Capítulo 31:

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Tengo que aceptar que ese momento ha sido demasiado incómodo. ¿Casarnos? Digo, jamás lo había pensado pero... Mi mente está dando vueltas y vueltas y siento que me estoy mareando.

Justin me da una cálida sonrisa mientras nos subimos al auto. Se la devuelvo como puedo y me abrocho bien mi cinturón, al igual que el lo hace.

- ¿Te encuentras bien?

Me preguntá, lo miró.

- Algo pensativa, nada más que eso.

Le dije, el sonríe y se acerca para darme un suave beso en los labios que me dejan con las ganas de seguir besándolo.

- ¿Quieres ir a almorzar?

Me pregunta, yo sonreí, claro que sí. Moría del hambre, literalmente.

- Sí, cualquier lugar está bien.

Le dije, el sonrió y nuevamente se acercó para besarme en los labios.

{....}

Nos habíamos olvidado de qué me estaban buscando como desaparecida y en todos los restaurantes, negocios y tiendas aparecería mi foto en la puerta.

- Ven, ponte esto.

Justin dijo mientras buscaba algo en un bolso en la parte de atrás del auto.

Sacó un suéter negro, y unas gafas. Rápidamente supe que eran de el y sonreí. El se acomodó su camisa y me entregó el suéter y las gafas. Yo me los puse y me hice una trenza, algo diferente para por lo menos vería sí eso ayudaba en algo.

- Sigues viéndote más hermosa.

Me susurra en el oído mientras caminamos de la mano. Me eche a reír y el también.

- Iré a la mesa del fondo, te espero ahí.

Le dije, el asiente mirándome y yo me pongo de puntitas para besarlo en los labios. El sonríe y me da una pequeña palmada en mi trasero lo cual me hace reír y comienzo a caminar hacia la mesa tratando de ocultarme de las personas que podrían reconocerme. Esto es una mierda.

Veo a Justin mirar a su alrededores con sus manos en los bolsillos y con su ceño fruncido, se lame sus labios y eso me dan ganas de morir.

Baje mi cabeza para estar más cómoda y poder pensar en lo que habíamos hablado con el padre de Justin.

¿Casarme? No estaba en mis planes hace dos horas atrás. Pero, estaba dispuesta a hacerlo si Justin también lo estaba y sí eso en realidad iba a hacer algo.

- ¿Eres ______ Collins?

Un hombre de unos treinta me habló, yo fruncí mi ceño y mordí mi labio inferior. No, no podía descubrir quien era, no ahora. Busqué a Justin con la mirada y aún estaba en la fila.

- Disculpe, creo qué se está equivocando de persona.

Trate de sonar segura pero mi voz comenzó a sonar dudosa. El hombre frunció su ceño, pensando.

- Si, supongo, perdona.

El se disculpó y salió por la puerta principal.

Justin en ese momento venía caminando hacia la mesa con la comida, tenía una sonrisa en su preciosa cara.

El vio mi preocupación en los ojos y su sonrisa se borró.

- ¿Qué pasa?

Me preguntó.

- Justin, acaba de venir un hombre a preguntarme si era _____ Collins, le dije que no pero creo que era policía.

Le dije, el maldijo por lo bajó y frunció su ceño, sin mirarme.

- Tranquila, comeremos y luego veremos que hacer.

Dijo apretando mi mano, yo asentí y comenzamos a comer.

Sabía que Justin estaba preocupado, y obviamente yo también. Me sentía como una criminal siendo buscada por la policía.

Terminamos de comer, Justin botó lo que no queríamos y entrelazo nuestras manos para luego comenzar a caminar hacia la salida.

Ahí afuera estaban tres patrullas, los policías apuntando con armas a nosotros. No esto no debía de ser cierto.

Me agarré de Justin, el me presiono con su cuerpo.

- ¡Joven queda arrestado por secuestrar a la hija del empresario, ponga sus manos en donde las pueda ver!

Él policía gritó.

Yo ahogue un grito.

¡El no me secuestró, idiotas!

- ¡Esto es un mal entendido!

Les grité, Justin suspiró y me miró.

- Saldremos de esto, bebé.

Dijo y me dio un pequeño beso en los labios para luego poner sus manos en la cabeza.

- ¡No!

Grité cuando uno de los policías me agarró fuertemente del brazo separándome de Justin. Dos policías se encargaron de Justin quién lo esposaron.

- ¡Justin!

Le grité, ya con lágrimas bajando por mis mejillas. Él me miró.

- No llores, preciosa.

Alcancé a escuchar, una última mirada y lo metieron en una de las patrullas para luego rápidamente llevárselo.

- ¡Sueltame, idiota!

Le grité al policía.

- No, usted tiene que venir conmigo.

El dijo, y me metió en la otra patrulla.

Lloré.

Esto era un jodido mal entendido. Justin jamás me secuestro. Yo me fui por mi propia cuenta y no era justo que lo esposarán.

Acepta que nos enamoramos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora