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Liam abrió la puerta de su departamento en un bufido cansado, dejo el delgado suéter en el perchero aun lado de la puerta y camino hacia la sala buscando la presencia de su hijo. Karen lo miro desde el sillón individual con una taza de té humeante en sus manos, el castaño sonrio dejandosé caer en el sofá mas grande.

—¿Como estuvo el trabajó?— pregunto la mujer en su modo materno.

—Estuvo bien— Liam tiro la franela que estaba en el respaldo sobre él y bostezo, sorprendido por no ser recibido por el niño. —¿Y tú?

Karen se alzó de hombros dejando la taza en la mesa central y quito los pequeños lentos poniéndolos sobre el libro que estaba leyendo.

—Sigo con estas nauseas, comienzan ser molestas— Liam asintió desinteresado, mirando hacia el pasillo. —Quisiera hablar contigo.

—¿Donde esta Duke?

—En su habitación— suspiro la mujer. —Cariño, quisiera que me escuches.

—Dime— el castaño miró a su madre.

—Esta tarde Duke hizo un berrinche— Karen dijo. —Y no me gusto para nada esa actitud que tiene, Liam, debes dejar de consentir a tu hijo.

Las cejas de Liam se fruncieron.

—No entiendo.

—Yo se que Duke hizo que no cayeras en depresión después de tu divorcio con Zayn y me hizo feliz que fuera así. Pienso que tratas a Duke como un príncipe y lo haces caprichoso— la mujer miro la molestia reflejada en su hijo castaño.

—¿Estas diciendome como educar a mi hijo?— gruñó.

—No quería decírtelo antes porque te hacia feliz, pero ahora que Zayn vendrá puedo darme cuenta de lo que tratas de hacer.

—¿Y que es lo que trato de hacer?— Liam se alzó en su altura y cruzo los brazos.

—Sabes que Zayn le dará más de la cuenta y tu tienes miedo que Duke te deje, tu estas asegurando que no sea así consintiendo-lo el doble.

—No me gusta para nada esta conversación.

—Duke esta castigado en su habitación— Karen dijo sin una pizca de suavidad.

—¡Mamá!— Liam dejo a su madre en la sala, le dolía el corazón de imaginar a su niño triste en su habitación sin atención.

Abrió la puerta azul pastel buscando a Duke por todas partes, suspiro aliviado de encontrarlo metido en el castillo de sábanas en la esquina de la habitación.

—Bebé— Liam se arrodilló abriendo los brazos que Duke no tardo en salir corriendo y empujarse dentro, comenzó a lloriquear en el cuello de Liam y él sintió flaquearse, no recuerda la última vez que su hijo lloro.

—Papi— gimoteo el más pequeño, aferrándose al castaño.

Karen hizo una mueca, no estaba de acuerda con la forma que Liam trata al niño, él lo convertiría en un malcriado que lloraría por no tener lo que quiere. Duke comenzaba a crecer y si seguia así, entonces no habría remedio más adelante.

—Papi esta aquí— Liam le decía al oído mientras se mecía de un lado a otro.

—Duke tiene cuatro años, ya no deberías alzarla todo el tiempo— Liam le miro mal y Duke enredó las piernas en la cintura del hombre. —Vale, me voy de todos modos y piensa lo que te dije.

Karen le dio un beso en la mejilla y salió, Liam no hizo caso al sonido de la puerta principal abrirse y cerrarse, él quedo allí con su hijo en brazos. Tal vez si consentía a Duke, pero no podía evitarlo, era instinto hacerlo feliz y más ahora que tendría un hermano y no quería que su hijo se sintiera de lado por el nuevo bebé.

Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora