Bombón

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CAPÍTULO 3

(Diego)

Bombón

La estilista ya ha terminado de arreglarme el pelo y, con el trabajo hecho, sale de la habitación. Cuando abre la puerta, puedo escuchar a la gente que me espera, que grita mi nombre y canta mis canciones. Empiezo a notar esa sensación que aún no he aprendido a describir: no se puede decir que esté nervioso, pero es una euforia extraña.

Me limito a observar mi imagen en el espejo. Como cada vez que me preparan para salir ante el público, creo que se ha excedido un poco, pero sigo siendo yo. Mis ojos marrones, mi expresión pícara y mi pelo rubio oscuro, que cae ondulado a ambos lados de mi cara, tan natural como siempre. Me levanto del asiento y me miro en un espejo de cuerpo entero. Me gusta esta camiseta blanca y los vaqueros descoloridos, pero sé que tendré que cambiarme a la mitad del concierto.

Sin demorarme más, salgo de la sala de maquillaje, y en menos de un segundo me topo con Marc, mi manager.

- Diego, al fin te encuentro. – Me dice, llegando hasta mí. - ¿Cómo lo llevas? ¿Estás nervioso?

- Si dijera que no, mentiría.

- Tranquilo, este estreno va a ser un éxito. El tema Bombón es bailable y pegadizo, el espectáculo será impresionante, habéis hecho un gran trabajo con las coreografías, y el dúo con Natalia ya es de los más descargados.

- ¿Natalia ha llegado ya?

- Sí, pero está en los vestuarios. Luego la saludarás. Ahora ve con los bailarines y diles que vayan saliendo al escenario, yo iré a comprobar que el técnico de las luces se ha enterado bien de todo.

- Vale, de acuerdo.

Ahí están mis bailarines y bailarinas, todos ya listos para salir ante el público, charlando animadamente entre ellos, quizá nerviosos. Como coreógrafo, tengo que admitir que son geniales; casi todos me caen muy bien y nos solemos divertir como niños en los ensayos. Son responsables con el trabajo, pero siempre abiertos y agradables. A veces me pregunto si todo será igual cuando están con Miriam, la coreógrafa que se encarga de las canciones baladas, o si ese otro estilo de baile exige más concentración y seriedad.

- ¿Cómo va todo? – Me acerco a ellos y llamo su atención. - ¿Estáis preparados para un estreno inolvidable?

- Aún no he olvidado el último estreno. – Suspira Alicia, seguramente pensando en aquel accidente.

- Pero esta vez lo recordarás porque va a ser perfecto, no por un resbalón desafortunado.

- Aún me duele el culo cuando lo pienso.

- Hoy no va a ocurrir nada parecido, chicos, hoy tenemos que salir a darlo todo. – Les digo, aunque sé que siempre lo hacen. – Porque ya hemos triunfado, pero quieren mucho más.

- Esta noche vamos a dejar bocas abiertas. – Asegura Ana, mi bailarina principal.

- O cerradas, según se mire. – Añade Carlos.

- Esa es la actitud. – Dejo escapar una risita. – Entonces, ¿salimos ahí y hacemos que tiemble el escenario más que nunca? – Inquiero y ellos gritan “¡sí!”, “¡claro!”, “¡vamos allá!”. Paseo la mirada por todos ellos, y los veo bastante seguros y convencidos. – Pues venga, chicos. ¡Mucha mierda a todos!

Mis bailarines se alejan saltando, gritando, motivados, corriendo. Me encanta su entusiasmo. Esta euforia no se ha desvanecido aún cuando poco después Marc aparece por mi espalda.

- Diego, sales ya. – Me avisa dándome mi micrófono. – Buena suerte, chaval.

Rápidamente, Marc desaparece de mi lado. Tiene que estar pendiente de muchas cosas, y todo está yendo muy rápido. Yo respiro hondo un par de veces para mentalizarme, pero hay que empezar ya. Sin pensarlo más, aprieto fuerte el micrófono en mi mano izquierda y echo a correr. Atravieso el oscuro pasillo que lleva al escenario y al fin salgo ante la gente.

Si te enamoras, pierdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora