El chico inglés

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Ropa. Catleen tenía en sus manos un montón de ropa que Serel estaba por comprar en una tienda en el centro de Londres. La chica sin compromisos no entendía cómo a su rubia amiga se le ocurría hacer una parada obligatoria por esas tiendas cuando podían estar en otra parte de la ciudad.

—Te prometo que será todo, en Nueva York aprovecharé para la ropa de invierno—. Se excusaba la rubia.

—Bueno, pero date prisa, quizá aún lleguemos al London Eye, si no está lloviendo—. Dijo Caty y la rubia aplaudió frenética. Pero para su desgracia, al salir se encontraron con una tormenta y parecía que el cielo se quería caer en gotas de lluvia. —¡Rayos! —.

—¿Ahora si te gusta la lluvia? —. Le preguntó Serel.

—La sigo amando, solo que siento que nos quedamos sin tiempo, solo tenemos 4 días para seguir conociendo. Además, ahí va mi London Eye Dream—.

—Tranquila, quizá es porque no debes ir conmigo, sino con Daniel—. Apenas escuchó a su amiga, se giró para mirarla.

—¿Qué? Estás demente, nunca te cambiaría por ese tipo—.

—Tipo que tiene la sonrisa más hermosa que jamás hayas visto ¿O me equivoco? —. La retó Serel mientras intentaba mostrar seriedad.

—Solo después de Damien—. Dijo Caty y vio a Serel detenerse a mitad de la calle.

—Damien... ¿Qué ocurrió? —.

—Bueno, digamos que pasó lo que tenía que pasar—.

—Catleen Isabel, cuéntame todo ahora mismo, loca—. Dijo la rubia abriendo los ojos de más mientras la chica le contaba cómo había coincidido con él en el complejo universitario y otras cosas.

—Debo confesar que fue una de las experiencias más lindas que he tenido ¿Crees que hice mal? —.

—Bueno ¿Qué no venías a Europa a conocer al amor de tu vida? Quizá lo encontraste y solo es cuestión de que vuelvas y lo busques—.

—No, no creo que eso se pueda, no lo sé—.

—Te gusta Daniel—. Más que una pregunta fue una afirmación por parte de Serel.

—Sólo su sonrisa, podría casarme con su sonrisa—. Dijo la castaña, Serel meneó la cabeza y estornudó. — Rayos... te enfermarás—. Le dijo y la rubia abrió los ojos negando con la cabeza, aceleró el paso hasta que llegaron a su hotel, la chica había dejado de hablar por cubrirse completamente las fosas nasales. Caty la seguía de cerca y al entrar a la habitación la vio dirigirse a su cama, cubrirse bien y solo sacar la mano para ordenar té, sopa caliente, dos aspirinas y un antibiótico. —¿Qué haces? —. Preguntó Caty algo confundida.

—No me quiero enfermar... me quedaré en cama esta noche para evitarlo ¿Quieres ver Harry Potter? —.

—En Inglaterra, clásico—. Catleen se colocó el pijama rosa de arcoíris y se tumbó al lado de la rubia mientras esperaban el pedido. —Haré una llamada a México antes de que sea tarde—. Tomó el teléfono y esperó a que se hiciera la conexión, una vez que dejó de pitar, la voz de Saraí se hizo presente.

Hola Catleen—.

—Hola Sara, ¿Cómo estás? —. Preguntó aunque ya la escuchaba más tranquila.

Bien, he hablado con Camila y hemos arreglado todo, está a mi lado, miramos Harry Potter—.

—¿En verdad? Nosotras igual—. Dijo ella algo sorprendida mientras Serel colocaba la película y abría la puerta para recoger su orden de enferma.

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