Cafés voladores

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Venecia.

Entre a mi casa encontrando a toda mi familia esperando mi regreso sin filtrar bien sus ansias de saber, sólo que nadie decía nada y yo tampoco quería decir algo.
Les di las buenas noches a cada uno y lleve mis cosas a mi habitación, la cual no estaba muy llena, apenas mi cama, armario y escritorio; se notaba que no había estado en ella ya que si hubiera pasado la semana aquí habría un gran desastre.
Me sentía bastante agotada mentalmente así que solo me cambié por el pijama y me tiré a la cama, no fue difícil dormir y caí rendida hasta muy tarde la mañana siguiente.

...


-Corazón, despierta -escuchaba la dulce voz de mi mamá llamarme.

-veinte minutos más...

-Créeme que me gustaría, pero Jean me dijo que te levantará y que era urgente.

- ¿Que ocupa Jean?

- Quien sabe.

De repente la loca de Jean entró en mi cuarto.

-¡¡VENECIA LODERANA GRIMALDI!!...llevo media hora esperando para salir contigo.

-Que...- recordé que le había prometido salir juntas al día siguiente de que regresará el fin de semana- ah ya me acorde.

- ¡Ahora veras!... Ponte cualquier cosa que tienes diez minutos.

-Bien bien-me levanté con pereza para buscar la ropa.

-Cuando termines baja a tomar algo rápido para comer, y ponte algo abrigado, anoche te escuche toser bastante... ¿estás tomando tu medicina verdad?

-Si mamá, no te preocupes, seguramente fue el frío de la madrugada- intente calmar a mi mamá, siempre se pone muy nerviosa incluso sólo por escucharme toser.

-Bueno si tú dices, por cierto ¿Gael ya sabe de tu condición?

-Él ahora se llama Phoenix mamá, y no, no le he dicho.

-O cierto, aún no me acostumbro ¿pero porque no le has dicho? creo que será bueno que lo sepa por cualquier cosa.

-No es necesario por el momento, llevo meses sin problemas y no quiero preocuparle sin razón.

-Bueno, pero en algún momento le tienes que decir, recuerda lo frágil que eres, siempre tienes que...- aquí comienza el discurso de mi madre que me sé de memoria, como si no supiera mi propia condición, sólo ha pasado una semana desde que nos reencontramos y no quiero abrumarlo con más cosas negativas, cuando surja el momento le diré.

Baje a la cocina sólo para tomar un poco del desayuno ya que Jean estaba mirándome acusatoriamente mientras comía lo más rápido que podía y terminaba de alistarme.

-Lista.

-Por fin, pensaba que me había hecho de piedra.

- ¿Te viste en el espejo?

-Ya vámonos ¡Ciao mama! -salió rápidamente.

-Bueno ma, me voy, nos vemos más tarde

-Las veo después.

***


Jean quería mostrarme la ciudad un poco, según ella para que conociera el lugar, pero sé que es sólo una excusa para no salir sola.
Pasamos entre varias tiendas, restaurantes y puestos hasta llegar a una librería.

- ¡Mira! ahí trabajaré a partir de la otra semana- aunque la librería estaba cerrada podía ver que era un lugar muy acogedor y bonito, resulta ser el mismo lugar del que me había hablado Ethan.

El Tiempo Lo Cura Todo...¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora