20. Dudas

2.2K 206 33
                                    

Marinette observó estupefacta a la morena. Por suerte, las luces dentro de las lámparas de cristal lograban volver la silueta de Alya en la persona.

- ¿Canción de las sirenas? Eso es imposible, o estarás equivocada. Es una canción de cuna que mi madre solía contarme cuando era pequeña. Es sorprendete que pueda recordar la letra- la castaña río acercándose a la peliazul.

-No Marinette. Esa canción la reconocería donde fuera. Esa canción es mucho más vieja que los humanos. Podría terminar de cantártela para demostrártelo- dijo sin apartar la vista. La de cabellos azabaches la miraba atónita.

- P- pe- pero... ¿cómo la puedo saber? Dudo que mi madre hubiera tenido contacto con alguna sirena-

- Hasta yo lo dudo. Nosotras nunca nos acercamos a las costas pobladas. De modo que es imposible que haya hablado con una. ¿Y qué tal si, alguna vez que volvamos a París le preguntamos?-

- Oh- la chica juntó sus manos por detrás. - Ella murió hace varios años- mencionó sonriendo de lado. Era un tema que casi nunca tocaba.

- Lo siento, no tenía idea- se disculpó avergonzada la morena.

- No te preocupes, pasó hace mucho. Lamemtablemente, parece que no descifraremos esta duda- Alya se encogió de hombros.

- No importa- trató de quitarle importancia. - Yo me pasaré la noche nadando- informó antes de quitarse la ropa y lanzarse al agua. Marinette bajó hacia su habitación. Encontró a Adrien saliendo llendo a la suya.

- Hola- saludó y luego se arrepintió. No tenía mucho sentido hacerlo cuando ya se iba a dormir. Él la miró cansado.

- ¿Siempre te quedas hasta tarde allá? ¿Qué se supone que haces? Tampoco es que ser pirata conlleva a tener algún trabajo- rió apenas, tratando de borrarle su rostro serio.

- No es algo que te tenga que importar- dijo. Caminó hasta quedar a una corta distancia de ella. - Por el contrario, ¿estás bien aquí?- le preguntó. - Sabes que tan podrida está nuestra reputación y sigo sin entender por qué te has quedado-

- No lo sé- respondió sonrojada por la poca separación entre los dos.

- Además, aunque sea mi tripulación, siguen siendo todos hombres... y no es mi deseo que le hagan daño a una mujer- dijo sin parpadear. Acercó sus labios su oreja, casi rozándola.

- ¿Estás buscando problemas? Tu bonito rostro no es de mucha ayuda aquí- susurró. Marinette mordió su labio inferior.

- ¿Cómo estás tan a gusto aquí? ¿Qué te mantiene aquí? Las condiciones de este barco horrorizarían a cualquier mujer- musitó sin quitarle la vista a los ojos zafiro de la muchacha, quien estaba muda.

- Eres extraña- concluyó con una sonrisa burlona. Marinette rodó los ojos.

- Lo sé, me lo dicen a menudo... - reflexionó sus palabras. - o lo decían - se corrigió.

- ¿Eras de la clase baja cierto?- preguntó el rubio alejándose un poco, pero sin despegar su mano de la pared, acorralando con su brazo la cabeza de la peliazul. Ella puso los ojos en blanco.

- ¿En serio lo preguntas? Sí, lo era. Pensé que estaba más que claro-

- Solo era para asegurarlo- sonrió Adrien. - ¿Y nadie te miraba mal por usar esa vestimenta?-

- Para mi no era un inconveniente. Trabajar en el puerto implica suciedad, y tener que asegurar que un vestido no se ensucie era molesto. Los usaba solo para el trabajo- se explicó.

- Que aburrido suena- dijo Adrien.

- Tenía que vivir de algo. Lo normal no es robar- contestó Marinette haciendo énfasis en la última palabra. El chico puso una mano sobre su pecho.

Navío al Rumbo /ADRINETTE/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora