Isak es un chico de 17 años. Como a cualquier adolescente hay varias cosas que no dejan pegar ojo: los exámenes, los rumores... Pero todo esto había desaparecido, el verdadero problema que no le dejaba dormir eran sus pensamientos hacia Even Bech, e...
Y allí estaba yo, sangraba por todos lados, fue un milagro que me pudiera poner en pie. El hielo calmó un poco el dolor de mi nariz, aunque seguía muy roja. Lo mejor de todo es que mi móvil estaba sin batería, así que estaba solo, sangrando y sin poder llamar a nadie para que me ayudara, encima casi ni conocía bien la calle en donde se encontraba el aparcamiento, estaba verdaderamente perdido.
Reuní todas las fuerzas que pude para poder llegar a un banco viejo que estaba por allí, daba un poco de miedo aquel lugar, solitario... me recordaba mucho a la noche del disparo.
Pasaron unos 20 minutos, me había recompuesto, mas o menos, ya casi no sangraba y podía respirar normal, lo que si sabia que iba a ser imposible era poder montarme en la bici y pedalear hasta casa.
Quise ser optimista, en fin, ya nada podría ir a peor ¿no? Pues me equivocaba, me levanté del banco y al dar unos cuantos y dolorosos pasos, me encontré en una calle donde estaba, ni mas ni menos, que Even, pero no estaba solo, ¡que va! para colmo estaba con su padre.
De verdad, hay veces en las que pienso que el universo esta en contra mía! Después de haber pasado por todo aquella mañana lo único que me faltaba era ver como me daban otra paliza, y no me refiero a Chris o William, si no al padre de Even.
Nada mas verme Even fue corriendo hacia mi, claramente estaba lleno de moratones y sangrando.
-Joder Isak! ¿Que ha pasado?- Preguntó atónito.
-Da igual, suéltame!- contesté mientras me quitaba sus manos de mis hombros.
Su padre ni si quiera me miraba, lo único que hacia era estar de pie detrás de Even mirando el reloj de bolsillo, hasta que habló.
-Even, nos vamos- dijo sin quitar la mirada de aquel reloj.
-Venga papa, tenemos que ayudarle- le rogó él.
-He dicho que nos vamos!!- Levantó la voz, estábamos en medio de la calle así que todo el mundo se viró para ver porque su padre había gritado.
Even parecía asustado, se ve que le teme demasiado a su padre, tanto, que se largó con el, dejándome allí, pero antes me susurró al oído.
-Isak lo siento...-
Ya no podía mas, es que no podía mas ni física ni psicológicamente. Estaba derrotado, no tenía fuerzas para nada, estaba cansado y dolorido. De verdad que ya no se podía romper mas mi corazón, ya no queda nada.
Me sentí como si me hubieran clavado un cuchillo una y otra vez, me dolía la nariz, la cabeza, el ojo, las piernas... Todo. Pero lo que mas me dolía era que sabia que no le iba a perdonar, esta vez si que no. Los ojos se me cerraban, estaba perdiendo las pocas fuerzas que me quedaban, empezé a llorar en medio de la calle, creo que me desmayé, ya que lo último que recuerdo es levantarme en el hospital.
18:00
Olía a crepes, a masa de crepes, que raro, supongo que eso fue lo que me hizo despertar. Me aclaré bien la vista, pude ver que estaba en una habitación del hospital, era blanca, todo era blanco, incluso las sabanas de mi camilla o las lámparas que colgaban del techo. Pude ver una sombra, la silueta de alguien mirándome, no pude reconocerle bien antes de haber pestañeado.
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-¿Philip?- Dije yo al darme cuenta de quien era aquella sombra.
-Hola, por fin despiertas- Contestó el con su maravillosa sonrisa.
-¿Cuan, Cuanto tiempo llevo durmiendo?- Pregunté mientras intentaba incorporarme de haber estado echado en la cama.
-Pues... Casi 7 horas, ni mas ni menos-
Me dolía la cabeza, notaba como me llegaba sangre por un tubo que tenia inyectado en el brazo, no me sentía nada bien.
-¿Como acabé aquí? Es decir, solo recuerdo haber tenido una pelea y... Creo que vi a Even...-
-Así es, Even me llamó asustado, no sabia a quien mas recurrir, me dijo la calle donde te había visto y fui corriendo. Te encontré en un banco con una señora que te estaba dando agua, aunque estabas inconsciente. Así que te traje aquí, y bueno, eso es todo-
-Madre mia- La cabeza no paraba de darme vueltas, estaba mareado así que me volví a echar en la camilla. -Y ¿has estado aquí desde entonces?-
Philip asintió, no me podía creer que haya estado casi 7 horas en el hospital conmigo, era de admirar.
-Te he hecho crepes por cierto!-
Me alcanzó una bandeja de crepes de frambuesa, mis preferidos y me dedicó una sonrisa justo en el momento en el que Eva y Jonas entraban de golpe en la habitación.
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