Con las manos escondidas en la entrepierna y encogida de lado sobre su cama, Candy nuevamente en la oscuridad de su habitación y en silencio, lloraba. Sus ojos, teniéndolos fijos en la ventana, derramaban lentamente lágrimas. Éstas, gota a gota, iban mojando las sábanas, mismas donde escondería el rostro un tanto rojo de vergüenza al cuestionarse mentalmente:
— ¿Desde cuándo comencé a sentir esto por él?
La respuesta no tardaría en aparecer.
— Desde siempre. Sí — Candy reafirmaba para ella; — desde que mis ojos le vieron por primera vez; y fue cuando...
Debido a un resfriado, yo asistí a la preparatoria dos días después del inicio del ciclo escolar. Para ponerme al corriente, de mis compañeros solicité sus apuntes; pero para no tomar nota de ellos, al terminar las clases de ese tercer día, fui al centro de copiado y, justo ahí fue donde lo vi. Él ya estaba siendo atendido cuando yo llegué, así que tuve que aguardar por mi turno.
Una vez que él, habiéndose hecho a un lado y en el mostrador acomodaba un gran paquete de hojas multicolores, la mujer a cargo me atendió; y de los cuadernos que llevaba comencé a indicarle las fotocopias que necesitaba, principalmente de problemas matemáticos, físicos y químicos. Y mientras la encargada realizaba su labor, yo estaba a punto de pedirle orientación cuando él le preguntó.
— Paty, ¿cuánto es lo que debo?
Con velocidad, me olvidé de todo para girar mi rostro hacia él. Su acento extranjero hubo llamado mi atención; pero al toparme con su perfecto y sonriente perfil, éste me robó el aliento. Y la curiosidad de mirarlo de frente, en mí surgió; entonces, inconsciente e insistente, busqué mi objetivo sin importarme la molestia que pudiera ocasionar en mi vecino el cual, seguidamente de extender un billete, todo él se giró hacia mí para preguntarme:
— Eres nuevo ingreso, ¿verdad?
Tragada mi saliva, me aclaré la garganta y le dije: — Sí.
— Me lo imaginé — respondió increíblemente sonriente; y de las copias que había solicitado tomó una y me la entregó informándome: — Soy fundador y capitán del equipo de Polo; y como tal, mi función consiste en visitar mañana a los alumnos de nuevo ingreso para hacerles la invitación a formar parte. ¿Te interesaría?
— Yo... — primero tartamudeé; consiguientemente le informé de mi sentir por ciertos seres: — temo a los caballos.
— Entiendo; y es una pena.
¡Juro que lo que vi en ese instante, no lo soñé, pero su rostro había mostrado un dejo de desilusión! Por ende, yo me apresuré a decir:
— ¡Pero sí sé montarlos!
Mis ojos se pegaron en sus sonrientes labios, y de ellos leí y oí:
— ¿Te gustaría venir a hacer una prueba?
Mi voz reveló el nerviosismo que crecía en mí al pedirle corroboración:
— ¿Hoy?
Terry miró su reloj de pulsera y me contestó.
— A las cinco en el hípico municipal.
Faltaba una eterna hora para volver a verle; y aún así le contesté.
— Sin falta ahí estaré.
La sonrisa abierta que en aquél ayer él me dedicó, me dejó viendo los hermosos chiquillos que juntos tendríamos en un futuro. Pero, mi lela había sido mucha que se me olvidó preguntarle su nombre cuando no le vi más a mi lado. Por supuesto, a la mujer que seguía sacando mis copias le pregunté:
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Tu lugar es a mi lado
Fanfic(Mayo 2013) En un escenario juvenil los siempre protagonistas se confrontarán a las consecuencias de los arrebatos de su edad. ESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO.