La chica fuerte

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Películas. Un montón de películas esperaban a ser vistas por Catleen y sus amigas en casa de la chica. Era el viernes libre de trabajo de la castaña así que sus planes había sido comprar cuatro películas y un montón de frituras; estaban acostadas en los sillones de la sala de Catleen pero luego de un rato terminaron tumbadas en el piso, Serel boca abajo recargada en sus codos, Camila se recargaba en la espalda de Serel mientras Crawley se acomodaba en su abdomen. Recargada en un sillón estaba Saraí y Catleen tenía la cabeza en las piernas de su mejor amiga mientras Sidney se acurrucaba a su lado y Dublín cerca de Saraí.

Las carcajadas de las cuatro muchachas se escuchaban por toda la casa y el calor se acumulaba en la habitación mientras fuera hacía un frío sorprendente pues diciembre había llegado y Navidad estaba cerca, por tanto, ellas ya estaban libres de tareas y escuela.

Estaban en plena carcajada cuando alguien apareció ahí; Axel llevaba puesta una gorra de Ángel y los pantalones le caían hasta el trasero, además tenía un gesto de fastidio en su cara; las cuatro chicas lo miraron y él rodó los ojos.

—Sobra decir que voy a salir— Dijo el niño —No preguntes a dónde voy— Catleen meneó la cabeza pero no dijo nada. Luego de un portazo, Camila la miró y preguntó.

—¿Qué le pasa a Axel? En unas semanas se ha vuelto todo un rebelde—

—Mañana cumple once años y cree que ya es la persona más adulta, además creo que le afecta un poco la situación—

—¡Vaya! Once años... lo conocí cuando tenía seis, era un pequeño muy astuto, ahora ha perdido eso— Exclamó Saraí y Caty hizo una mueca, que fue interrumpida por un grito de Serel.

—Déjenme escuchar...—

—¡No! La matará...— Gritó Camila. Las cuatro se concentraron en la pantalla y al escucharse un disparo proveniente de la televisión hicieron una mueca. —Bueno, al menos el galán se quedará con la chica voluptuosa—

—¿De qué hablas? Él debía quedarse con la chica sencilla...— Se quejó Saraí.

—Hey Sara... todo siempre son estereotipos... las chicas guapas no siempre son huecas y las sencillas no siempre son inteligentes, los chicos guapos a veces valen la pena y hay algunos que no valen la pena y no son atractivos... las películas siempre son una tapadera para hacernos soñar con cosas que quizá no son posibles—

—¡Punto para Serel!— Gritó Catleen y Cami sonrió complacida.

—Fue una buena historia, lástima que solo te puedas morir junto al amor de tu vida en películas— Dijo Serel.

—Las chicas ni siquiera somos tan perfectas... debemos pasar tantas cosas para aspirar a ser como las de los libros y películas y nunca lo logramos... ¿Para qué malgastar el tiempo? Es mejor mil veces ser como somos y punto— Dijo Catleen —Y dejar que los chicos sean como son, ellos tampoco son príncipes azules, y ahora que lo pienso prefiero un aventurero que un príncipe—

—Parece que lo has encontrado querida— Le dijo Camila y la chica meneó la cabeza.

—No... Julián es muy príncipe, comienzo a pensar que no tiene errores y eso me asusta, yo soy tan imperfecta que creo no merecerlo—

—Claro que lo mereces, solo que aún tienes dudas, tranquila, apenas tienen unas semanas juntos, te falta mucho por vivir con él— Dijo Serel y Saraí asintió —Cambiando de tema radicalmente, hoy es cumpleaños de Miguel, el chico que maneja la cafetería de la escuela y nos invitó; compró botellas de alcohol y un montón de cosas ¿Quieren ir conmigo?—

—¡Sí! Vamos— Dijo la pelirroja del grupo y miró a Caty y Saraí —Es a quince minutos de aquí; es nuestro primer viernes libre— Catleen miró a Saraí quien le sonrió y asintió.

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