14. Ideas Desentendidas

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Marinette fue a su pequeña habitación y se tiró en la cama quitándose sus botas desgastadas. Minutos después de comprobar que no podía dormir, decidió terminar el conjunto de ropa que iba a ser para Iván.

Desde que había conseguido las telas en España se había dedicado a crear más ropa para sus conpañeros tripulantes, y lo disfrutaba. Ser esforzó para que quedaran bien hechas, y ya le faltaba poco para terminar.

Sin embargo, quería ver a Alya. La sirena había sido muy simpática y se sintió avergonzada por abandonar el baño por el necio de Adrien.

Se quitó y los zapatos y, en puntas, se dirigió al cuarto de Nino. Sabía que era de noche, las olas movían el barco pero no demasiado, y tenía que parar para equilibrarse.

El cuarto del moreno quedaba cerca del camarote de Adrien, y no quería despertar a nadie. Abrió la puerta lentamente, entró con cuidado. Para su sorpresa, no había rastro de Nino. Eso la preocupó más. Entró al baño y ahí encontró a Nino dormido encima del inodoro y a Alya en la bañera.

Sonrió al verlos. Claramente debieron haberse quedado conversando hasta dormirse. La peliazul se iba a ir, pero un detalle se lo impidió. El agua de la bañera era, obviamente, transparente y dislumbró dos piernas desnudas en vez de su cola naranja con toques amarillos en los bordes.

No gritó ni dijo media palabra. En reacción a la sorpresa, sus ojos vieron borroso por pocos segundos, y caminó para atrás tropezándose con una toalla en el piso. Se cayó golpeándose con la puerta.

El ruido los despertó a ambos. Nino se puso en guardia, abriendo los ojos como loco, pero se tranquilizó al ver a la azabache quejándose de dolor en el piso en vez de otro pirata.

- ¿Qué haces aquí?- preguntó vostezando. La ayudó a pararse.
- ¿Estás bien?-

- Si- respondió. Luego señaló a la sirena. - Mírala. No tiene su cola- dijo. Ambos morenos miraron a las piernas de la morena. Esta gritó tan fuerte que despertó a la tripulación entera.

Adrien fue directo donde Nino, y mandó al resto a seguir durmiendo hasta que saliera el sol.

- ¿Qué sucede?- preguntó un poco malhumorado por el sueño. Se encontraba nada más en pantalones, con su torso bien formado al aire libre.

Al verlo en ese estado, Marinette se sonrojo bastante y se quedó mirando a Alya.

- ¡N- n- no t-tengo mi cola!- dijo. Adrien solo miró las piernas y se sorprendió. Luego lo miró a Nino, que evitaba mirarla.

- Marinette, ¿podrías ponerle algo a Alya?- le preguntó saliendo del baño. La azabache corrió a su cuarto torpemente. Al volver, traía unos pantalones cortos color caqui y una camiseta.

Entró al baño y, ayudó a Alya ponerse pie, ya que ella no podía sola. La secó y le puso los pantalones, luego una camiseta roja vieja.

Salió agarrándola lo mejor que podía y la dejó en la cama. Los cuatro se quedaron callados.

- ¿Y ahora?- preguntó Nino rompiendo el silencio.

- Esto es raro, muy raro. Nunca me habían dicho que una sirena podía tener piernas. ¿Cómo es esto posible?-

- Si tú no sabes peor nosotros- respondió Adrien.

- ¿Talvez porque no estás en el mar?- dijo Marinette. Alya lo consideró.

- Puede ser... el agua del baño no es salada ni del océano. Talvez sea cierto. Aunque no me siento mal, así que no tengo que volver- dijo.

- Solo tienes que aprender a caminar- dijo Nino sonriente. - En eso te puedo ayudar- ofreció rascándose la nuca.

Navío al Rumbo /ADRINETTE/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora