Intenta olvidarlo

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Elanna.

Fingí mi compostura hasta llegar a mi habitación, no podía dejar que nadie me viera llorar, mis compañeras no estaban en la habitación gracias a Dios, me acosté en mi cama boca abajo queriendo morirme.

Oficialmente había renunciado a Phoenix.
Aunque me sentía terrible sabía que era lo correcto, nadie podía decir que había hecho algo mal. Pero eso no le resta dolor a mi ser.

Talvez exagere un poco cuando "confronte" a Venecia la primera vez, no tenía por qué ser tan cruda o dejarle de hablar, me sorprende lo normal que lo trata, claro, ella no está perdiendo nada en esto.

Venecia puede tenerlo y yo no, ella también tiene ventaja sobre mí.
Desconozco cual es el vínculo que los hace tan fuertes, pero no puedo negar que es muy superior a mí.
Yo a penas y tengo unos instantes minúsculos, que, aunque para mí son un mundo de emociones para Phoenix seguro fueron un paréntesis.
Nada ha de haber cambiado en el sólo por mi ser, pero Venecia lo transformó por completó en menos de un año...le tengo mucha envidia.

Después de un largo rato de morirme acostada saque mi block de dibujo buscando unas de las últimas páginas, una base de Phoenix, nada detallada, pero se sabía que era el, no era ninguna acosadora ni le había tomado fotos, tenía su cara grabada en mi mente como un tatuaje, sus ojos bicolores, el cabello rubio rebelde que le cae del lado izquierdo, sus lentes de marco grueso, las pequeñas pecas en sus mejillas, la forma de su mandíbula bastante suave pero masculina, su sería expresión... aunque bueno, ahora ya no es tan sería, debería cambiar eso.

Agarre mis lápices para terminar de trazar el dibujo, ni se para que lo hago si deseche mis oportunidades por la borda.
Talvez lo deba romper después o dejárselo a Venecia, seguro que a ella le gustaría tenerlo.
Mientras dibujaba con cada trazo recordaba esa primera escena de nuestro encuentro, momento que siempre voy a recordar.

***

Hace dos años.

- ¡Eh página en blanco! ¿porque no me contestas? ¿acaso no tienes nada que decir?

-Charles, estoy ocupada, déjame en paz -intentaba hacer mi tarea en la cafetería mientras comía, pero este pesado chico no deja de decirme apodos, no es nada más, pero me molestan mucho.

- ¡Que aburrida! Veo que no eres de hablar mucho, copito de nieve, ten cuidado y te pierdes en ella, sería difícil encontrarte.

-No me digas así.

- ¡Oh, vamos blanquita! ¿te molesta que te diga copio de nieve? me parecen cumplidos dentro de todo.

-No me digas esos apodos, yo tengo un nombre sabes.

- ¡Oh cierto! ¿Lana verdad? igual no me parece muy divertido sólo llamarte por tu nombre, es más interesante decirte hoja en blanco, si no fuera por tu ropa desaparecerías.

-...Es Elanna- Prefiero no responder más, tomo mis cosas eh intento irme, pero su mano se posa en mi hombro reteniéndome.

- ¿A dónde vas blanquita?

- ¡Oye Charles! ¿crees que puedes dejarla en paz? ya te dijo que se llama Elanna- un chico empezó a hablar llamando la atención de varios alumnos, se me hace conocido ¿no es el hijo del director? ¿cómo se llamaba?

- ¡Pero miren! si es el otro espécimen peculiar ¿qué tal Williams? hace tiempo no hablábamos.

-Deja de darle vueltas al asunto, sólo déjala tranquila.

- ¿Acaso es tu novia como para que la tengas que defender?

- ¿Tiene que serlo? pensé que es lo que un humano con principios debía hacer, pero bueno que vas a saber tú de eso- creo que Charles no está muy feliz.

El Tiempo Lo Cura Todo...¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora