Isak es un chico de 17 años. Como a cualquier adolescente hay varias cosas que no dejan pegar ojo: los exámenes, los rumores... Pero todo esto había desaparecido, el verdadero problema que no le dejaba dormir eran sus pensamientos hacia Even Bech, e...
Llegué a la calle y allí estaba Even, sentado en el banco. Nada mas verme una sonrisa se le formó de oreja a oreja. Si soy sincero, era la primera vez que alguien hacia algo así por mi. La primera vez que alguien se preocupaba de mi felicidad, era algo tan perfecto que no quería que se acabara nunca. El echo de que un día cualquiera Even haya preparado todo esto para mi, ¿porque? solo por el simple motivo de verme sonreír. Ahí me di cuenta de que nada más importaba, de que si estoy junto a el todo, absolutamente todo desaparecía, nunca había experimentado algo tan fuerte hacia una persona, que sin duda se merecía el mundo y mas.
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Sin pensármelo dos veces fui directo a sus labios, me daba igual estar en medio de la calle, me daba igual que la gente nos mirara, me daba igual todo. Él me hace tan feliz que hay veces que me siento mal, porque no se como hacerle sentir lo mismo, pero la verdad es, que no parábamos de sonreír los dos, que por fin teníamos un momento de felicidad absoluta.
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-¿Te han gustado?- Preguntó Even al separarse de mi boca.
-Me han encantado-
-Pues aun no ha llegado lo mejor-
Even se levantó sonriente del banco, me cogió de la mano y me llevó hasta su coche, estaba aparcado en frente de la creperia de Philip, no entendía muy bien que estaba pasando. Me sentí un poco nervioso por un momento pensando que entraríamos y lo veríamos, pero me equivoqué. No entramos a la tienda, Even me abrió la puerta del coche siendo todo un caballero, se subió él y arrancó.
Estaba oscureciendo, el cielo estaba súper despejado, mientras estábamos en el coche veíamos el atardecer, era todo increíblemente bonito.
Even seguía conduciendo, la verdad es que no tenia ni idea de a donde me estaba llevando pero sabia que seria increíble.
Eran las 20:16 cuando el cielo ya estaba ennegrecido. Habíamos estado todo el trayecto riéndonos de tonterías, hasta que Even paró el coche en una especie de colina.
-Ya estamos- Dijo al bajarse.
Me quité el cinturón, estaba entusiasmado de saber cual era la ultima sorpresa. Al bajarme del coche me quede paralizado. Habían unas vistas increíbles, se veía todo Oslo desde aquella colina, se veía el instituto, la iglesia, mi casa... se veía todo.
