El amor de mi vida

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VENECIA.

Siguió hablándome del pastel y las demás cosas que trajo, era muy interesante verlo así, me recordaba cuando él era un niño pequeño y nos la pasábamos jugando en el patio de mi casa, no se parecía en nada al Phoenix que mis compañeras habían descrito.

-Gracias por pensar en mis alergias.

-No hay de que, sería una lástima que sólo me vieras comer.

- ¿Enserio serias tan cruel? -me hice la dolida, Pareció dudar un poco hasta responder.

-Claro que si- me mostró una resplandeciente sonrisa.

-Aja, con que si- tome un puñado de pasto y se lo lance encima.

- ¡Tregua si! No quiero que la comida se ensucie...-cobarde- luego la revancha- bueno...no tan cobarde.

-Por cierto ¿dónde compraste el pastel? Parece hecho por los mismos dioses- quería lanzarme encima del pastel, aunque me embarra toda la cara.

-No es de pastelería- Parecía tener vergüenza- lo hice yo.

¿Que? ¿¡Enserio, que!?
Se que me miraba ridícula viéndolo.

-Esa no me la vi venir- sentía mi orgullo ser abofeteado.
Yo era un cero a la izquierda en cocina.

-Soy de gastronomía, una de las áreas aquí, además ayudó en la cafetería de vez en cuando en mi tiempo libre.

-Me das miedo, eres como una de esas cajas sorpresa con un payaso malvado adentro. ¿Cuánto más tienes escondido?

-Si te lo dijera dejaría mi encanto de chico misterioso- al parecer disfrutaba el molestarme.
No podía entender dónde está el chico reservado del que me hablaron mis compañeras antes.
Yo veía a un chico normal (bueno, dentro de lo que cabe) que se reía de manera muy bonita.

-Vene ¿pasa algo? te ves en las nubes.

- ¡Ah!, lo siento, a veces me pierdo un poco de este mundo- necesitaba dejar de hacer eso, seguro lo asustó.
Cuando él estaba distraído podía ver sus ojos de diferentes colores brillar con el sol.

-Bueno ¿qué te parece comer y luego hablar? ¿o hablar y luego comer? ¿o hablar comiendo? -cambio de tema, ya empezamos con lo feo.

- Hablar comiendo, necesitaré ese pastel para vivir.

Muy bien- empezó a cortar el pastel y repartirlo entre los dos.

El chico tenía futuro como chef.
Estaba delicioso.

- ¿Te gusta? - no respondí, me había hipnotizado el pastel, la parte de arriba era tan más suave que se deshacía apenas y lo tocaba, pero la base estaba hecha con galletas que le daba una consistencia más sólida, esto es digno de un rey - ¿Vene?

- ¡He encontrado al amor de mi vida! -declare en voz alta, segundos después su cara se puso roja, no entendía bien el por qué ¿lo alague o algo por el estilo?

- ¿Estás diciéndolo en serio?

- ¡Claro que sí! si el pastel se pudiera convertir en persona me caso con el- soltó un suspiro ¿ahora que le pasa?

-Ya entendí- sonrió relajado- me alegro que te gustará.

-Gracias a ti- le devolví el cumplido.

-Ahora ¿quién empieza? - ¡tengo miedo! esto es peor que cuando intento ver una película de miedo, no llego ni al tráiler y ya tengo pesadillas.

-Empieza tu- sentía temblar un poco las manos.

-Ok- estuvo un rato pensando- ¿qué te dijeron sobre el accidente la primera vez? Deja el pastel en el mantel, no quería que de los nervios mi querido pastel se cayera al suelo.

El Tiempo Lo Cura Todo...¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora