Toda la tripulación estaba reunida en el gran comedor frente a la diminuta cocina. Muy pocos ya habían bebido y solo lanzaban risotadas al aire, los demás hablaban o formulaban chistes. Aunque el verdadero punto de la reunión era para festejar de la primera hazaña de su nuevo integrante.
Marinette se sentía cómoda entre todos los piratas, nunca había tenido tantos amigos, solo dos, Chloe y Sabrina.
A la medianoche, se retiró a su habitación para descansar todo lo que podía y levantarse temprano. Pero se quedó dormida. Cuando subió, todos estaban haciendo algo productivo, y no tenía pista del paradero de Adrien.
Antes de que le preguntara a alguien sobre su capitán, este bajó deslizándose en una cuerda atada al mástil.
En todos los días que había pasado en el barco, notó y estableció que Adrien solo era uno más, ya que nunca vestía de una manera diferente a la de sus amigos, lo que le pareció tierno.
- Supongo que no recordaste lo que era levantarse temprano pero no importa, si tanto querías evitar esta clase me lo hubieras dicho- habló alejándose.
- ¡No no no! Lo siento, me quedé dormida porque me quedé despierta muy tarde- se excusó rápidamente. Alzó la mirada justo a tiempo ya que el rubio le había lanzado una espada.
- Muy bien, entonces pelea- dijo al momento que la comenzó a atacar.
Marinette inició esquivando todos los ataques lo más rápido que su cuerpo le permitía. Sus manos movían de manera torpe su espada y solo logró atinarle a un ataque con eso.
- ¿Qué esperas para usarla?- preguntó entonando una hermosa sonrisa.
- Espera, no... pue- e- no pudo terminar la oración. Adrien la estaba haciendo retroceder, vió una gota de sudor caer al suelo.
Los demás estaba colgados en los obenques. Riendo levemente por la reacción de la joven.
En su último ataque, Adrien le quitó la espada a Marinette botándola, apuntándole la suya al pecho. Ella estaba al borde de la cubierta.
- De esa manera conseguirás que te maten- concluyó entregándole la espada volviendo al lugar de inicio.
- ¡Hey! N- n- no es justo. No sé nada sobre... esto- reclamó. Adrien guardó la suya y se paró detrás de Marinette al momento que los demás bajaban a sus cuartos.
La peliazul sintió escalofríos subir por su espalda cuando el rubio le tomó con etéreo cuidado las manos y pegó su cuerpo al de ella.
- Primero- respiró en su oído. - La coges así, no de un puño- la cogió en su mano para mostrarle a la joven, que asintió aturdida.
- Segundo, nunca le quites los ojos de encima a tu oponente ni a sus ataques, cuando levante de esta manera su espada en su ataque...- se alejó para alivio y decepción de ella y le mostró el tipo de ataque
- tienes la oportunidad de atravesarle toda la punta hasta el filo de la espada. Si ves que no muere rápido, hazlo de nuevo, porque ellos aprovecharán cualquier momento para matarte- explicó señalándole las partes de la espada.Marinette asintió tratando de no mostrar su inseguridad. En ocasiones ni ella misma se entendía, pero dudaba sobre el hecho de quitarle la vida a alguien. Los hombres que vivían en ese barco (de color muy oscuro para ella) lo habían hecho repetidas veces sin titubear, pero ese era su único miedo.
- No dudes- irrumpió Adrien. Le devolvió la vista. Sus ojos esmeraldas se volvieron intimidantes.
- Si dudas, te lamentarás y terminarás por arrepentirte, y según tu, el único sueño que tenías era ser parte de esto, y si es demasiado para ti, déjalo. La verdad, no me importa- Adrien sintió un rápido dolor en su frente, claro que si le importaba. ¿Por qué? Agitó su cabeza y volvió al timón sin decir una palabra más.
Marinette bajó con la espada a su cuarto. Decidió que coser le distraería la mente. Ya en su cama notó algo. Desde que se había trepado y zarpado en ese barco, su pasión por el mar había disminuido. No como si ya no le gustara, porque le encantaba, pero era como si su cuerpo sintiera la enorme aproximidad con la masa de agua.
Como si supiera que con solo saltar quedaría empapada. En París, era obligatorio para ella ir todos los días al puerto, o a la playa, ya que tolerar la distancia era un suplicio. Por el contrario, con solo poder mirar al mar, se sentía más que satisfecha.
Sin embargo, desde su inicio como marinera, su cuerpo no tenía esa necesidad, ya que el mar estaba a pocos metros debajo de ella.
Sacó las telas e inició haciendo pantalones, suplicando que les quedara a los demás lo que ella hiciera.
***
- ¿Por qué tengo un amigo idiota?- preguntó Nino mirando al techo. El rubio rodó los ojos.
- ¿Por qué eres tan grosero?-
- Porque eres estúpido. Pero ya no se puede hacer nada, viniste al mundo con ese defecto permanente- Adrien lo fulminó con la mirada.
- Quita los pies de mi escritorio- le ordenó. Nino bajó los pies de mala gana.
- Claro, desquítate- musitó.
- Va en serio, ¿crees que esté mal?-
- ¿De ser seco con Mari? Si-
- No hablaba de eso idiota, sino de ir directo al Nievo Continente- el moreno le puso cara de indiferencia.
- ¿Yo qué sé? No soy el capitán pero más inteligente que tú. Creo que nadie, a excepción de Max, tiene un cerebro tan grande ni saben escribir. Tampoco son estúpidos, pero te conocen desde hace años y te tienen plena confianza. Lo que decidas, ellos aceptan...- Nino se interrumpió de repente, haciendo que Adrien lo mire.
- ¿Qué pasa?- Nino lo miró y abrió grande los ojos.
- No puede ser...- susurró subiendo una mano a su pelo lentamente.
- ¿Qué? ¿¡qué!?- exclamó Adrien.
- ¡Te gusta Marinette!- gritó comenzando reír a carcajadas tirándose al suelo. El rostro preocupado de Adrien se evaporó en una fracción de segundo, reemplazándolo por un rostro de indiferencia.
Se quedó callado, viendo a su amigo revolcarse en el piso sentado en su escritorio.
- Si vas a hacer eso todo el día, hazlo en otro lado- habló perdiendo la paciencia.
Nino se paró sujetándose la barriga.
- Perdón, perdón- se disculpó sonriendo.
- ¿De donde sacas tantas tonterías? Empiezo a dudar si tu serás el de menos cerebro aquí-
- Vamos Adrien, tu NUNCA cuestionas tus decisiones- el rubio se encogió de hombros.
- Esto es diferente-
- Ajá, dijiste lo mismo cuando estábamos en aquella isla con los caníbales-
- Eso...- Adrien no encontró excusa.
- Di lo que quieras, yo sé que te gusta-
- No tienes porque decirlo. Soy el que menos le habla y más seriedad le pone, lo que no te niego es que es linda- Nino entrecerró los ojos.
- Es muy especial, algo en ella te tiene enganchado. Se que te gusta, y aunque los demás no se den cuenta, a mi no me puedes mentir- concluyó saliendo del camarote, llendó a su cuarto para dormir, dejando a un confuso Adrien solo.
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Navío al Rumbo /ADRINETTE/
FanficAU piratas. Los únicos miraculous que existen son los de Ladybug y Chat Noir, los aretes y el anillo. Descripción adentro.