Veintinueve

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Dedicado a: LeanaCastroPea
¡Dios! ¡Tú has estado conmigo desde que tengo memoria! No sé cómo agradecerte la constancia, paciencia y amor que me has tenido todo este tiempo. Eres de las chicas más lindas y geniales. Gracias por absolutamente todo.



Disfruto de nuestra dulce cercanía bajo el agua. Lo abrazo por debajo de los hombros, con ambas palmas sobre su espalda encorvada. Y él de la misma manera está abrazándome, mientras da ligeras caricias a mi cabello. El agua que cae sobre nosotros está bastante caliente, apenas reconfortante, pero hace que me olvide de todo lo demás.

Los recuerdos y las sensaciones de él por toda mi piel se reproducen en mi cabeza repetidas veces. Estoy disfrutando tanto este momento. El solo pensar que él me ama de la misma manera en la que yo lo hago me vuelve loca. Es maravilloso para mí tenerlo de vuelta en mi vida, ahora sí en su totalidad. Sabía que lo extrañaba, pero es hasta este momento que comprendo cuánto lo hacía.


—Hay algo que no te he dicho —interrumpe nuestro largo silencio y traga duro, un nudo empieza a subir por mi garganta. No estoy lista para enfrentar la realidad—. Tengo que decírtelo, salgamos de aquí.


Acto seguido cierra las llaves de agua y aún en mi cercanía, extiende su brazo fuera de la regadera y me cubre con la toalla más grande. Sostengo la toalla con ambas manos y salgo de ahí, él se pone la otra toalla sólo alrededor de su cadera y sale detrás de mí.

Le toma dos segundos alcanzarme cuando me toca por el hombro con su mano. Giro para verlo y él avanza hasta la cama para sentarse, tira de mí un poco más y yo me siento sobre sus piernas mientras me envuelve con ambos brazos. Tengo los nervios de punta.


—Si me dices que vas a dejarme de nuevo juro que... —mis ánimos están bajando nuevamente, la sola idea de que algo le pase me rompe de mil maneras.

—No voy a dejarte nunca más. Te amo con todo mi corazón, es sólo que... —no sé si debería aliviarme por lo que acaba de decir, o alarmarme más porque puede ser algo mucho peor—. En verdad moriste, deberías estarlo en este momento. Rompí una regla demasiado importante y por eso perdí el cargo que tenía. Ya no soy la Muerte, Heather. Renuncié a ello por ti en el momento en el que te salvé.


Eso significa que ella podría hacernos daño. No lo resistiría, no una vez más. Ya no somos nada para ella, podría hacernos cualquier cosa y eso me consta. Si Harry ya no es la Muerte, ella ya debió haber tomado su lugar. Un escalofrío me recorre la espina dorsal.


— ¿Brahms aún es subordinado? ¿Podría ayudarnos? —pregunto con una pequeña esperanza en el pecho.

—Dejé que Brahms siguiera siendo un subordinado después de su redención para que pudiera protegerte —responde bajando la mirada—. No medí las consecuencias en esos momentos porque no me importaba demasiado, pero ahora me doy cuenta que fui un egoísta. Él era el segundo al mando después de mí y cuando yo abandoné mi postura por ti, ese lugar quedó vacío. Cualquiera pudo haberlo tomado y la razón por la que Brahms no está aquí es porque él tomó mi lugar en el instante en el que lo dejé para que ella no pudiera hacerlo.


El vacío que se forma en mi pecho es inexplicable. Todo lo que he vivido va a volver a repetirse, o incluso ni siquiera eso. Podría no volver a verlo en toda mi vida, podría venir y matarnos a ambos, podría incluso odiarnos.

Vida Y Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora