Prefacio

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A mis padres, a Jair, Samara y Ruth

A Hacki que estuvo sentado a mi lado hasta el último capítulo.

A Meli, por confiar en mi hasta el final.


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Sangre. Una gota de sangre le resbaló por el dedo índice, se lo llevó a la boca y luego intentó detener la hemorragia. Cuando lo hubo logrado revisó la herida, era diminuta y casi invisible.

Tonta. Esa era la palabra, se había cortado el dedo con una hoja del libro que leía, sin embargo, daba gracias que eso hubiera sucedido ya que esto había provocado que levantara la cabeza y cruzara la mirada con el chico que se encontraba sentado frente a ella.

Dos mesas. Era la distancia entre los dos. Después de todo se sorprendió, nunca había visto chicos como él ahí en la biblioteca, mucho menos leyendo esa clase de libros.

Recordó. El día en que ella había comenzado a leer ese mismo título, entonces no era ni la mitad de la persona en la que se había convertido y se preguntó si estaba haciendo lo correcto, no sentía satisfacción, al contrario, se sentía culpable.

Un retortijón. Le revolvió el estómago y dejó el libro en la mesa echando a correr en otra dirección.

Buscando un lugar en el cual desahogarse.

Buscando disfrutar la vida.

Buscando una salida.


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Un manual para disfrutar de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora