Trece

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Dedicado a: maria-col25

Sé que me pediste dedicatoria y aquí está. Eres súper hermosa, gracias por todo.

Nuevamente me encuentro en una situación en la que no sé qué hacer. La cobardía está apoderándose de mí, pero la nostalgia es más grande que todo lo que podría ahorrarme si me fuera de una vez.

Brahms está arreglándose para irse a la reunión con Harry, y estará listo en menos de veinte minutos. Podría irme con él o irme en un avión esta misma noche.

Después de salir del hospital con la libertad legal de irme, regresé a casa solo para darle vueltas una y otra vez a un solo asunto en mi cabeza. Irme de aquí. Sé que Brahms ha estado dándome espacio, está dándome la libertad que necesito para acercarme a él voluntariamente y contarle todo lo que hay dentro de mi cabeza. Es momento de que se lo diga, pero debo tomar una decisión antes.

Salgo al pasillo para encontrarme con él, la noche ha caído rápidamente y debe salir pronto si quiere llegar puntual a la cita. La luz de su habitación ilumina el pasillo porque ha dejado la puerta abierta, solo tengo que asomar la cabeza para verlo mirarse en el espejo mientras intenta acomodar el moño de color negro en su cuello. Su traje se parece a el que una vez utilizó Harry, cuando quiso que fuera con él a conocer a Elliot; aunque este es un poco más clásico y elegante.

Me da una mirada rápida antes de señalarme que quiere mi ayuda, me acerco a él y acomodo el moño antes de abrocharlo. No fue tan difícil, pero sé que le queda justo. Con un poco de suerte no se ahogará cuando trate de comer.


—Voy a morir asfixiado —bromea dejando escapar una sonrisa de sus labios para animarme—. ¿Te sucede algo, Heathy?

—No —digo a secas, pero él se me queda mirando expectante un momento más y entonces continúo—. ¿Puedo ir contigo?

—Por supuesto que sí, ¿Qué clase de pregunta es esa? —me sonríe de lleno con burla, y sonrío también.

—Después de eso, mañana a primera hora, tomaré un vuelo para irme de aquí —sé que lo dije muy repentinamente ya puedo sentir el gesto extrañado en su cara, pero sigo hablando para no quedarme a medias—. No pretendo que me acompañes si no quieres, estaré bien de todos modos.

— ¿Bromeas? Claro que voy a ir contigo. No te dejaría nunca en la vida —contesta rápidamente claramente indignado, casi ofendido. Y lo único que puedo hacer es sonreír con dulzura, él es sin duda, de las mejores cosas que me han pasado en la vida—. ¿Tienes algo para ponerte?

—Pensaba ir normal —respondo de manera neutral, no es como que quiera arreglarme de verdad.

— ¿Con jeans y una blusa? Estás loca —niega con la cabeza, de verdad quiere que me vista bien—. Lo único que lograrás es llamar la atención. Imagínate: diez personas elegantemente vestidas, en un comedor fino y elegante, comida que no comerías ni en el mejor restaurante del país y luego tú.

—Que desagradable eres —frunzo el ceño medio ofendida pero también divertida por su pequeña broma, tiene razón—. No tengo nada lo suficientemente elegante.

—Sí tienes, sé que aún lo guardas en tu armario dentro de una bolsa de plástico —sonríe de manera maliciosa y burlona.

—No me lo pondré, ya lo he usado antes —digo con el tono nervioso y alarmado.

—Eso sólo nosotros tres lo sabremos, ellos ni siquiera te conocen, no lo sabrán —No, no, no, no—. Es muy tarde, no conseguiremos otro vestido.

Vida Y Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora