Capítulo EPÍLOGO

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La pastelería "Annie", a pesar de ser el local más pequeño entre los demás que conformaban una mediana plaza comercial, era el establecimiento más visitado. Desde las seis de la mañana que abría al público hasta las dos de la tarde que cerraba, durante esas horas, un constante campanear sonaba cada que alguien entraba por la puerta principal recibiendo inmediatamente a los clientes con una linda sonrisa y un amable saludo: empleadas jovencitas, principalmente estudiantes, quienes yacían paradas detrás del mostrador que de sólo mirarlo ¡todo lo que contenía se antojaba llevar! porque el espacio del lugar no se prestaba para consumirlo ahí.

Galletas, pastelillos, baguetes, empanadas, donas y pasteles era su rico surtido, no pudiéndose decir lo que más se prefería ya que todo lo que se preparaba a lo largo del día, se vendía debido al delicioso sabor que la dueña, asociada con su pareja y también padre de su hijo, en la cocina le ponía y exigía mientras supervisaba a sus trabajadores; estando al frente de la caja, ella: una hermosa rubia de juguetones espirales y con un largo hasta los hombros, y que como las demás, con cortesía atendía. Pero...

Aprovechando que en la mano del último cliente hubo puesto su respectivo cambio, llamando a una empleada le encargó su lugar de trabajo ya que el sanitario se tenía en mente el ir a buscar contando que con esa, era la cuarta vez en cincuenta minutos que lo visitaba. Otros diez más y su turno terminaba; así que tomando su bolso se dirigió al baño y después buscaría la puerta de salida habiendo anunciado antes que se iba; pidiéndosele encarecidamente tener mucho cuidado ya que afuera la lluvia llevaba nacionalmente dos días sin cesar.

Agarrado del perchero un abrigo impermeable, al estar afuera y sobre la banqueta se usó. Y subiéndose el gorro, la mujer miró hacia tres puntos cardinales; pero al notar una ausencia, comenzó a caminar hacia el sur siendo seguida por un auto que hubo yacido parado sobre la avenida.

Desde hacía una semana, la había encontrado. Él visitaba otro local de esa misma plaza; y al estar aguardando para ser atendido, un café se le ofreció; y para acompañarlo un rico panecito que se había adquirido de la repostería vecina. La delicia que probara y la recomendación de contar con una extensa variedad de postres le hicieron visitarlo. A él, quien de momento no la reconoció sino hasta que habló, no le atendió; porque antes de llegar su turno, la cajera recibió una llamada telefónica en su celular y tuvo que abandonar su puesto para ir a atenderlo perdiéndose así la posibilidad de intercambiar palabras ya que hacía varios años que habían perdido contacto y él, tenía cosas qué preguntarle. Sin embargo, ahora que había dado con su paradero, a escondidas empezó a frecuentarle y seguirle teniendo ya consigo: la hora exacta que salía, quién iba por ella y el camino que tomaban. Por eso desde el interior de su auto y a metros de distancia debido a que su vehículo no lo conocía, la observaba como justo lo hacía en ese momento.

Habiéndose puesto en marcha en el instante que la vio salir del establecimiento, la fue persiguiendo por varios metros. Al arribar a la esquina, ella se detuvo y él también esperanzado que ese día lluvioso fuera la oportunidad de hablarle al darle alcance aprovechando que su acompañante no se veía por ningún lado.

Animado, el conductor guió su carro al interior del estacionamiento. No obstante al ver que ella se disponía a cruzar la avenida regresó por su camino para nuevamente seguirla, notando cuando la mujer se llevaba una mano a su vientre; pero que al llegar al otro extremo, de un poste se apoyó quejándose.

Pasado ese breve dolor ella continuó sus pasos; más recorridos unos cuantos, otra vez se paró. Él también, teniendo todas las serias intenciones de bajarse y correr a su lado para ayudarle porque no sólo volvía a quejarse de su malestar sino que se inclinó. Y estaba a punto de hacerlo cuando, a toda prisa y sofocado, de frente, un hombre apareció llegando a ella y preguntándole lo que era obvio:

Tu lugar es a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora