El chico de los tulipanes

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Libro. En sus manos sostenía un libro de historia a pesar de que ya era tarde para estar en la biblioteca, pero Saraí aún tenía tarea, por lo que prometió esperarla hasta que terminara todos los deberes; Catleen intentaba memorizar las fechas de las batallas durante la segunda guerra mundial, aunque no tenía necesidad, le gustaba aprender cosas y saber relacionarlas, Sara casi se arrancaba los cabellos pues debía memorizar muchas cosas para su último examen.

—Los alemanes siempre han pensado diferente, a mi punto de vista, pero Hitler no era alemán—. Se dijo Caty y observó el reloj en su móvil, tenían 45 minutos para salir de ahí antes de que cerraran, de pronto, una mano le quitó el cabello de su mejilla, la que portaba la cicatriz y la besó justo ahí, al girarse muy sorprendida, se encontró a Jesús, el chico le sonrió y ella abrió los ojos.

—Hola Catleen—.

—Hola ¿Cómo estás? —. El chico cabeceó y le regaló un beso a Saraí en la mejilla mientras ella repetía algunos nombres confusos. —¿Qué haces aquí? —.

—Vine por un par de libros, necesito leer algo que no sea medidas de construcción. Hey ¿Qué te pasó en la mejilla? —. Preguntó el pelinegro, la chica recordó que no se había colocado el maquillaje ese día, por lo que su cicatriz se marcaba más.

—Oh... me golpeé con el botiquín de primeros auxilios que está colgado en algún lugar del sanitario, pero estoy mejor—.

—Jesús, ¿por qué no te sientas? Estoy a punto de terminar... tienen 45 minutos para conversar—. Le dijo Saraí y él asintió. Dulcesito y Jesús se sonrieron y comenzaron a platicar, aunque Caty aún no podía verlo directamente a los ojos.

—¿Y cómo va todo? ——. Preguntó ella.

—Bien, el trabajo, ya sabes... todo bien—. Fue tan cortante que sintió el codo de Saraí en su costilla. —¿Y tú, estudias aún? —.

—Oh no, he terminado la licenciatura y estoy realizando mi tesis ¿Tu estudias? —.

—No, yo estudiaba en la UNAM, viví en la capital mucho tiempo, pero volví para quedarme, mi padre y hermana siguen allá pues ella está a dos años de graduarse—.

—¿Hace cuánto te graduaste? —.

—Dos años... de Ingeniero civil—. Dijo y ella sonrió negando con la cabeza.

—Yo rodeada de personas como tú, mi padre estudió lo mismo, mi hermano es arquitecto, Serel y Javier diseñadores gráficos, Julián es arquitecto—.

—¿Julián? —. Preguntó Jesús y ella recibió una fuerte patada por parte de Saraí por debajo de la mesa.

—Un amigo, bueno, mi ex novio—. A quien, por cierto, no había visto desde su regreso a México, Ángel solo le contaba que estaba muy feliz y ocupado con su propia mudanza.

—¿Y por qué terminaron? —. Preguntó el pelinegro.

—Quería que fuera su esposa y la realidad es que no estoy lista para eso, aún ahora. Pero no hablemos de esos temas ¿Trabajas? —.

—Claro, tenemos una constructora en el centro, nos dedicamos a obras estatales y aunque no salgo mucho a esas obras, si hay días en que me ausento—. Ella lo escuchó atenta mientras él hablaba y hablaba, solo una vez los hicieron bajar la voz pues reían en tono alto, pero es que mientras más hablaban, Catleen más conocía sobre él. Justo había llegado al punto del gusto por la lectura de la chica cuando se acercó a ellos un muchacho alto, de lindos ojos color miel y cabello claro, el muchacho saludó algo tímido y luego se dirigió a Saraí.

Un manual para disfrutar de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora