui directamente a él.

Trataba de marcar el número, pero se me olvidaban los últimos tres dígitos, luego recordé la cantidad de cuadros que tenía mi madre en toda la casa, 6 cuadros, desde el 98.

Esperaba impacientemente a que la persona detrás de la línea contestara el teléfono, un tono, dos tonos, tres tonos, cuatr...

—¿Hola?

Me mantuve en silencio, no sabía qué decir, no había escuchado su voz desde hacía mucho y no quería ponerme emocional.

—Hola...

¿Quién es?, ¿hay alguien ahí?

Soy... soy yo, Patry.

Hubo un silencio desesperante del otro lado de la línea, esperaba una reacción, un sonido, pero no hubo nada.

¡Patry, demonios!, ¿en serio eres —gritó esperanzado.

—Sí, soy yo, no alces tanto la voz, nadie puede saber que soy yo, te necesito sólo a ti...

¿Pero por qué?, ¿estás bien?, ¿necesitas que vaya a buscarte?, ¿con quién has estado?,¡respóndeme!

Me sentí horrible al escucharlo tan preocupado, nunca pensé que le pudiera llegar a importar lo que me pasara, al parecer tuve que irme para enterarme de que sí le importaba.

—Yo, estoy bien, bueno, no tan bien. —me trabe—. Necesito tu ayuda, lo único que te pido es eso, por favor. —mi voz se fue apagando notablemente.

¿Ayuda con qué?

Necesito dinero, mucho dinero, Ryan, estoy en la cárcel Alzhamall aquí en NorthLand, ¿podrías venir?, te lo pagaré cuando consiga un trabajo después.

¡¿Estás arrestada?! —se alteró. 

—No no no, es mi... mi novio. —hablé, un tanto nerviosa.

¿Así que nos dejaste para irte con tu novio, y esperas que te ayude a sacarlo de cárcel? Buena suerte—colgó.

Tenía razón, le di la espalda y ahora simplemente le llamo esperando que venga a ayudarme así sin más.

Me levanté de allí sintiendo como la vista se me nublaba por las lágrimas, me senté en una silla y estuve esperando algo que no iba a llegar.

El Callejón de Corazones © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora