Veinticuatro

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Dedicado a: Donavan-Gonzales

¡Siempre te veo por ahí, no creas que me olvido de ti! ¡Te adoro chica! ¡Escríbeme más! <3



—Creo que tienes razón, podría haber algo bueno entre toda esta basura —le da un ligero empujón con su hombro a la puerta de cristal y se queda ahí de pie deteniéndola para que yo pase—. No, en serio ¿Crees que le guste algo?

—Solo hay que buscar, le gustan las cosas viejas –musito dudosamente. Me hago a la idea porque sé que le gusta la música vieja, además de que tiene un estilo muy anticuado a veces.

—Lo sé muy bien, tan solo mírate –bromea golpeándome con su brazo y deslizando una sonrisa por sus labios rosados por el frío, su pequeña risa está tratando de mantenerse privada aunque dudosamente lo es—. Ya eres una abuela.

—Cállate, soy más chica que él —no somos viejos, aún no hemos tenido el tiempo suficiente—. No olvides que cumple veintinueve. Yo sólo tengo veinti-algo. Además tú eres igual de grande que Harry y si yo soy una abuela entonces tú eres un anciano, al igual que él.

— ¡Veintitrés, no lo olvides! ¿Te lo deletreo? Casi veinticuatro, abuela —dice en tono de burla, él sí que sabe cómo molestarme. Sabe que no me gusta mucho fijarme en mi edad, aunque soy joven. Sólo pienso que para la edad que tengo, aún no he logrado nada de lo que se supone que ya debería haber terminado. Me pone ansiosa pensar en eso—. De igual modo, no sé cómo resultará esto, podría tomarlo de una manera poco amable ¿Y si se enoja? Yo pagaré los platos rotos —hace una mueca de duda y vuelve a mirarme rápidamente antes de empezar a dar un vistazo a toda la tienda—. Lo conozco, pero no tanto ¿Qué podría comprarle yo?

—No vas a convencerme de olvidarlo, ya estamos aquí. Además entre ustedes dos, el que más grita eres tú. La otra noche me dijo algo de todo lo que te has atrevido a decirle. No vas a decirme que él te da miedo porque no es así —replico de inmediato y suspiro—. Lo conoces lo suficiente, no seas tonto y escoge algo.

— ¿En serio te contó lo que le he dicho?

—No, la verdad no —me río burlándome—. Mejor busca algo y deja de mirarme de esa forma.

—Presiento que tú tardarás más en encontrar algo.


Se dirige hasta el mostrador para hablar en voz baja con el vendedor de edad avanzada y yo me quedo mirando los distintos objetos viejos a mí alrededor.

Hay muchos estantes repletos de objetos, pequeños, medianos y otros muy muy pequeños que parecen ser de colección. Nada llama mi atención en lo absoluto, nada que pueda comprarle a Harry. Hay muchos libros desgastados sobre el librero, pero me tomaría algo de tiempo leer todos los títulos y buscar algo de mi agrado. Hay cajas musicales, instrumentos, figuras de porcelana, una máquina de escribir y hasta cuadros decorativos de pintura.

Brahms golpea mi espalda con una bolsa de plástico y me giro para ver su expresión presumida y burlona asumiendo que ya compró algo. Verdaderamente es un tonto.


— ¿Qué le compraste? —Pregunto con suma curiosidad—. Eso fue demasiado rápido.

—Tienes razón, le encantan las cosas viejas, cómo la música que suele escuchar —me extiende la bolsa para que vea su contenido yo misma—. Le pregunté al señor si tenía discos de vinilo y ¿adivina qué? ¡Tenía una caja llena! Sólo tuve que darles un vistazo para escoger el adecuado.

Vida Y Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora