11. Cercanía Peligrosa

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Habían muchas cosas que para Adrien jamás dejaron de ser confusas.

Cómo es que su padre no demostró emoción alguna cuando su madre falleció. Solo distanciamiento hacia él, su hijo.

Cómo es que Nino y él se hicieron los mejores amigos cuando solo se  peleaban por cualquier cosa de niños.

Cómo es que su padre nunca intervino cuando él se marchaba de la casa rápidamente.

Y ahora, cómo es que el canto de sirena no lo hipnotizaba y como una chica como Marinette se lanzaba a auxiliarlo.

Hirió a varias de aquellas criaturas y lo sujetó del brazo hasta jalarlo devuelta a la cubierta. Su aterrizaje no fue el mejor, y Marinette cayó encima de él. Abrió los ojos como platos.

- Si te soy sincero, no me incomodaría estar así en otra ocasión que no fuera esta- dijo provocando un fuerte sonrojo en la azabache.

- Idiota- le escuchó murmurar a lo que él sonrió.

- Solo lindo bonita, solo la verdad- le contestó y corrió al timón. Marinette se amarró la cuerda a la cintura de nuevo, apretándola más, y se lanzó a pesar de los gritos de protesta de Adrien.

Logró atinarle con su espada a varios de esos seres que siempre creyó buenos, pero no logró escapar del aruñazo en el pecho que uno de esos le dió.

Se mordió la lengua ahogando el grito. La ropa estaba levemente rasgada, solo se notaban las líneas donde sus uñas habían traspasado, y el rojo le teñía la piel.

El barco se movió, y Adrien disparó varias veces hacia las sirenas, despertando del hechizo a sus compañeros que lo ayudaron.

Mientras, Marinette observaba extrañada como una sirena parecía estudiarla. Desde un inicio, esa había permanecido calmada, sin atacar, en su bella forma física. Eso fue lo que hizo que la azabache dejara de atacar aunque otra sirena se le lanzara encima.

La sirena se le acercó, penetrando su mirada en los ojos azules de la joven. Luego, miró sus piernas y lanzó una risotada al aire.

- Así que es verdad...- murmuró sonriente. Curiosamente, todos los gritos del caos no llegaban hacia ellas dos.

- ¿Por qué tu..um, no..no no te transformas?- hizo un juego con sus manos para darse a entender.

La sirena no le respondió, en cambio, le sonrió y se hundió. Marinette quedó estupefacta ante tal escena. Subió a la cubierta y se desamarró la cuerda. De pronto, desde el océano, se escuchó el grito más agudo y escándaloso que cualquiera de los tripulantes hayan oído en sus vidas.

Se taparon las orejas con fuerzas, pero Marinette siguió inmóvil, como si el grito fuera sordo a sus oídos. El barco se dejó de mover, y todas las sirenas se retiraron. En ese instante, Kim se desmayó.

Iván lo llevó a una de las hamacas mientras que Max ayudaba a Nathaniel a recobrar el ritmo de la respiración.

Adrien la miró expresando prepcupación en sus ojos.

- ¿Qué te pasó?- Nino abrió grande los ojos. Marinette observó su pecho pintado de un rojo intenso, pero se le congeló la sangre.

Los rasguños que le hizo la sirena no se encontraban. Su piel estaba perfecta, como si nada le hubiera pasado.

- Tenía una herida pero ya no está- mencionó como si nada. Adrien y Nino intercambiaron miradas.

- Que extraño, bueno, Nino sácanos de aquí. Aún no estamos seguros- dijo Adrien. El rubio se fue a su camarote con la peliazul detrás suyo.

- ¿Pasa algo?- le preguntó bajando las escaleras.

- Un gracias no estaría mal- habló impotente. Escuchó una risa en respuesta.

- ¿Y por qué?- preguntó. Marinette infló sus cachetes.

- ¡Te he salvado la vida y no has dicho nada! Sin contar la vez que te salvé de aquel pirata-

- Esa vez fue pura suerte, y en todas las veces tenía todo controlado-

- ¡Eres un idiota! ¿tanto ego tienes para no dar crédito a que una mujer te salvó? Ahy perdóname, "niña" según tú- hizo comillas con sus dedos y Adrien paró sus pasos.

- ¿Por qué nunca dejas de ser un dolor de cabeza?-

- Se que te importa un bledo mi presencia en este lugar, pero sería mejor si fueras más cordial. Eres un ingrato capitán- las últimas palabras salieron de manera involuntaria de su boca, y Adrien no lo tomó de la mejor manera.

Sin medir su fuerza, agarró a Marinette del cuello de su camiseta y la pegó contra la pared. Sus pies estaban a unos pocos metros de distancia contra el suelo, su respiración cesó y lo miró entre aterrada y molesta a los ojos. No quería dejarse intimidar.

- A ver niña, no tienes ni idea de lo que es estar al mando de una tripulación ni enfrentarse inesperadamente a otros navíos. Nunca has tenido este tipo de responsabilidad. Y yo soy un pirata, así que amabilidad es lo que menos deberías pedirme, y no te lo digo porque me importen tus palabras, sino porque ya se están volviendo desesperantes, de modo que debes aprender a cerrar la boca- ella le retó con la mirada y él la soltó.

- Eres bueno con tus amigos pero ¿no puedes intentar serlo conmigo? He hecho de todo para que me aceptes aquí. Pero ya no tienes que preocuparte, no te molestaré más- dijo y siguió bajando para irse a su habitación.

Lágrimas iniciaron a rodar salvajemente por sus mejillas coloradas, por fortuna él no las vió. Lloraba no por tristeza, sino por rabia y frustración. No importara lo que ella hiciese, nunca era suficiente, ni en la tierra como en el mar.

Adrien la vió irse exasperada. Algo en su interior le gritaba que se disculpara por ser tan brusco con ella, una dama que se merecía el respeto de toda persona. Quería enmendar su ofensa, en especial con esa niña molesta pero hermosa en todo sentido. Lástima que su orgullo haya sido más grande que su corazón.

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Al fin he terminado. La verdad es que le he cambiado el final a este capitulo, pero era necesaria esta escena, por lo que nuestro personaje aparecerá en el siguiente.

Y perdon porque se q esta corto😱

Entonces... ¿lo disculpan a Adrien o se enojan por siempre con él? ¿Por que es asi con Mari?

Ahhhh... ya me estoy durmiendo.

Hasta el siguiente cap,
Miraculousteen

Navío al Rumbo /ADRINETTE/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora