CR1- Siete

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Liam acomodo a su pequeño dormilón en sus brazos, cubriéndolo con su saco manteniéndolo cálido. El que no estaba cálido, era Harry, estaba que expulsaba humo por las orejas y la rabia que se expresa en los ojos verdes le da miedo. La mujer de vestido ajustado, tenía rodeado a Louis por el cuello, riendo en su oido al compas de los demás hombres.

-Tranquilízate- Liam empujo su hombro en el brazo de su amigo, manteniendo el agarre en su hijo.

-¡Como quieres que me tranquilice, si esa zorra se come a mi esposo!- si, él iba a explotar pronto.

-Harry, Duke esta dormido- regaño, el niño se removió, pero pronto se acurruco en el cuello de su padre.

-Lo siento- el ojiverde tomo una respiración. -Vamos, te llevaré a casa- Harry lo llevo al vestíbulo del salon, tan tenso que el castaño lo sentía en el toque en su espalda.

-A Louis no le va gustar que te vayas, ¿por que no te quedas? Yo pediré un taxi.

-¡De ninguna manera!- cubrió su boca al ver que grito, Liam le miro mal. -Lo siento. No te dejare ir, hubieras aceptado que Niall te llevara.

-No iba a molestarlo, además, dijo que vivía del otro lado de la ciudad.

Harry rodó los ojos. -Tu siempre tan, tu.

Zayn se despidió de un socio y su esposa, deseándole buena noche en medio del vestíbulo. Gruño por las protestas de Harry, mirando como el hombre mas pequeño trataba de calmarlo. El moreno estaba cansado, lo único que quería es irse a su casa y dormir por todo el resto del fin de semana. Se escuchaba bien el plan.

Por suerte, Louis salio del salón con una mujer elegante. Pudo mirar la mandíbula apretada de Harry cuando se acerco a ellos, comprendiendo porque el enojo de este. No le tomo importancia, la mujer siempre fue coqueta con los hombres, llego hacer dueña de los celos de Liam, cuando hubo una pequeña cena y ella aprovecho cada momento para acercarse. Recuerda perfectamente, que esa noche Liam y él se revolcaron por toda la casa, solo para mostrarle al castaño que le pertenecia.

Habían quedado secos de tantas corridas y las sabanas quedaron con grandes manchas.

Cerdos cachondos

Sacudiendo la cabeza para alejar los recuerdos, dio un vistazo a Liam, la mirada que daba a su hijo dormido le prendia algo dentro de su corazón, como si tuviera ganas de abrazar al hombre desde atrás y envolverlo, mostrando que son suyos.

-¡Vete con esa mujerzuela!- Harry empujo al castaño ojiazul, el cuerpo rígido como un gato en amenaza.

-¡Harry!- Louis lo tomo por los brazos, tratando de controlar la furia que su esposo desato. -No grites, amor, puede escucharte y me meteras en problemas.

-¡Me vale un pepino, Tomlinson! Mejor que me escuche su esposo y se de cuenta el tipo de mujer que tiene- Liam retrocedió al mismo tiempo que Louis alejaba sus manos del rulozo, nadie podía tocar a Harry cuando estaba furioso.

-Demonios, Harry, tranquilízate- el ojiazul bufo, suspiro tirando de sus cabellos, no iba a discutir en plena velada donde todos comenzaban a mirarlos.

-Tu muy tranquilo, como esa ya te restregó los pechos, solo falto que te agarrara el pene- Harry boqueo por la respiración acelerada, giro su cuerpo hacia Liam de una manera tan aterradora que hizo saltar al hombre. -Lo siento Liam, pero no podré llevarte a casa.

El castaño mas pequeño de todos, nego rápido.

-No hay problema, tomaré un taxi

-Es peligroso ir en taxi a las dos de la madrugada y con un niño- Harry le dijo.

Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora