Capitulo 59

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Mientras íbamos caminando por el pasillo para llegar a nuestra clase me asomaba por las pequeñas ventanitas de las puertas, buscando a Daniel, pero este jamás apareció.

-Hey, Christian, es aquí.- Murmuró Lana, yo me había pasado un salón, no estaba concentrada ese día.

-Oh, si, gracias.- Ambas entramos en el salón, el profesor estaba aclarando algo con un alumno así que pasamos desapercibidas y ocupamos nuestros lugares, en las últimas filas, en el salón se encontraba Darla, la unineuronada invisible, la cual se notaba un poco preocupada, pero no podía saber si era porque sabía qué tramaba Shirley o porque su manicura se había dañado.

-¿Ya sabes que u.. aras en la fiesta de hoy?.- Me preguntó Lana, que estaba sentada a mi lado, su habla estaba mejorando, pero aún no estaba tan bien.

-No es como que me importe mucho, Lana, solo quiero ir para obedecer a Tyler e intentar obtener esa "fuerza interna".

-¿Tus padres no te la dieron ya?

-Sí, pero no, es complicado, aún necesito obtenerla yo, no tengo que depender de nadie...- Por la puerta del salón entró un chico misterioso, no se le veía la cara, en verdad esperaba que fuera Daniel, cuando se giró me llevé una decepción.

-Nena, no creo que Daniel venga hoy...- Dijo Lana al ver mi expresión. Yo solo le sonreí de lado, decepcionada.

La clase comenzó normal, saque un cuaderno y puse la fecha, pero fue lo único que logre escribir, solo podía concentrarme en mis pensamientos, en Daniel, en Shirley, en que muchos estaban en peligro por mi culpa.

-¿Que me puede decir usted, señorita Storm?.- Preguntó el profesor y logró sacarme de mis pensamientos.

-Eh... sí, está bien, concuerdo completamente.

El salón me volteo a ver con una expresión horrorizada.

-¿Está usted de acuerdo con que a las personas que se inclinan a la villanía se les ha comprobado que tienen un número "especial" para marcar en sus victimas, o en sus posesiones ya que ese número está fuertemente cargado de energía negativa debido al pasado? No tiene sentido, Storm, debería poner más atención.

Y eso hice, el profesor mencionó un número, sesenta y dos, ese número había sido localizado en muchas victimas y lotes de varios crimínales, o simplemente personas que tienen perfiles psicopatas o "malos" lo prefieren, y normalmente en cajas con este numero suelen guardar sus posesiones.

Ahí estaba la solución.

La clase termino y guarde rápidamente mis útiles en mi bolsa.

-¡Lana, sé que le hizo Aspen al diario!

-¿Ah?.- Murmuró ella.

-El es un hombre malo, y, si la clase que acabamos de tener está en lo correcto, lo que el va a hacer está en la página 62 en el diario de los Difaglio.- Dije saliendo del salón.

***

Dentro del salón aún se encontraba a la que llamaban "invisible", sacó su móvil y llamó a la "abeja reina" de su grupo de amistades.

-Ella lo sabe.- Dijo ella colgándose su bolso.- No sé cómo lo averiguo tan pronto, Shir, el profesor tuvo que ver con esto, mencionó algo de un número... justo lo que nos contaste que tu padre hizo con el libro mágico, si, yo...- Pero la otra persona había cortado la línea.- De nada, supongo...-

Y Darla salió del aula.

***

-¿Traes el diario contigo?.- Me preguntó Lana mientras íbamos caminando hacia nuestros casilleros.

-No, está en casa, apenas llegue voy a revisarlo.

Lana y yo tuvimos que separarnos, nuestras clases así lo decidieron, en mi camino a mi clase de Cálculo decidí revisar mi celular, para ver si tenia algún mensaje o algo de Daniel, pero mi buzón estaba vacío, bloquee el celular y seguí mi camino, pensando qué tal vez, con lo que había pasado anoche, el había dejado de amarme.

El día pasó normal, pero aún no había rastro de Daniel, al marcar a su celular mandaba automáticamente al buzón de voz, ya no sé si marcaba tantas veces para ver si en alguna de ellas el resultado cambiaba o simplemente para escuchar su contestadora.

-¿Te vas a casa ya?.- Preguntó Lana sacando algunos libros de su casillero para meterlos a su mochila.

-Sí, tengo que averiguar lo qué pasó con el diario.-

-¿Segura que no quieres que te acompañe? La última clase no me importa mucho...

-No.- Respondí secamente.- Lana, estoy bien, ve a tu clase.- El timbre sonó cuando finalice mi frase.

-Me avisas cuando llegues a casa, Christian.- Me regaló un beso de despedida y se fue a su clase.

Para salir de la escuela tenía que pasar por la dirección.

-Lamentamos esta decisión tomada, señor Castellan.- Logre escuchar, entonces decidí quedarme junto a la puerta para intentar escuchar más, ahí dentro estaba mi Daniel..

-No fue algo en lo que tuviera palabra, señor Director, tengo que irme de esta ciudad lo más pronto posible.

Y fueron esas palabras las que dispararon todo en mi, no podía permitir ni soportar que se fuera.

-¡No!.- Entre gritando a la oficina.- Daniel, no puedes... no puedes irte.

-¿Christian?.- Preguntaron el director y Daniel al unísono.

-Con permiso.- Dijo Daniel antes de salir rápidamente de la oficina.

Me quede congelada unos segundos para después ir tras el.

-¡Daniel espera!.- Grite, pero el no tenía intenciones de parar su camino.

-¡Me prometiste que jamás me dejarías sola!.- Daniel estaba abriendo la puerta de la escuela, pero no la atravesó, se quedó ahí, en el umbral.- Un Castellan jamás rompe una promesa ¿No es así?

Daniel dejó caer la cabeza.- Christian.- Dijo con voz casi inaudible.- No hagas esto más difícil...- Todo esto fue dándome la espalda, entonces yo decidí dar unos cuantos pasos hacia el, afuera estaba lloviendo, así que el clima estaba bastante frío.

-¿Hacer que? Daniel, si es sobre lo que dijimos anoche...

Daniel se giró sobre sus talones.- No tiene que ver con eso, Christian.

-Entonces.- Me erguí frente a el, imponiendo un poco de presencia.- Dime que me amas.

Logre ver cómo los ojos de Daniel se cristalizaron, colocó una mano temblorosa en mi mejilla.- No puedo.- Dijo con la voz quebrada antes de correr en la lluvia.

-¡Daniel! ¡Vuelve!.- Me adentre a la lluvia, sentía como las frías gotas caían sobre mi cuerpo y me quemaban cual pequeños palillos.- Te amo.- Murmuré quedándome ahí, parada, mirando a la nada.

Pero no podía perder más tiempo, tal vez si lograba acabar con Aspen, Daniel se quedaría y todo volvería a ser como antes, así que camine hasta el estacionamiento y entre en mi auto con un único proposito.

Encontrar lo que Aspen sabiamente oculto, y encontrarme a mí esta noche, sola, sin más perjudicados.

Prohibido EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora