Diecisiete

1.9K 230 73
                                    

Dedicado a: RebecaSantos2
¡Gracias por seguir mis historia! Espero te guste mucho el capítulo. Besos.




 No desperté al día siguiente.

Desperté un poco antes del atardecer, la luz del sol todavía se asomaba por mi ventana, pero ya era para irse. No entendí lo que estaba pasando hasta después de unos días. Resulta que vivo de noche y duermo de día, eso es algo extraño para contar y para vivir.

Y aunque ellos ya se han adaptado a mi nuevo estilo de vida, no deja de sentirse extraño. Básicamente ellos están cuidándome, vigilándome y acosándome por mi bien. Eso también ha resultado muy difícil, adaptarse a una vida que no creerías posible nunca, es de locos. Después de todo, a mí está pasándome.

Ya no salgo de casa, ni mucho menos he visto vida humana que no involucre a cualquiera de mis dos guaruras.

Me he convertido en una inútil, o eso pienso yo. Ellos lo hacen todo y no me dejan hacer nada. Sé que no les resulta ninguna molestia hacerlo por mí, pero no deja de sentirse raro. Jamás he estado acostumbrada a que me atiendan tanto. Toda la vida me he atendido yo y sólo yo. Aprendí a ser autosuficiente desde pequeña, tanto que parece que sólo es una broma todo lo que ellos están haciendo.

Lo peor es que no puedo evitarlo, con trabajo logré que me dejaran lavar mi propia ropa. Pero Dios, no soy una inválida, puedo hacer muchas de las cosas que ellos hacen por mí. Puedo cocinar, puedo lavar, puedo salir a comprar, puedo hacerlo y ellos no me dejan. Sería mejor que me dijeran que por fin es el final de mis tiempos.

Harry es un obstinado, y la corona que trae puesta, no se la quita nadie. No va a decirme nada nunca. Jamás. Y si le cuenta algo a Brahms, él tampoco me lo dice. "Son cosas que nadie en el mundo debería saber", es su excusa de siempre, y por eso no sé nada. Apenas sé algo de lo que le pasa a mi propio cuerpo.

Brahms es su aliado, y ni siquiera sé porqué exactamente. Si porque lo tiene que obedecer, o porque de verdad piensa que es lo mejor para mí. Creo que hay un poco de ambas razones en él, pero aún así, esto no está resultando para mí.

No sé que está siendo de mi propia vida. Y aunque sé que tienen razón en la mayoría de las cosas que me dicen, no puedo evitar sentirme frustrada. Tienen razón, la absoluta y bendita razón. Maldita sea.

Después de maquillarme el rostro como todos los días, me quedo sentada frente al espejo mirándome. No tiene sentido que siga haciendo esto, digo, después de todo, no saldré a ninguna parte. Así que me quito todo el maquillaje y miro mi rostro de nuevo. La poca suerte que he tenido, es que no ha empeorado más. Las venas negras que están alrededor de mis ojos siguen relativamente igual, no han aparecido nuevas, ni mucho menos se han hecho más oscuras de lo que ya son. El color pálido, que según yo es casi gris, sigue completamente igual.

Con un poco más de suerte, no pareceré muerta aún.

Bajo las escaleras con rapidez y el olor a comida inunda mis fosas nasales. Brahms está cocinando, como lo ha hecho los últimos días. Ha dejado el empleo, pero tampoco podía hacer que permaneciera en el. Apenas me doy cuenta de lo que pasa a mi alrededor con mi vida nocturna. No podía evitarlo. Él hace lo que quiere y lo que puede, y todo lo que hace es estar al pendiente de mí, no tengo manera de agradecerle eso. Así que regularmente lo dejo en paz.

Cuando llego a la cocina me siento en uno de los banquillos altos de la mesa que está frente a la estufa. Él está de espaldas, pero aún así sabe que estoy aquí.



—Huele muy bien. Cocinas muy bien, ¿Qué comeremos hoy, señor chef? —pregunto algo entusiasmada, con una pequeña sonrisa entre los labios.

Vida Y Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora