Mañana. A otro día por la mañana nuestra protagonista despegó las cobijas de su cuerpo a una hora considerable, inmediatamente corrió a la ducha y así poder prepararse para ir a su nuevo trabajo donde solamente recogería su primer cheque y las funciones que debía tener listas, para el lunes comenzar a trabajar de lleno en la revista. Al verse al espejo y observar que lucía presentable abrió la puerta y sus cachorros fueron los primeros en salir; bajaron las escaleras con ella siguiéndoles el paso y se internaron en la cocina para que ella los alimentara.
Abos estaban sentados en la sala empinándose sus respectivas tazas de café, ambos estaban listos para acompañar a su nieta a su nuevo empleo. Catleen tomó su taza favorita y tomando un poco de leche se apresuró a beberla; dio de comer a los canes y finalmente llamó a sus abuelos indicando que era hora de dejar su hogar.
—Es hora, no queremos llegar tarde—
Apenas se estaban acercando al edificio cuando la chica comenzó a sentir espasmos en su abdomen, se mordió un labio y guio a sus abuelos hasta un café cercano donde ellos la esperarían. Miró de frente el edificio y suspiró, luego armándose de valor y tratando de no tropezar, atravesó la calle y se internó en el lugar, la misma recepcionista la esperaba, esta vez le indicó por dónde debía caminar hasta llegar con la encargada de recursos humanos. Catleen obedeció las instrucciones y llegó hasta una oficina diminuta donde había un montón de papeles regados en el escritorio; detrás de una computadora una mujer de unos cuarenta años la miró y le sonrió.
—¡Ah! Nuestra nueva promesa... pasa, siéntate Catleen, soy Rosario, la encargada de estos asuntillos, acaba de llegar tu cheque y este es tu contrato, léelo con detenimiento y cualquier duda la aclararé—
—Perfecto— Sonrió la castaña y tomó el papel en sus manos, comenzó leyendo una gran bienvenida por parte del director de la publicación, un tal Johan Castellanos y después una gran bienvenida por parte del editor en jefe, el mismo Maximiliano Reyes, Posteriormente venían los términos y condiciones sobre las publicaciones y durante cuánto tiempo debía cumplir con ellas, todo le pareció perfecto así que aceptó y firmó.
—Muy bien, los trámites están listos, ahora bien, Maximiliano me encomendó que te mostrara tu oficina así que acompáñame por favor— Rosario la llevó escaleras arriba, recorrieron un pasillo donde había un montón de puertas abiertas, ahí estaban las oficinas de los altos mandos, de pronto la mujer abrió una puerta y ahí estaba, era pequeña, pero mucho más de lo que ella esperaba; tenía cortinas de oficina, un par de libreros, un escritorio y una computadora, además había un par de sillas justo frente a la principal que era la suya. Rosario la alentó a que entrara y Catleen observó todo detenidamente, luego abrió las cortinas y observó por la ventana enorme un gran panorama del centro de su ciudad. —¿Te gusta?—
—Es maravillosa, me encanta—
—Me alegra, bienvenida. Por hoy eso será todo, mañana no abrimos así que tu primer día como tal será el lunes, te esperamos muy temprano por aquí, ese día te presentaremos ante todo el cuerpo de trabajo—
—Muy bien, aquí estaré el lunes, muchas gracias— La mujer le sonrió y juntas se encaminaron hasta la recepción; Rosario se apoyó en la recepción y sonrió a la mujer que trabajaba ahí.
—Esperanza, ella es la señorita Rosal, la nueva colaboradora así que cualquier cosa, ya sabes quién es—
—Oh, discúlpeme señorita, no recordaba que era usted, bien, tengo varios recados para usted, el primero es de Joana, nuestra encargada de redes sociales, han llegado varias notificaciones para usted, es necesario que tenga cuenta de twitter, facebook y correo electrónico con una dirección que se le proporcionará el lunes, por otro lado llegaron estas cartas para usted, lo más seguro es que sean de lectores y por último, llegó esto también— La mujer sacó de debajo de su escritorio un gran ramo de flores; Catleen abrió los ojos y tomó las cartas y luego el ramo.
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Un manual para disfrutar de la vida
Teen FictionCatleen es una chica "normal" de 19 años, su vida parece estar en orden y vive cosas que viven las adolescentes normales: crisis familiares, vida amorosa casi aplastada, un trío de amigas que suelen acompañarla siempre, un trío de cachorros que roba...