Epílogo: La chica de la carta

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Vacía. Cuando Jesús despertó se encontró con su cama vacía, buscó alguna señal de vida en vano pues en la recamara no había una sola persona, más que él. Esbozando un gesto, se quitó las sábanas de encima y corrió al sanitario, pero se encontró con un vacío espectral, regresó a la habitación y encontró una serie de hojas con algo escrito en ellas. Los trazos eran redondos y garigoleados, las letras "i" no tenían punto en la cima y unos diminutos ganchos decoraban las "g" y "j", supo inmediatamente que ella había estado escribiendo, no estaba seguro de querer leerlas y solo pensarlo le causaba espasmos, a pesar de eso, extendió la mano hasta tenerlas frente a sus ojos y comenzó a leer.

Amor de mi existencia:

Olvida lo que estás pensando justo en estos momentos, no permitas que los demonios de mi cabeza te hagan pensar lo peor, no dejes a la duda entrar en esos ojos tuyos que alguna vez me miraron y anhelaron mi regreso. Tengo muchas cosas que contarte, pero todo se resume a que debes saber qué es lo que sentí, siento y sentiré; mi vida siempre ha sido como un huracán en tierra, desastroso, devastador y alarmante, si alguna vez abro la boca es para lanzar un montón de cuchillos, jamás ha valido mucho lo que opino y soy brusca, intento ser espontánea y se arruina toda mi vida; pero hay algo que he aprendido y es que hay gente que me acepta tan como soy y no hace falta que todo el mundo me admita mientras yo lo haga.

Siempre me preocupé por los asuntos de los demás, por lo que ellos pensaran, por solucionar problemas no míos y por vivir la vida a través de las experiencias que los demás podían recomendar, pero entendí que nada de eso valía si no me hacía sentir feliz. Vivir y pensar a través de las experiencias de los demás no es mi mayor consejo.

Basada en este principio, hice de mi vida una aventura, cosa que no ayudó mucho a solucionar mis problemas, sin embargo, me enseñó a darme cuenta que los errores se cometen a diario y tenemos tiempo para repararlos y corregirlos.

Ya sé que uno no puede andar por ahí regalando amor y odio, sin embargo, antes creía tanto en esta doctrina que no puedo negar, yo misma recibí un poco de eso, muchas veces pasó por mi cabeza que sí existía alguien o algo para mi, pero luego volvía a mi actitud pesimista y me negaba rotundamente, siempre culpaba a los hombres de su inmadurez o su cobardía, pero no me di cuenta que el amor se construye entre dos, al igual que una infidelidad y una mentira.

Mientras me ocupaba en disfrutar de la vida, me quitaron a dos personas que yo amaba, fue cuando abrí los ojos y me di cuenta que estaba cometiendo un error, había algo más allá en la muerte de Serel y Aba, había mensajes a mi alrededor, ellas me hicieron recapacitar y darme cuenta cuán equivocada estaba. Recapacité y apareció alguien que posó su mirada en mi, me negó la vida como la concebía, me di cuenta que quería alguien que en vez de dejarme ganar, me dijera que podía seguir luchando, alguien que en vez de no dejarme caer, me ayudara a levantarme. No quería alguien que me diera siempre la razón, sino alguien que me hiciera saber mis errores, no quiero alguien que me diga cosas bonitas por deber, sino por convicción, quiero que construyamos juntos esto, que crezca con nosotros, que nos ayude a superar los obstáculos mientras sea tomados de la mano.

Sé que nada será perfecto, pero quiero toda esa felicidad, enojos, discusiones, risas, lágrimas mientras sea a tu lado, quiero que seas tu quien me haga ver lo mal que estoy haciendo, quiero ser yo quien te deje en el trabajo y luego vaya directo al mío, quiero que seas tu quien me ayude con esta nueva responsabilidad, que nos llena a ambos de incertidumbre.

No importa lo diferentes o parecidos que seamos, mientras nos una lo que sentimos, mientras el intercambio de historias dure toda la vida.

Finalmente, esta historia no conmoverá a nadie, solo servirá para darnos cuenta de los errores que me hicieron llegar a ti, no será una verdadera historia de amor hasta que ambos estemos seguros de ser lo que elegimos ser. Será la mejor historia que podría contar, aunque para los demás pasará desapercibida, pues la nuestra será eso, nuestra historia pisoteada, lastimada, quemada, rasgada y a veces rota, pero será nuestra y será el motor para demostrarnos a nosotros mismo que logramos lo que muchos no, y es encontrar un amor todos los días en el que consideras amor de tu vida.

Algún día escuché la frase: un día miraremos al pasado con amor, y es que si día con día hacemos las cosas así, todo lo recordaremos igual. Jesús, si algún día fallo, recuerda estas palabras, y entonces sabrás que es otro de mis errores que me llevan a ti, día tras día.

Quisiera decirte lo mucho que significas para mi, pero entonces tendría que escribir otra historia y ante eso, solo me queda decir que eres mi intercambio de historias preferido y eres el único al que quiero besar en la nariz todas las noches.

Te quiero con todo mi corazón, cuerpo y alma.

Catleen Rosal

.      .     .

Jesús tenía los ojos llenos de lágrimas que no podía soltar, colocó el papel en el mueble y suspiró, él también tenía una historia sobre cómo había llegado hasta ella, era una historia interesante, la había buscado tanto tiempo y apareció en el momento ideal, la miró, pues llevaba puestas unas botas de colores para lluvia, había entrado a la biblioteca con el cabello rizado y castaño lleno de gotitas de agua, tomó en sus manos El amor en los tiempos del cólera y con ella se llevó un pedazo de su corazón, había esperado a verla más de medio año y no se arrepentía, al final estaba compartiendo un tiempo de su vida con ella. Él pensaba igual, no importaba cuán difícil resultara el camino mientras lo hiciera junto a ella.

Inmediatamente se colocó la playera del pijama y salió de su habitación. Al llegar al comedor, la vio, estaba sentada ahí con su bata puesta, tenía una taza de té frente suyo y de manera silenciosa menaba la cuchara, apenas lo vio, se sorprendió, no tenía maquillaje y los risos le caían por el hombro derecho, mantenía en su rostro una sonrisa y un brillo en sus ojos.

—Buenos días—. Lo saludó y eso bastó para que el chico caminara más rápido, Catleen se levantó y estiró sus brazos. Chocaron sus labios tiernamente y no hicieron falta palabras, sabían lo que sentían y lo que eran, en ese beso ambos habían sellado un pacto invisible e inválido con el que se entregaban hasta el último aliento de vida —Vales los riesgos, las penas y la vida—. Dijo ella.

—Jamás me rendiré ante nada, así todo esté en nuestra contra, así el huracán esté sobre tierra, jamás me rendiré sobre tí—.

Y se quedaron ahí, buscando juntos un lugar en el cual tenerse por siempre.

Buscando el amor que en su momento no habrían de aceptar.

Buscando disfrutar sus vidas.

Buscando el mejor intercambio de historias.

.        .      .      .     .      .      .      .

Hola a todos, esta es una nota que escribí el día que terminé esta maravillosa historia, me gustaría compartirla con ustedes.

Son las 10:38 en punto de un 19 de agosto del 2014, es un día lluvioso y Love de American Authors sigue sonando en mis oídos a través de mis audífonos, acabo de escribir las últimas líneas de "Un manual..." sí, son 10:38 y yo mañana tengo clases en la universidad a las 7 en punto, pero eso no importa.

No sé exactamente qué sucederá con esta historia, quizá tal como lo presagia Catleen, pasará desapercibida, de cualquier forma, debo agradecer a mi Catleen Isabel por abrirme los ojos, ella me hizo darme cuenta de cuán equivocada estoy, el amor es algo que no podemos negar y menos si solo lo hacemos por un escudo.

Quiero agradecer a todos mis personajes, claro, pero más a aquellos que los inspiraron: Samara, Ruth, Brandon, Melanie, a mis titos y a todas esas personitas que se cruzaron conmigo y me dejaron huella. A los muchachos que me inspiraron para todos los chicos de Catleen, todos y cada uno de ustedes tiene un lugar en mi corazón, aunque sea de una u otra forma. A mis papás por, por ellos saben bien qué razones.

Esperando que esta historia sea útil para todo aquél que lo lea, repito las palabras de Catleen, no se crean mucho los consejos del manual, gocen su vida como mejor les parezca, pero sin producirse un daño.

Finalmente le agradezco a los que no puedo ver: Melanie, que siempre estuviste y que sé que igual que Serel me cuidas y envías tus mejores ideas ¡Te adoro mi Gwen! Casi un año de que te fuiste y no dejo de escuchar Always be Together.

Y claro al inspirador de mi fe, por ser el que guía mis pasos con sus enseñanzas que dejó hace miles de años, gracias por regalarme la fe y en ti pongo esto, es para... tu sabes para qué.

Gracias.

A.T Baza

Un manual para disfrutar de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora