Capítulo 33

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POV Tommy

Esperé a que Patry estuviera completamente dormida para levantarme, fui a la bodega y busqué unos zapatos morados, cuando los encontré vi que la pintura se estaba decolorando, después los arreglaría.

—¿Tengo papel suficiente? —pregunté en voz alta, hablando conmigo mismo. 

Me toqué los bolsillos y asentí. Hice un intento en vano por arreglarme el pelo, pero como siempre, quedó peor.

Antes de encaminarme a la salida me acerqué a donde estaba Patry dormida y le di un beso en la frente, inconscientemente sonrió, acto que causó una felicidad inmensa en mí.

Me dirigí a la salida y emprendí mi camino hacia el parque, el día estaba nublado pero en la ciudad habían muchas personas caminando y corriendo para no llegar tarde a sus trabajos. Me di cuenta porque la mayoría de ellas chocaban conmigo, aparentemente era invisible por el simple hecho de tener 17 y no estar usando un uniforme de Instituto como los demás, no lo digo yo, lo dicen todos con los que me topo. ¿En serio somos tan malos en NorthLand?

Me senté en una banca en medio del parque, por donde las personas solían pasar más seguido tratando de acortar el camino, saqué el papel que tenía doblado en el bolsillo y mi marcador favorito -o el único que tenía-, comencé a dibujar un retrato del parque, los árboles a punto de secarse, los juegos todos oxidados, y las banquetas sucias y desoladas, pero en el medio había un chico con un dibujo en una mano, y pidiendo monedas con la otra. Cuando lo terminé, finalmente le escribí:

Ese chico soy yo, ¿me das unas monedas?

Cuando estuve satisfecho con lo que había creado en algunos diez minutos, lo sostuve con mi brazo derecho y lo mantuve elevado para que las personas lo pudieran ver, algunos ignoraban el dibujo, otros lo veían y seguían de largo, luego estaban los que se tomaban su tiempo y me daban un par de monedas.

Iba a descansar el brazo cuando un hombre se me acercó y me entregó una bolsa llena de dinero.

—Aquí tienes, Tommy. —dijo.

Estaba sorprendido por la cantidad de dinero que había, y confundido porque sabía mi nombre.

—Muchísimas gracias señor, pero, ¿cómo sabe mi nombre y por qué me dio tanto dinero? —sonreí un poco.

—Está escrito en el dibujo. —respondió, refiriéndose a mi nombre, cuando volví a observar el dibujo el nombre no estaba ahí, pero cuando levanté la vista, tampoco habían rastros del señor.

Volví a ver la bolsa de dinero y no creía que fuera real, cuando la abrí para examinarla, me encontré con un papel, rápidamente lo tomé y leí lo que decía: "Espero que les sirvan las cosas"

En ese momento caí en la cuenta de que este hombre nos había mandado la caja, o alguien le había mandado a llevarnosla, cuanto antes debía decirle a Patry, pero primero pasaría por la tienda a comprar comida, ya que el dinero era suficiente.



El Callejón de Corazones © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora