Dos pares de ojos de diferente color pero no menos bellos unos de otros, miraban absortos a la humanidad del guapo joven el cual tenían enfrente y quien les sonreía con travesura.
El gesto burlesco provocó en la chica presente un tono de agresión al instante de expresar:
— ¡¿TE HAS VUELTO LOCO DE REPENTE?!
El agredido, sin perder una seductora sonrisa fue a ella para afirmarle:
— No tenemos otra solución, linda.
La serena contestación dada, logró que la joven de aproximadamente 17 años, volviera su bonito pero furioso rostro hacia el tercero ocupante de una habitación de universidad quien, sentado en la cama y aguantando carcajadas que deseaba dejar escapar, se escondía detrás de un periódico el cual estaba de cabeza y el que de un rudo zarpazo fue arrebatado y arrojado al suelo.
— ¡¿TÚ NO DICES NADA?!
— ¿Qué quieres que diga? — respondió el cuestionado cruzándose de brazos y mirando a la ofendida quien, por la desfachatez observada, el manoteo que lanzó al aire con gusto se lo hubiera asestado a él. Sin embargo ella, espetando, sugería:
— ¡QUE TAMPOCO ESTÁS DE ACUERDO CON TAN SEMEJANTE ABSURDO!
— Chatita, por favor, ¿qué tan malo es hacerte pasar por novia de mi amigo?
— ¡Te aseguro que no querrás oír mi opinión y, mucho menos él! — el que era señalado. — Así que será mejor que busques otra solución!
— Ya te dije que no la hay porque... — el joven se tomó varios instantes para confesar: — mi padre llega mañana y estará en América únicamente siete días, siendo ese pequeño lapso la duración de "su noviazgo". Hay que fingir sólo en lo que él regresa a Inglaterra y vuelva a olvidarse de mí.
A pesar de conocer la triste historia entre padre e hijo, la muchachita se mantuvo renuente:
— Lo siento. No puedo hacerlo. ¡Va en contra de mi religión!
— Candy, no seas tan drástica.
— ¡Es en serio! — gritó la chica; y en la pequeña área, saltaba de un lado para el otro diciendo: — Mis principios y mi moral no me permiten relacionarme con cierta clase de...
— ¡No te la creas de verdad, fresita, porque de los tres... YO sería el más quemado! —. Abruptamente el joven atacado se puso de pie; y no nada gentil sonaba al comentar: — ¡¿Porque se imaginan, A MÍ, viéndome en la calle y paseando a semejante chango?!
— ¡¿A quién llamaste chango?! — se defendió la agresora agredida; y alguien tuvo que ponerse en medio de aquellos dos al escuchar:
— ¡Te aseguro que a él no!
— ¡Idiota! — se le calificó a uno; pero al otro se le observaba: — ¡¿Lo ves?! ¡¿Te das cuenta que lo que me pides es un imposible?! ¡No lo soporto! ¡Lo detesto!
— Sin embargo... él es mi salvación.
— ¡No! Debe haber otro...
— Es él o nadie —, aunque no de manera rotunda, se había sentenciado.
Y debido a la rabiosa inconformidad de ella, el verdadero novio se acercó a la novia para decirle:
— Lo siento. Sé que te molesta su presencia, pero su compañía hará que tú y yo nunca dejemos de vernos durante la estadía del Duque.
— Sí, pero...
— Por favor, nena —, el joven tomó las manos de su novia y las besó para después suplicarle: — Acepta lo que te propongo. Sólo siete días.
— Pero es una semana — ella chilló; en cambio, él completaría con palabras cariñosas:
— Una semana que pasará volando; y porque tu lugar es a mi lado, tú volverás de nuevo a mis brazos.
— No lo sé — la chica seguía dudando; y el joven de nuevo la motivaba:
— ¡Vamos, Candy! Demuéstrame que tu odio por él no es más grande que el amor que siempre me profesas.
La severamente molesta jovencita de nuevo iba a protestar. Sin embargo, los suaves y cálidos labios de su novio se posaron en su pequeña boca impidiéndole así hablar y adueñarse pronto de su voluntad.
Por su parte, el que presenciaba tan meliflua escena, al sentirse ignorado buscó la puerta de salida. Cuando estuvo afuera, sobre el corredor distinguió cercanamente a un grupo de compañeros. A ellos se dirigió para solicitar de uno un cigarrillo que rápidamente se le facilitó así como el encendedor más no prestando atención a lo que otro le había cuestionado.
Inmerso en sus propios pensamientos, el joven aquel emprendió un lento caminar que le condujo hasta una solitaria, gris y gruesa columna, la cual se usó para apoyar medio cuerpo, mirar a la nada y maquinar minuciosamente.
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Tu lugar es a mi lado
Fanfiction(Mayo 2013) En un escenario juvenil los siempre protagonistas se confrontarán a las consecuencias de los arrebatos de su edad. ESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO.