Mudanza

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VENECIA.

Está bien Venecia tú puedes ¡después de esto estarás en el país de tus sueños!
A quien engaño, me estoy muriendo de miedo otra vez por culpa de ese maldito avión que puede matarme, no importa cuantas veces e estado en esta situación antes, lo odiare a muerte.

-No es la primera vez, sobrevivirás como siempre- tranquilizó mi mamá.

-Claro, lo único malo que puede pasar es que explote y todos vayamos a morir- dijo mi papá metiéndose a la conversación haciendo una exagerada simulación de explosión con sus manos, mientras hacia el ruido de una explosión.
Mi mamá le dio un codazo mientras le dedicaba una de sus famosas miradas, por mi parte solo me reí, el siempre sabia como alegrarme hasta en momentos así.

Vi a mi querida hermanita mayor venir con los boletos para las horas más horribles de mi vida.
Después de la revisión subimos sin ningún inconveniente, si no consideramos claro, que yo estaba casi llorando.
Había enterrado lo poco que me quedaba de uñas al asiento por los nervios.
Despegamos del suelo lo cual hizo que mi estómago diera un vuelco y me sintiera mareada.
Estas horas serán muy largas.

***

¡ESTOY VIVA! felizmente y en una pieza.

Cuando bajamos de ese condenado avión sentí que volvía a vivir.
Habíamos aterrizado en el aeropuerto un poco alejado de nuestro destino.
Al salir sentí el frío y húmedo clima de Inglaterra, el paisaje frente a mí era hermoso, aunque solo miraba parte de la terminal de aviones podía ver entre la suave niebla unos árboles y la carretera de viaje, por el momento no es muy diferente a lo que estoy acostumbrada pero el simple hecho de que sea tierra inglesa me emociona.
Cuando por fin salimos de la larga y tediosa revisión nos dirigimos a la entrada donde un hombre con un cartel con nuestro apellido nos esperaba.
Con curiosidad nos acercamos a él.

-Buenos días- se dirigió el hombre a mi papá- ¿puedo suponer que usted es el señor Anthony Grimaldi?

-Bueno, sí, lo soy- soltó su maleta y saludo enérgicamente sacudiendo la mano del señor, talvez demasiado enérgico- ¿lo puedo ayudar en algo?

-Ejem- retrocedió el hombre- mi nombre es Gerald Carter, asistente del director Williams he sido enviado en buscarlos también por él, según me dijo es una ocasión extraordinaria así que pidió que les diera la bienvenida, tengo entendido de que usted será un nuevo profesor y su hija también acudirá- El señor Gerald tiene un porte recto y un acento marcado, parecía que lo habían sacado de la alguna película- ¿esta es su familia?

-Si, les presento, mi esposa Camile- mi mamá no sabía hablar bien inglés, su acento francés salía muy marcado y entorpecía su hablar así que hablo poco- mi hija mayor Jeanevive y mi pequeña Venecia- Jean y yo si hablábamos bastante mejor, pasábamos horas viendo películas en inglés juntas y escuchábamos mucha música, nos habíamos acostumbrado a hablarlo aún sin la necesidad.

-Un placer a todos, por favor síganme- el señor Carter nos escolto fuera del aeropuerto hacia el estacionamiento,
No dejaba de admirar a todos lados ¡la cantidad de neblina era increíble! Habíamos llegado a inicios de año por lo que hacía mucho frío.
El elegante señor le estaba ayudando a mis padres a meter lo último de nuestro equipaje para luego marchar a Chesterfield en el condado de Derbyshire donde nos recibiría una nueva vida en Inglaterra.

***

Después de dos horas en auto y con un gran dolor en la espalda de estar sentada llegamos a Chesterfield en dirección a nuestra nueva casa.
Mi querida y parlanchina hermana mayor Jean me molesto todo el caminó, no dejaba de hablar sobre cualquier cosa y por más que quisiera prestarle atención sentía demasiado cansancio.
Bajamos del elegante vehículo estacionado frente a una bonita casa, igual que las vecinas como un típico vecindario, y también bastante cerca del centro de la ciudad.

El Tiempo Lo Cura Todo...¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora