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Liam salió del baño en un cambio limpio y cómodo, seco su cabello con una toalla pequeña, acercándose a la maleta donde saco su peine comenzó a desenredar los nudos. Al terminar salió a la cocina donde Zayn preparaba una en salada sencilla, los ojos pardos del mismo se alzaron y le miraron por completo, y Liam nunca se había sentido más vulnerable que que ese día.

—Siento haberte molestado— murmuró avergonzado.

La sonrisa ladina que le dio el moreno hizo a su cuerpo tener escalofríos.

—Perfectamente dije que estaría al pendiente de cualquier cosa que necesitaras— Zayn metió los vegetales recién cortados en un tazón y revolvió, entre sus pestañas podía mirar la inseguridad y la timidez del castaño.

—Gracias, yo no sabía a dónde ir.

La expresión del más grande se suavizó en cuanto sus ojos miraron al castaño. —Liam, de verdad no es problema.

El ojimiel asintió levemente con la cabeza, apretando los labios antes de suspirar. El timbre sonó y él se levantó antes de que Zayn limpiara sus manos en un trapo.

—Yo iré— dijo saliendo al pasillo.

Recibió la comida a domicilio que Zayn pidió y regreso a la cocina, ayudo a calentarla un poco y servir la pasta en dos platos, mientras Zayn servía vino en dos copas. Ambos se sentaron en las sillas altas del mostrador, el moreno se dispuso a ver su móvil, seguramente revisar correos y demás, Liam permaneció en silencio.

Aun debatiendose sí era real o no estar sentado frente al hombre que mas amo en su vida, en una tranquilidad cómoda y cenando con vino. ¿Seria correcto preguntarle su gran duda? Ellos parecían tener una relación estable, la confianza se había perdido, pero ahora que volvieron a verse por el bien del niño de ambos, ¿seria correcto?

—¿Por qué no me lo dijiste?— pregunto sin pensarlo, susurrando en duda e inseguridad de que lo haya escuchado.

No había que ser un genio para saber a qué se refería, Zayn dejó lo que estaba haciendo para mirarlo atentamente.

—Me sentí tan traicionado el día que me diste la noticia, no pude pensar en otra cosa. No te dije sobre el examen porque no quería verme como un fracasado que ni siquiera podía darle una familia a mi esposo. Ahora ese error me costó cuatro años de la vida de Duke.

Los orbes castaños picaban por las lágrimas que se estaban acumulando. Algo en su interior se revolvió al escuchar la palabra esposo venir de los gruesos labios dentro de toda esa confesión.

—Duke es un buen niño, seguro entenderá y te dejará entrar a su vida.

Un agradable silencio se instaló entre ellos. Zayn mantuvo la mirada en Liam, mientras este se sumergió en sus pensamientos mirando un punto fijo.

—¿Liam? —El aludido parpadeó, saliendo de su mente, y miró interrogante al moreno. —¿Cómo fué que te enteraste tú?

Liam pasó su pequeña lengua por sus secos labios, antes de encogerse de hombros y responder. —Encontré unas pruebas de ADN donde la compatibilidad entre tu y Duke demostraba ser positiva. Al principio no entendía bien que sucedía, no sabia porque alguien dudaría que Duke era tu hijo y bueno, luego de gritarle a Harry quien fue mi sospecho que hizo las pruebas, me contó el secreto de nuestro divorcio.

No hubo más palabras, solo una cena en un aura que se volvió densa en sentimientos encontrados y un par de corazones rotos que esperan ser restaurados.

Liam termino su pasta y la poca ensalada que Zayn le había servido, bebió lo último de su cuarta copa de vino y se levanto, ofreciéndose a lavar los utensilios utilizados. Zayn quedo sentado allí mirando de reojo al castaño, los movimientos y el cabello húmedo que comenzaba a esponjarse.

Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora