CR1- Cuatro

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Era lunes, por lo cual Liam podía levantarse un poco tarde, así que como todos esos días durmió un par de horas más antes de que Duke entrará a la habitación y subirá a su cama, palmeando su rostro por comida.

—¡Buenos días papi! Duke tiene hambre— el pequeño castaño hizo un puchero y recargo su barbilla en el hombro de Liam. Viéndose como un cachorrito.

—Papi también tiene hambre— Liam sentó al niño en sus piernas al sentarse y le dio un besito en la nariz.

—¡Panqueques, papi hace panqueques los lunes!— Duke chilló rebotando, esa sonrisa tan radiante daba un vuelco en el corazón del mayor.

—Si bebé, lunes de panqueques— Liam se levantó de la cama colocando al niño en su cadera, entro al baño del pasillo y sentó a Duke aun lado del lavabo. —Papi tiene que lavarse los dientes.

Duke asintió.

Liam se dispuso a cepillarse los dientes, haciendo gestos graciosos para Duke a través del espejo con la espuma de la pasta. La risa juguetona del pequeño hacia eco en todo el baño, siguiéndole con la risa suave de Liam.

La casi mañana estuvo llena de risas y canciones del programa favorito de Duke, Liam ama hacer el desayuno. Pasar el tiempo con Duke lo llena de un sentimiento extraño pero confortable, lo hace mantener de pie y lleno de felicidad por su hijo.

—Aquí bebé— Liam corto un trozo de panqueque para Duke, se lo dio en la boca mientras el pequeño no apartaba los ojos del televisor.

El timbre sonó y Duke pidió ser liberado de su silla cuando Liam se levantó. Colocándolo en su cadera Liam salió de la cocina al pasillo, abrió la puerta encontrándose a Harry.

—Hola chicos— el rulozo saludo con esa sonrisa tan brillante como siempre, vistiendo un casual atuendo de colores que hacían lucir su bronceado.

—Pasa Harry— Liam se hizo a un lado, su amigo camino hasta la cocina donde el ruido del televisor provenía. —¿Quieres desayunar?

—Claro, sabes que tus panqueques son mis favoritos— dijo mirando como Duke volvía a su lugar.

Liam se movió por la cocina sirviendo dos panqueques en un plato y jugo de manzana en un vaso de cristal, el ojiverde agradeció dándole el primer bocado.

—Delicioso— gimió gustoso.

Liam soltó una risilla dedicándose a Duke, el pequeño aun no cortaba bien la comida y llevaba grandes bocados a la boca. Liam temía alguna vez que Duke se ahogara por eso.

—Liam— Harry dejo el tenedor y miro a su amigo un breve momento pensando en lo que Louis había platicado de la confesión de Zayn.

El conoció a Liam por Louis, fue una gran amistad lo que comenzó aquella noche en el club donde un castaño estaba ebrio y bailaba tan descarado a su novio. El creyó que Zayn era su amante de esa noche, más fue su sorpresa cuando Louis dijo que estaban comprometidos. Liam siempre fue gentil y simpático, la confianza que brotó instantáneamente fue impresionante.

Él y Liam se habían vuelto mejores amigos como Louis y Zayn se convirtieron, salían cada vez que podían, se divertían cuando uno de ellos tenía una pelea con su novio. Todo de ellos era tan especial, tan intimo que los secretos no existían. Jamás por la cabeza de Harry corrió la idea de Liam haciendo infiel a Zayn, el amor que se miraba a través de sus bonitos ojos era obvio, en la forma que hablaba del moreno y las risillas tontas al oír el nombre de su prometido.

La boda de Liam y Zayn fue pequeña e íntima, no fue ostentoso pero fue linda, Liam lucia fantástico y Harry juro ver la felicidad del chico. A veces tenía un poco de envidia del amor entre ellos dos, pero no deseaba el mal a su amigo, todo era tan mágico como un cuento de hadas.

Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora