Un manual para disfrutar de la vida

La chica con novio

Universidad. El sol calentaba muy levemente los terrenos de la universidad mientras cuatro muchachas intentaban mantenerse muy juntas pues el frío no cedía ni un poco. Los grandes abrigos les cubrían los cuerpos a todas menos a una, Catleen había perdido la mayoría de sus chamarras y abrigos en la crisis que enfrentaban, así que solamente usaba dos suéteres delgados que le congelaban la piel.

Los cuatro pares de botas iban por el complejo deportivo intentando llegar temprano a sus clases, pero gracias al viento helado no podían caminar más rápido, Camila iba al lado de Catleen y la sintió temblar; la castaña le sonrió para evitar que se preocupara pero ya lo había hecho.

—Caty, te presto mi chamarra, yo tengo mi sudadera—

—No Cami para nada, estoy bien, no hace tanto frío— Dijo mientras los dientes le castañeaban, Saraí le meneó la cabeza y la abrazó por los hombros cubriéndola un poco. Pasaron frente a la biblioteca y tomaron rumbo hacia sus salones, pero antes de separarse se encontraron con un trío de chicos entre los cuales estaba Julián, los otros dos también eran amigos de Ángel.

—¿Te volvió a hablar luego de su conversación en tu cuarto?— Le preguntó Serel acomodándose la mascada color mostaza que usaba.

—Sí, pero igual que antes, no era para menos, creo que está bien que tengamos límites, aunque debo admitir que en ese momento su consejo me sirvió bastante— Admitió Catleen y fijó su vista en el chico quien junto a sus amigos caminó en su dirección, al ver esto la chica bajó la mirada y sintió cómo Saraí se estremeció por controlar una carcajada, se había puesto roja, lo supo porque el calor en sus mejillas hacía que sintiera los ojos pequeños. Al levantar la vista observó que Julián se quedaba por detrás de los otros dos mientras uno de ellos se acercaba claramente a ellas. Aquel chico era el mejor de su generación, solo delante de Ángel y Julián, ella no sabía su nombre pero se asombró cuando se le acercó específicamente a ella.

—Miren lo que me vine a encontrar en esta mañana tan fría, la chica sin compromisos... quizá ella quiera quitarme el frío un rato, quizá una noche y solo una noche— El muchacho se mordió un labio, la jaló de la cintura y luego intentó tocarle el trasero, pero ella a tiempo lo esquivó y obteniendo fuerzas de algún lugar recóndito de su cuerpo, le soltó una bofetada que lo dejó mareado.

—Olvídalo, no me acuesto con los de tu tipo, me dan alergia y asco— Apenas terminó de decir eso y vio a Julián acercarse muy furioso, tomó a su compañero del brazo, lo giró y le propinó un puñetazo en la nariz. Serel, Saraí, Camila y la misma Catleen abrieron las bocas y soltaron exclamaciones de sorpresa.

—Jamás te vuelvas a referir así sobre ella, no vuelvas a hablar así de Catleen— Le advirtió Julián al chico que yacía en el piso sujetándose la nariz.

—¿Ahora te pondrás de su lado? ¿Acaso no has escuchado todo lo que dicen de ella?—

—Y tú estás olvidando que se trata de la hermana de Ángel, además, si ella no quiere nada con los hombres es por tipos como los de tu clase... lárgate, lárgate y no vuelvas a hablarme y mucho menos se te ocurra acercarte a ella porque la seguiré defendiendo así deba golpear a toda la universidad— El muchacho estaba lleno de sangre, aún así se levantó y se llevó a su otro amigo. Catleen sentía que no podía cerrar la boca y aún estaba en shock cuando Julián la miró y se sonrojó. —Yo... debo ir a... clases...—

—No, espera— Dijo Catleen y todas sus amigas la miraron sorprendidas. —Gracias, no deberías haberlo hecho—

—No, sí debió, ese idiota se merecía eso y un ojo morado y el labio partido, te juro que el próximo que haga algo parecido lo golpearé y no me importa si es hombre, se merece eso y el mismo infierno— Dijo Saraí mientras Catleen y Julián se miraban y sonreían por el comentario de la pelinegra.